En la recta final del gobierno federal de la 4T, quedarán incumplidas las promesas de saneamiento a Pemex, la autosuficiencia de producción y el fin de los gasolinazos; candil de la calle, oscuridad de su casa: en la opacidad, envío de cargamentos de combustible a Cuba

SALVADOR CANTO

A 85 años de que el entonces presidente Lázaro Cárdenas ordenó su nacionalización, la industria petrolera mexicana ha enfrentado altibajos que, luego de una prometida “administración de la abundancia” en tiempos de José López Portillo por el recién descubierto campo Cantarell en la sonda de Campeche, emprendió un declive ya imparable, como consecuencia de gestiones administrativas corruptas, malas decisiones en política energética y la incapacidad de prever el cambiante panorama internacional, que condujeron a una profunda crisis por el descenso de la producción y la creciente dependencia de las importaciones, de lo cual aún se ve lejana la salida, a pesar de que una de las promesas del candidato Andrés Manuel López Obrador fue, precisamente, alcanzar la autosuficiencia petrolera.

En ese contexto, causó sorpresa el descubrimiento, por una agencia informativa internacional, de que el gobierno de la Cuarta Tranformación estaría pagando con petróleo a Cuba el envío de cientos de médicos y especialistas distribuidos en distintos hospitales del país –entre ellos algunos establecidos en Quintana Roo–, principalmente adheridos al programa IMSS-Bienestar.

De acuerdo con el portal Diario de Cuba, existen altas sospechas de que así como en el año 2000 Venezuela, gobernada en ese entonces por Hugo Chávez, expandió sus exportaciones a la isla como parte de un acuerdo comercial bilateral para pagar con petróleo por los miles de médicos cubanos enviados a ese país, México estaría haciendo lo mismo en estos momentos, aunque el gobierno emanado del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha dicho que han sido solo “algunos cargamentos” por “razones humanitarias”.

Lo que se sabe es que, por lo menos, la administración de López Obrador habría enviado alrededor de dos millones de barriles de petróleo a Cuba en los últimos cuatro meses, convirtiéndose así en su segundo mayor proveedor de combustible, solo después de Venezuela e incluso por delante de Rusia.

Se trata de una situación realmente grave, dado que el mercado interno de México depende en gran medida de la importación de gasolina y la industria energética enfrenta graves carencias y por esa razón, no podemos darnos el lujo de aportar combustible, mediante “acuerdos” o “regalos solidarios” a naciones como mCuba o energía eléctrica a Belice, como se ha hecho desde hace mucho tiempo.

Medios cubanos sospechan intercambio con México

A raíz de que en agosto pasado la agencia de noticias Reuters diera a conocer que en el segundo trimestre del 2023 México superó a Rusia como proveedor clave de petróleo para la isla, medios cubanos han comenzado a sospechar de esa “buena relación” y más bien señalan que se podría tratar del pago por la aportación de médicos al gobierno de la Cuarta Transformación.

Afirman que, si bien México solo había enviado esporádicamente cargamentos a Cuba por razones humanitarias a principios de año, al aumentar la frecuencia y volumen de los traslados en los últimos cuatro meses, se considera que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador pudiera estar pagando con ello –como lo hizo años atrás Venezuela– por los más de 700 médicos recibidos hasta mayo de este año, en una operación poco transparente pero que formaría parte de la cacareada cooperación bilateral.

El Despertador de Quintana Roo pudo conocer que ya hay varios galenos cubanos establecidos en distintas clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social, enviados para reforzar el programa IMSS-Bienestar, que todavía tiene muchas carencias.

La información que difundió la agencia internacional de noticias que sustenta este reportaje está basada en un monitoreo de barcos tanqueros realizado desde julio pasado, en donde se establece un listado de embarcaciones con bandera cubana que han estado cargando combustible en Veracruz para ser trasladado a las refinerías de Cienfuegos y La Habana.

Posteriormente, Diario de Cuba amplió la información con datos del sitio de monitoreo naval Vessel Finder, en donde se evidencia que el buque Vilma salió de Cienfuegos el 23 de julio y desde entonces anduvo con su localizador apagado; sin embargo, se pudo verificar que ese mes estuvo en el citado complejo petroquímico de Veracruz.

