Claudia Piñeiro. El tiempo de las moscas. Alfaguara. 408 pp.

Inés sale en libertad, después de quince años presa por haber asesinado a Charo, la amante de su ex marido. Se asocia con la única amiga que hizo dentro de la cárcel, la Manca, y ponen una empresa doble: ella se ocupa de hacer fumigaciones y su socia de investigar como detective privada. Una de sus clientas, la Señora Bonar, le propone un intercambio muy inquietante; la propuesta puede inclinar la balanza peligrosamente hacia el lado desfavorable. Pero también puede cambiarles la vida.

Rupi Kaur. Palabras para sanar. Seix Barral. Trad. Elvira Sastre. 320 pp.

La poeta canadiense reflexiona sobre poder curativo de las palabras y explica cómo el acto de escribir ha sido una experiencia catártica que la ayudó a sanar. En este viaje hacia una misma, nos propone una autoexploración consciente y liberadora a través de la escritura. Esta colección de ejercicios de escritura invita a explorar temas como el trauma, la pérdida, la angustia, el amor o la sanación convirtiéndose en una poderosa herramienta de creatividad y autoconocimiento.

Maram Al-Masri. Almas con pies desnudos. Círculo de poesía. Trad. María Guillermo y Encarna Castejón. 107 pp.

A través de su poesía, la autora siria invita al reencuentro entre Oriente y Occidente. Leemos mujer que, al hablar del tormento y el alivio, consigue que nos veamos reflejados en las risas que ocultan sus heridas. La magia de Maram es jugar con la ambivalencia entre la dulzura y la brutalidad, entre lo carnal y la metáfora. De ese círculo intimista surge una mujer nueva, armada con toda la fuerza y la combatividad que la poeta nos transmite.

Chiara Bottici. Anarcafeminismo. Ned. Trad. Sion Serra Lopes. 446 pp.

La tarea del feminismo actual no es alcanzar el poder sino subvertirlo. La filósofa italiana da cuenta de cómo el capitalismo necesitó inventar a la mujer para hacer un trabajo no asalariado por amor, al igual que necesitó esclavos que sólo el concepto de raza podía legitimar. Lo mismo que identidad racial, el dispositivo binario sexo/género que produce hombres y mujeres no es un dato natural sino una constitución cultural que Occidente globalizó.