No se trata aquí de hacer alguna crítica personal a la señora Xóchitl Gálvez, que ya bastante de ellas le han caído, que no del cielo, como resultado de su rápido encumbramiento en el horizonte conservador como la figura que se puede enfrentar a Morena, a López Obrador y a la Cuarta Transformación; todos juntos y uno por uno.  

Tampoco rebatir la imagen que de ella proyectan los medios de información, a la par que los intelectuales orgánicos heredados del viejo régimen; que en un “nado sincronizado” digno del oro olímpico, pretenden colocarla en el imaginario nacional como alguien surgida del pueblo y con una ideología progresista.

Mucho menos referirme a sus actuaciones dignas de un show mediático, ya sea como botarga que recrea la “era mesozoica”, como pedalista de “la vuelta a Francia” o “Prometeo encadenado” a una curul. Reconozco que más allá de que se le pueda acusar de frivolidad, es una política con carisma.

Cuando me refiero a ella como “efecto Fata Morgana”, lo que estoy insinuando es que su función es el de ser un “espejismo” que actúa como distractor y no permita ver la esencia del proyecto de nación de la oposición. Y como un extra, aparentar ser el personaje de un cuento de hadas.

Pero antes de profundizar en el tema, aclaremos lo que viene a ser el citado “efecto” en el medio ambiente. Es éste una ilusión óptica que se produce por una inversión de la temperatura, por la cual objetos que se encuentran en el horizonte, islas, acantilados o barcos, adquieren una apariencia alargada y elevada, que nos hace recordar “castillos de cuentos de hadas”. El nombre, de origen italiano, se traduce como “hada Morgana”, personaje que en la leyenda de Camelot era hermanastra del Rey Arturo y entre sus habilidades estaba la de cambiar de forma.

Pero vayamos a lo trascendente. Quién va a coordinar la elaboración del proyecto de nación del Frente Amplio por México y que aplicaría la señora Xóchitl, es un personaje muy conocido en el entorno de la globalización neoliberal, ni más ni menos que José Ángel Gurría Treviño.

A las habilidades que como economista neoliberal pudo demostrar este personaje, también conocido como “el ángel de la dependencia”, tanto como secretario de Hacienda de Ernesto Zedillo como en otras responsabilidades a nivel internacional, podemos agregar una muy personal. Cuando terminó su encargo como director de Nacional Financiera, a los 43 años y después de encabezar la institución por solo 11 meses, consiguió ser pensionado con más de 100 mil pesos mensuales, canonjía que disfruta desde hace 30 años.

No es posible encontrar un mejor representante de un pasado que la oposición pretende traer de regreso, que el señor Gurría.  A los efectos nocivos de la aplicación del modelo económico neoliberal que el impulsó, se agrega la política de saqueo de los bienes públicos, que también él aprovechó.

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El efecto Fata Morgana recibe su nombre del italiano “fata Morgana” (es decir: ‘hada Morgana’), en referencia a Morgan le Fay (‘el hada Morgan’), la hermanastra del rey Arturo, quien, según las leyendas artúricas, era un hada cambiante. Es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte ―como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo― adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a “castillos de cuentos de hadas”. La fata morgana más célebre es la que se produce en la costa meridional de Sicilia, en el estrecho de Mesina, entre Calabria y Sicilia.