Además, da cuenta de que el buque Bicentenario de Pemex ha realizado al menos cuatro viajes de México a Cuba hasta mediados de agosto de este 2023; en total, se habría suministrado a la nación antillana unos dos millones de barriles de crudo ligero.

Cuba es un país que casi siempre tiene escasez de combustible, por las duras sanciones económicas de Estados Unidos; además, su mayor proveedor de combustible es Venezuela, que ha tenido problemas de producción para sus necesidades internas y cuya industria petrolera ha sido también sancionada por Washington.

Refinería Dos Bocas: mucho ruido, pocas nueces

El 1 de julio del 2022 se inauguró, aún inconclusa, la refinería “Olmeca” en Dos Bocas, Tabasco, uno de los proyectos insignia de la actual administración; con base en el Plan de Negocios 2021-2025 de Petróleos Mexicanos (Pemex), se indicó que la refinería iniciaría operaciones regulares hasta este 2023 y apenas en vísperas del quinto informe de gobierno se anunció que pudo refinar su primer barril, de los 340 mil diarios de petróleo crudo que se contempla obtener.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) considera que la entrada en operación de dicha refinería es un paso en dirección contraria de lo que necesitan Pemex, el país y el mundo. Asimismo, sostiene que dicha obra se desarrolló con una planeación inadecuada, uso ineficiente de recursos públicos y en un contexto de opacidad que ponen en duda su viabilidad.

“Desde su concepción, el desarrollo del proyecto de Dos Bocas se ha caracterizado por la falta de planeación y opacidad: no cuenta con un análisis de costo-beneficio, las obras se iniciaron sin una manifestación de impacto ambiental, no se valoraron alternativas más eficientes para incrementar la producción de petrolíferos en el país. Además, no se conocen los verdaderos costos del proyecto”, afirmó en un comunicado el IMCO.

Añade que, como consecuencia de la mala planeación del proyecto, la construcción de la refinería ha enfrentado sobrecostos, pues la inversión prevista fue de alrededor de 160 mil millones de pesos –ocho mil millones de dólares, al momento de la proyección–; sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha reconocido un sobrecosto de entre tres y ocho mil millones de dólares, es decir, de 38% a 50% más que lo estipulado en el presupuesto original.

Y en ese contexto, a poco más de un año de haberse inaugurado, en el quinto informe presidencial que rindió en Campeche el 1 de septiembre pasado, el mandatario anunció que la refinería de Dos Bocas inició la producción de petrolíferos y aseguró que el plan es que el año próximo no se compre gasolinas ni diésel en el extranjero, para mantener “precios bajos de combustibles en beneficio de los consumidores”.

Soberanía energética, una utopía más

Durante el informe por su quinto año de gestión, el presidente aseguró también que a finales de este año debe quedar construida la planta coquizadora de la refinería de Tula, en Hidalgo, y en julio del año próximo la de Salina Cruz, en Oaxaca, lo que contribuirá a incrementar la producción local de gasolinas y bajar la del contaminante combustóleo.

Una planta coquizadora se encarga de recibir los residuos que quedan después de refinar petróleo crudo, los que se conocen como combustóleo. La planta lo que hace es refinarlo para convertirlo en más gasolina y diésel. Es decir, aprovecharlo aún más.

Estas dos obras, cuyo costo conjunto ronda unos 6 mil millones de dólares, más la rehabilitación de las seis refinerías locales que ya tenía Pemex y la nueva producción de Olmeca –dijo–, permitirán a México alcanzar la “soberanía energética”.

Sin embargo, expertos e incluso algunas fuentes dentro de Pemex tienen dudas sobre dicho plan, argumentando que aún hay obras que deben transitar un largo camino para llegar a producir localmente todos los combustibles que requiere el país y porque, es sabido, en varias ocasiones las metas han sido pospuestas sin explicaciones claras.

Por ejemplo, la propia refinería Dos Bocas todavía no produce combustible que sea apto para los vehículos que circulan en México, como son Magna, Premium o Diesel y por ende, la gasolina tiene que seguir siendo importada desde Estados Unidos.

Y es que las refinerías de Pemex en el país apenas procesan menos del 50% de su capacidad de 1.6 millón de barriles de petróleo por día (bpd), una cifra que, aunque está por encima de años previos, sigue muy distante de la meta del millón de barriles diarios.

