DE VIVA VOZ

Estrella de bares y botaneros con más de 30 años de trayectoria, el progreseño José Francisco Osorno Durán lamenta la inseguridad que se ha apoderado de la ciudad y propiciado el cierre de establecimientos, dejando sin trabajo a muchas personas

SALVADOR CANTO

“La inseguridad no solo ha propiciado el cierre de centros botaneros o bares en la ciudad, sino también le ha pegado mucho a la gente que dependemos de estos negocios y nos hemos quedado sin trabajo durante mucho tiempo”, lamentó el actor, cantante y comediante regional yucateco José Francisco Osorno Durán, mejor conocido como ‘El Huiro Tovar’, con amplia trayectoria en dicho oficio.

En amena entrevista con El Despertador de Quintana Roo, reconoció que ser comediante le cambió la vida y a pesar de las altas y bajas, librar la pandemia por COVID-19 y atravesar por una enfermedad en la garganta de la cual ya está en proceso de recuperación, ha sido gracias a Dios.

De Viva Voz, comentó que a pesar de que muchos creen que es de Mérida, en realidad es originario del Puerto de Progreso, Yucatán, en donde –dijo– “no hay cangrejos, sino puras jaibas”.

En la plática reveló que además de comediante urbano regional desde pequeño aprendió el oficio de la herrería y la mecánica, que actualmente ejerce en un taller de su amigo ‘El Burro’, que es muy conocido, por la Plaza Cancún Mall, quien lo ha ayudado en tiempos donde no ha habido trabajo en los bares.

Dijo que nadie se debe avergonzar de sus orígenes ni mucho menos del trabajo que realiza, puesto que “el hambre tiene cara de perro” y hay que salir adelante.

También se dio tiempo para aconsejar a los hombres que van a los bares actualmente y se enamoran de las chicas que ahí trabajan, para que aprendan a diferenciar entre el “enculamiento” y el amor.

De igual manera y a forma de anécdota dijo que, aunque como a mucha gente no le gusta la política, durante algunos años ayudó a algunos candidatos en sus campañas electorales como el caso de Julián Ricalde, quien le regaló una camioneta que después le quiso quitar, solo que no pudo porque “ya la había vendido”.

—¿Cómo surge El Huiro Tovar?

—Hace 30 años, el nombre me lo puso el dueño de la Prosperidad de Mérida, que en paz descanse, el señor Jorge Medina Alcocer, un día fui a almorzar y me invitaron a cantar, me oyó y ahí me contrató. Inicialmente me decían Rigo Tovar, pero él me dijo que no era Rigo, sino Huiro, porque soy yucateco y así se me quedó, como Huiro Tovar.

—¿Cómo llegas a Cancún?

—Me fueron a contratar para trabajar en un centro nocturno que estaba en la avenida Yaxchilán, que no recuerdo su nombre, pero fue igual hace como 30 años y aunque solamente venía por una semana, de ahí me llegaron otras invitaciones para trabajar en otros lados y me quedé. Yo ya conocía Cancún, mi mamá vino cuando estaba comenzando Cancún, se quitó de Mérida y se vino para acá. Yo me quedé en Mérida, allá me casé con mi primera esposa.

—Hay una polémica respecto a tu lugar de nacimiento, unos dicen que eres de Mérida, otros que de Progreso, ¿de dónde eres realmente?

—Yo nací en Progreso y con todo orgullo te puedo decir que soy el único huiro que no se molesta que le digan huiro y te insisto, soy de Progreso, Yucatán, el único lugar donde no hay cangrejos, pura jaiba.

—Con todos estos años ya en el ambiente de los bares, te ha tocado vivir de todo, apertura y cierre de negocios; en ese sentido, ¿cómo has visto el tema de la inseguridad?

—Pues da tristeza porque en realidad a Cancún lo deben de cuidar y lo echan a perder. En Cancún hace muchos años amanecía uno en la Yaxchilán con su reloj, sus zapatos, su cadena de oro y no te robaban nada, ni los meseros te robaban. Lamentablemente la inseguridad comenzó a ir en aumento, muchos negocios cerraron porque comenzaron los derechos de piso y al cerrar dejaron sin trabajo a meseras, meseros, bailarinas, músicos y a todos los que dependemos de un bar. Algunos incluso se fueron, en su momento yo también me fui, me regresé un tiempo a Yucatán, particularmente a Mérida donde está más tranquilo.

—¿En algún momento tuviste alguna exclusividad para trabajar en un solo negocio en Cancún?

—Sí, uno de los lugares era El Tenampa, del señor Baldemar Reyna que en paz descanse, una persona magnífica, un patrón excepcional, alternaba también en su otro negocio que era el Génesis y en ambos estuve cerca de 20 años consecutivos, creo que rompí el récord del libro Guinness de los comediantes.  

—¿Cómo se siente El Huiro porque a todos los lugares que va, la gente lo reconoce?

