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WASHINGTON.- El James Webb es el telescopio espacial más potente de la historia y será capaz de ver el universo más lejano para entender su origen. Tras despegar hace un mes, el pasado lunes encendió sus propulsores para colocarse en su destino final en la órbita alrededor del Sol, a casi 1.6 millones de kilómetros de la Tierra.

Durante este mes el telescopio no sólo se ha ido colocando en el espacio gravitatorio que le corresponde sino que ha ido desplegando con éxito tanto su enorme parasol como su ambicioso sistema de espejos que le permitirán observar como nunca antes el Universo.

La NASA explicó que la órbita en la que se ha colocado el James Webb permitirá «una visión amplia del cosmos en cualquier momento, así como la oportunidad de que la óptica de su telescopio y los instrumentos científicos se enfríen lo suficiente como para funcionar y realizar mediciones óptimas».

El próximo gran paso es la alineación de los espejos, la activación y puesta en servicio de los instrumentos de medición para «comenzar con los descubrimientos maravillosos y sorprendentes», recalcó la agencia espacial.

Este proceso de alineación llevará un periodo de tres meses, ya que los segmentos del espejo primario y secundario tendrán que ser sometidos a un proceso de ajuste por parte de los ingenieros para alinear la óptica del telescopio «con una precisión casi nanométrica».