Tanto el presidente como el director de la petrolera estatal, Octavio Oropeza, suelen decir que la producción de la refinería en Deer Park, Texas, adquirida por México en 2022, suma una importante cifra tanto a la capacidad total de refinación como en productos, pero esa planta vende principalmente sus productos al mercado estadounidense.

El mandatario, a quien le resta poco más de un año en el poder, ha asegurado insistentemente que México sólo importará unos 250,000 bpd de gasolinas a fines de este año y que el próximo dejará de hacerlo, porque el crudo producido por la estatal será refinado localmente.

No es la primera vez que el gobierno y Pemex han anunciado el fin de las importaciones de gasolinas y diésel con la promesa de producir en casa. Sin embargo, la petrolera sigue exportando alrededor de un millón de bpd –principalmente al mercado estadounidense– aprovechando especialmente cuando los precios petroleros se han disparado.

México importa 80% de gasolina que se consume

En los hechos, México importa cerca de 80% de su consumo de gasolinas y, de este monto, casi 90% proviene de Estados Unidos, que cuenta con la región más competitiva de refinación en el mundo.

Lo anterior debido a que, a pesar de que por los precios bajos del crudo a nivel internacional se vuelve más atractivo refinar el producto propio que venderlo, la competencia de la región gracias a la producción de Estados Unidos lleva a la decisión de continuar importando, ante los precios y la calidad de su producto.

Hoy en día Dos Bocas, que todavía no produce gasolina refinada, ni Deer Park que se encuentra en Houston, Texas, carecen de la capacidad de satisfacer el alto consumo de combustible en nuestro país.

Cabe recordar que, para hacerse de la totalidad de Deer Park, Pemex pagó en 2022 a Shell 600 millones de dólares por la participación de 50% que tenía, a pesar de que la refinería arrastraba una deuda de casi mil millones de dólares.

Desde el 2018, México importa 900 mil barriles diarios de gasolinas, lo que significa el 80% del consumo nacional, y el gobierno estima que la producción en Dos Bocas y la modernización de las seis refinerías existentes permitirán a Pemex dejar de exportar poco a poco para abastecer el consumo interno del combustible.

Sin embargo, la realidad es completamente distinta, en virtud de que en días pasados Pemex anunció que se analiza la posibilidad de seguir exportando crudo mexicano a Estados Unidos para alimentar dicha refinería en Texas, con lo que no se cambiaría en absoluto la situación. Y es que, al estar ubicada Deer Park en el país vecino, México seguirá importando y por lo tanto el precio del combustible seguirá tan alto como hasta ahora.

Candil de la calle, oscuridad de su casa

“No habrá gasolinazos en mi sexenio”, fue el discurso repetido una y otra vez por Andrés Manuel López Obrador desde la campaña electoral y hasta llegar a la Presidencia de México y, sin embargo, el precio de la gasolina durante los cinco años que van de su administración varía diariamente en todo el país.

Es decir, México lleva años padeciendo el alto costo de los derivados del petróleo, y paralelamente se sigue registrando la ordeña de ductos (huachicoleo) que es otra problemática que no se resolvió a pesar de las promesas de combatirlo hasta erradicarlo, pues incluso se ha agravado, al persistir la corrupción, la merma del producto en los traslados y otros factores.

En 2017, el último ‘gasolinazo’ del gobierno de Enrique Peña Nieto generó una inconformidad generalizada y dio pie a manifestaciones, paros carreteros, bloqueo de vialidades y transporte público.

Además, fue uno de los factores que contribuyeron al triunfo de López Obrador en 2018, quien en campaña ofreció quitar el impuesto IEPS (gravamen que se paga por la producción y venta o importación de gasolinas, alcoholes, cerveza y tabacos, entre otros bienes), lo cual no ha ocurrido hasta la fecha.

Es de recordarse que en cada ‘gasolinazo’ durante la gestión de su antecesor, AMLO difundía spots en contra del IEPS, y aliados a su movimiento como Gerardo Fernández Noroña convocaban a la desobediencia civil. En cambio, ahora, el hoy diputado federal con licencia calla, adula y se somete.