—Es bien padre, porque creo que les gusta mi trabajo; admito, en un principio me costó mucho trabajo porque antes los chistes eran blancos, pero cuando salió Polo Polo se rompió el género y comenzaron los chistes más rojos, con groserías y doble sentido y eso le fue gustando a la gente y me adapté y por eso me considero un comediante polifacético, es decir, veo algo y de ahí hago una historia.  Me he adaptado a los tiempos, en su momento hacía la imitación de Caló y cantaba mucho para “Mover el Cubo” y a la gente le gustaba en cada uno de los shows. Sin embargo, lo que más canto hoy en día son canciones de Los Terrícolas, Ángeles Negros, Raphael, José José, algunas imitaciones y a Amanda Miguel.

—¿En Mérida has podido trabajar y te reconocen como acá en Cancún?

—Allá es otra historia, mis paisanos, desgraciadamente, los Herrera, que presumen ser herederos de ‘Cholo Herrera’ son muy celosos, una vez fui a “El Tucho” y el dueño Badí Xacur me dijo que tenía agendado todo el año para esos comediantes como Taco de Ojo, Mactá, entre otros y que no había espacio para mí, eso refleja la envidia que hay. Sin embargo, cuando han venido a Cancún y me ha tocado trabajar con ellos, lo hago sin problema, el sol sale para todos.

—¿Crees que hacen falta más comediantes en Cancún?

—No solo comediantes, hacen falta más bares o negocios donde se pueda trabajar a gusto y los contraten, porque hoy en día los dueños de los bares ya no quieren contratar, te dejan trabajar, pero quieren que pase uno a “charolear” en las mesas, pero eso es culpa de los artistas que lo han permitido como ‘los Pimpilocos’ e imitadores de Juan Gabriel que quieren cobrar una exageración, pero como no les pagan eso, piden que les den chance de pasar a las mesas en donde dicen que ganan más.

—¿Ves mal que pasen a ‘charolear’?

—No, para nada, lo que yo digo es que se tienen que ganar al público con buenas presentaciones y yo no digo que nunca lo vaya a hacer, pues como dice mi mamá –doña Teté que gracias a Dios todavía vive–, el hambre tiene cara de perro y en la pasada pandemia muchos sufrieron y otros murieron.

—¿La pandemia por COVID-19 les pegó duro a los comediantes?

—Durísimo, no había trabajo, en lo personal afortunadamente no la pasé tan mal, si bien no había trabajo en los bares, eso ya se venía acarreando desde hace más tiempo, desde que entró la maldad (aumentó la inseguridad), pero pues me fui a Mérida con mis hijos de mi primera esposa, estuve con ellos un tiempo, vendí algunas cosas que tenía y trabajé en un bar por allá.

—¿Cómo se encuentra de salud actualmente El Huiro Tovar?

—Estoy en proceso de recuperación, tuve un problema en la garganta y como decía José José, me encomendé a Dios pidiéndole que, si a los cantantes nos dio la garganta, que no me la quitara, que me pusiera abrojos en los pies, pero que no me quitara la voz. La verdad la pasé mal, pero ya estoy saliendo. En este proceso de recuperación también le agradezco a la gente, porque cuando entro a algún lugar hay personas que me conocen y que se han divertido con mis presentaciones y me han alentado a seguir adelante.

—¿Alguna recomendación para los hombres que van a los bares?

—Como decía el abuelo, que no se vayan a encular, porque el que se encula pierde, el que se encula es como un perro rabioso que ni a trabajar va porque todo el día quiere estar ocupado con la mujer y a pesar de que ella le pide que se vaya al trabajo, no lo hacen porque quieren echarse el caminero. No lo niego, es bonito, pero tienen que aprender a diferenciar que el amor es una cosa y estar enculado otra.

—¿Hay Huiro para rato?

—Si Dios me lo permite sí, hoy estoy viviendo en una iglesia con mi hermana, afortunadamente no tomo, no fumo ni nada de drogas, mi único vicio son las mujeres. Ahorita estoy enamorado de una mujer ya grande, nos llevamos bien, la amo, la quiero mucho y la respeto, se llama como la exmujer de Enrique Peña Nieto: “Gaviota”.

—¿Consideras que debería haber en Cancún una escuela para comediantes?

—Yo creo que sí, aunque para ser honesto, para ser comediante se nace, se trae esa chispa de poder improvisar; sin embargo, una escuela no estaría nada mal porque ayudaría a quienes tienen esa inquietud para poder explotar esa actividad.

—Aparte de la comedia, ¿El Huiro Tovar realiza otra cosa?

—Sí, sé un poco de soldadura y tengo el oficio de la mecánica, actualmente estoy ayudando a un gran amigo que le dicen ‘El Burro’, quien me dio trabajo cuando estaba yo caminando por ahí. Tiene un taller de clutch y frenos cerca de la Cancún Mall.  

—Por último, ¿qué opina El Huiro Tovar de la política?

—Que está por los suelos, hoy la gente ya no cree en los políticos y no de ahora, sino desde hace mucho tiempo; la política es sucia. De hecho, antes los políticos te buscaban para que los apoyaras en sus campañas y hubo uno que, en mi caso, me dio hasta una camioneta y luego me la quiso quitar, que fue Julián Ricalde, pero para entonces ya la había vendido. También ayudé en su momento a Magaly Achach.