Cabe señalar que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que dirige Ricardo Sheffield Padilla, de manera recurrente ha informado en sus observaciones semanales sobre los costos de la gasolina regular, premium y diésel a nivel nacional, en las conferencias mañaneras del presidente, que Quintana Roo es una de las entidades donde se vende más caro el combustible.

Hasta el pasado viernes 8 de septiembre, el costo de la gasolina en Cancún oscilaba en promedio en 24.34 pesos la Premium, en 23.06 la Magna y 24.39 el Diesel, aunque en cada estación de servicio variaba por centavos.

Pemex, endeudado hasta el cuello

Son ya lejanos los tiempos en que la exportación de crudo llegó a ser la principal fuente de ingresos de divisas al país, por delante del turismo y las remesas remitidas por compatriotas desde el extranjero, podio cuyo orden se ha revertido por completo, e incluso en algunas estadísticas el petróleo ha llegado a ser rebasado por la industria automotriz.

Por si fuera poco, hoy Pemex es la empresa estatal de energía más endeudada del mundo, con 25 mil millones de dólares en deuda de corto plazo y cuatro mil millones de dólares en bonos que aún vencen en 2023, de acuerdo con un reciente informe de la calificadora Fitch.
Tras considerar que “Pemex plantea la mayor preocupación de vencimiento y liquidez” para el Estado mexicano, a causa de los miles de millones de dólares que le otorga de apoyo para pagos de su deuda financiera, la agencia recordó que la petrolera se convirtió en 2020 en el mayor “ángel caído” del mundo: un emisor cuya calificación desciende desde un grado de inversión a estatus de “basura”, por el que paga intereses más altos.

De hecho, el proyecto de Presupuesto de Pemex para 2024 considera una nueva aportación del Gobierno federal por 145 mil millones de pesos para el pago de su deuda, de acuerdo con el Paquete Económico 2024 recién entregado el pasado viernes al Congreso de la Unión por la Secretaría de Hacienda, un aumento de 123% respecto al apoyo de este año, que fue de 65 mil millones de pesos.

México, en sentido contrario al mundo

Por otra parte, a pesar de que desde hace algunos años existen proyectos para utilizar energías renovables, que son las que se obtienen a partir de fuentes naturales virtualmente inagotables y que no contaminan tanto, un rumbo tomado por muchas naciones que llevan años en la transición hacia las energías limpias, México va en contrasentido, pues

las autoridades no han querido apostarle a este tipo de desarrollo sustentable y tal pareciera que se está en contra del medio ambiente, que ha sido severamente afectado por el uso de energías fósiles que al quemarse liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que son los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático.

Ante todo esto, el gobierno federal continúa enfocado en impulsar el uso de petróleo para refinarlo en gasolina o, en su caso, que sean el principal motor de termoeléctricas como la Nachi Cocom de Yucatán, que sirve para dar energía eléctrica a Quintana Roo.

Por cierto, la Asociación Mexicana de Energía Renovable y Medio Ambiente A. C. (AMERMAAC) denunció en diciembre pasado que en la zona de Yucatán habría una gran cantidad de proyectos de energías renovables de gran envergadura detenidos a causa de demoras o falta de aprobación de trámites necesarios para iniciar con su construcción.

Se habla de que son alrededor de 20 proyectos que desde que inició la actual administración del gobierno federal permanecen en “stand by”, a la espera de autorizaciones y/o permisos de la CRE, CFE, Sener o Semarnat.

Industria automotriz evoluciona a tropiezos

Una de las aristas de la negativa de México a apostarle a las energías limpias, como lo están haciendo muchas otras naciones, es el difícil avance del mercado de automóviles eléctricos, que permite reducir el consumo de combustibles fósiles y las emisiones en el sector transporte, debido a la mayor eficiencia energética.

Como se recordará, la empresa Tesla de origen estadounidense con sede en Texas y liderada por Elon Musk, que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos, componentes para la propulsión de vehículos eléctricos, techos solares, instalaciones solares fotovoltaicas y baterías domésticas, anunció hace seis meses la construcción de su gigafactory en Santa Catarina, Nuevo León, pero hasta el momento la obra seguía sin avances, debido a la falta de permisos ambientales.

En los últimos años, en México ha crecido la demanda por adquirir vehículos ecológicos como también son conocidos los autos eléctricos, pero aún no es equivalente la instalación de estaciones públicas de recarga –también son denominadas electrolineras– o en domicilios particulares, en dado caso de que el dueño de la unidad así lo decida, aunque pierde su esencia de energía renovable porque para su uso requiere corriente eléctrica, según revelan páginas especializadas en este tema.

Los estados donde existen más electrolineras son la Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Estado de México, Guanajuato, Querétaro y Baja California; en el caso de Quintana Roo, según datos recientes de la Industria Nacional de Autopartes (INA), hay 47 estaciones, tres de ellas en Chetumal, cinco en Tulum y el resto distribuidas entre Cancún y Playa del Carmen.

Plataformas petroleras, en riesgo permanente

En los últimos años, diversas plataformas petroleras de México, como Pajaritos en Veracruz y Cantarell en Campeche, han sufrido percances como incendios y derrames de crudo.

Entre los accidentes más relevantes en plataformas de Pemex en este sexenio, destaca el registrado el 7 de julio de 2023 en Nohoch-Alfa, perteneciente al complejo Cantarell, ubicado en la Sonda de Campeche, en donde hubo una explosión donde murieron dos personas y una más se reportó como desaparecida, además de seis heridos. Dicho percance dejó una pérdida de producción diaria de 700 mil barriles de crudo ese día.

Otros accidentes registrados, en distintos puntos de la geografía del país en los últimos años son los siguientes:

El 18 de mayo de 2023 se registró un incendio en la refinería de Pemex ubicada en Salina Cruz, Oaxaca; en ese incidente no se registraron lesionados ni daños personales, según Pemex.

En febrero de 2023 hubo un incendio en el equipo E-10040 A de la Planta Combinada Maya de la Refinería Minatitlán de Pemex. Allí, tres trabajadores de Pemex perdieron la vida y dos resultaron lesionados.

Durante diciembre de 2022 se registró una explosión de un ducto de Pemex en la localidad de Xolostitla, municipio de Epazoyucan.

Para agosto de 2021 hubo una explosión en la plataforma Ku Alfa, parte del complejo Kú-Maloop Zaap. En dicha ocasión, aunque no se reportaron pérdidas de vidas humanas, se dejaron de producir unos 421 mil barriles de crudo diarios, durante nueve días aproximadamente.

En julio de 2021, Pemex controló otro incendio a 150 metros de otra plataforma, Satélite KuC, también en Ku Maloob Zaap.

El día 7 de abril de 2021 se registró una explosión en la refinería Lázaro Cárdenas del Río en Minatitlán, Veracruz.

El 7 enero 2020 se reportó un incendio de la plataforma Akal-C6 en Campeche.

En enero de 2019, al menos 137 personas murieron tras la explosión en una toma clandestina en un ducto de Pemex en el Estado de México.

Megaderrame en las aguas del Golfo de México

Por si fuera poco, Pemex ha evidenciado su indiferencia en materia ambiental pese a la gravedad de algunos accidentes: hace apenas dos meses, durante más de dos semanas ocultó un derrame de petróleo en la Sonda de Campeche, que fue evidenciado por ambientalistas y científicos.

Esa gran mancha de crudo sobre las aguas del golfo de México puso en tela de juicio una vez más la seguridad operativa de Petróleos Mexicanos, pues de acuerdo a las imágenes recabadas por satélite, llegó a tener una extensión de más de 400 kilómetros cuadrados.

Dicho derrame de petróleo que se registró desde principios de julio de 2023 en el Golfo de México tendrá a corto, mediano y largo plazo, consecuencias ambientales irreparables, coinciden especialistas, organizaciones y autoridades ambientales del estado de Campeche.

Ese percance se conoció por una alerta emitida desde la sociedad civil y no por un aviso de las autoridades mexicanas, que minimizaron el alcance de la fuga de hidrocarburos y solo se limitaron a informar que ya se estaba atendiendo.

Sin embargo, en los días siguiente el hidrocarburo llegó a costas de Tamaulipas, Tabasco, Veracruz y Campeche y nuevamente expertos alertaron que las afectaciones ecológicas serían mayores en el fondo marino, provocando daños en los ecosistemas y especies que ahí se encuentran.