“Vivan con causa y no caigan en el consumismo implacable…”. Dos grandes referentes de la izquierda se sientan a reflexionar y piden a la juventud que luche por el futuro de la humanidad.

SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY

Saúl Alvídrez Ruiz (Chihuahua, México, 1988) es activista y documentalista. El periódico EL PAÍS ha publicado este jueves, 28 de septiembre del 2023, un extracto del libro “Chomsky y Mujica. Sobreviviendo al siglo XXI”. Noam Chomsky (Filadelfia, 7 de diciembre de 1928) es un lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense de origen judío. Es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. También es reconocido por su activismo político, caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior de los Estados Unidos. El New York Times lo ha señalado como “el más importante de los pensadores contemporáneos”. Su activismo político arranca de la movilización popular contra la guerra del Vietnam. La participación de Chomsky en esta movilización fue particularmente sorprendente considerando que su propia universidad, MIT, estaba investigando helicópteros, bombas inteligentes y técnicas de contrainsurgencia para la guerra en Vietnam. Y, como dice Chomsky, “se desarrolló una buena cantidad de tecnología de orientación de misiles [nucleares] en el campus del MIT”.  

“Pero la batalla es que la idea de cambiar el auto por uno más nuevo o el anhelo del viaje a Miami no los termine absorbiendo, y que puedan tener sentido de responsabilidad con la sociedad a la cual pertenecen. Pero hay que entender también que existe otra humanidad, una que no es ni joven ni vieja, que es la que más duele, la humanidad sobrante, los que no tienen lugar en el mundo, en ninguna parte, y que aparentemente nacieron para ser víctimas. Son esas multitudes de África, esas multitudes de Latinoamérica que quieren emigrar, los que se suben al tren en Centroamérica, todos esos, los desesperados del mundo que crecen. Bueno, no son ni jóvenes ni viejos, son víctimas. La batalla es por eso, por incorporarlos a la existencia humana. Esto no es tarea sencilla, esta civilización de marketing te lleva de la nariz para transformarte en un consumista implacable. Tenés que poner a un costado del consumismo la imagen del hombre feliz, que, según la Biblia, no tenía camisa —tal vez vivía en un país tropical y no pidió tanto—, pero entendamos que la felicidad no está en la riqueza. La felicidad, o la lográs con poco, o no la lográs con nada. Y creo que hay dos maneras de morir: resignándose o luchando. Los jóvenes son los que nos van a suceder, y su aporte fundamental en este mundo y en este momento de la historia es salvar la naturaleza y obligar a los gobiernos a que enmienden este desastre; de lo contrario, solo contribuimos con nuestra resignación a asfaltar el camino del holocausto de la civilización humana. Si la humanidad no se pone a aplacar la guerra y a luchar por revertir el cambio climático, estamos perdidos. Porque esto no lo van a hacer los gobiernos, salvo que los jóvenes cubran las calles y los obliguen”.

Noam Chomsky. Cuando Greta Thunberg se para en Davos, en las reuniones de los ricos y poderosos, y simplemente dice “nos han traicionado”, tiene razón… “Nuestras generaciones los traicionaron a ustedes; les hemos impuesto a los jóvenes la tarea de rescatar la civilización de nuestro fracaso. Nosotros lo destruimos y es su tarea tratar de rescatar algo de este caos que les dejamos. Es feo, pero es cierto. Y los jóvenes están reaccionando; lo vimos dramáticamente en Glasgow, en la reunión internacional para combatir el cambio climático. Ahí sucedieron simultáneamente dos eventos paralelos muy distintos: mientras dentro de los glamurosos recintos llenos de gente elegante se hablaba sobre cómo evitar hacer algo, afuera, en las calles, decenas de miles de jóvenes protestaban demandando que hicieran lo que debe hacerse para salvarnos del desastre. La pregunta es: ¿cuál de estas dos fuerzas será la que prevalezca? Deberíamos estar haciendo lo que ellos dicen. No podemos abandonar la lucha; debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a las generaciones jóvenes a superar los crímenes de nuestras generaciones”.Pepe Mujica. “Sin duda. La peor lucha es la que no se da. La vida me enseñó que ningún cordero se salvó vagando solo, y que, como tal, la defensa de la vida nos obliga a unirnos y a impulsar a esos jóvenes que se mueven intentando salvar la vida arriba del planeta. En el fondo, esa es la verdadera causa”.Noam Chomsky. “Tenemos que detener esta locura y escuchar a los indígenas del mundo sobre cómo vivir en armonía con la naturaleza, y tenemos que escuchar a los jóvenes que exigen que escapemos de esta carrera suicida”.

Pepe Mujica. “Para que el mundo siga existiendo, las generaciones jóvenes tendrán que obligar a los gobiernos a que pongan las barbas en remojo y cambien de actitud. Sé que es muy difícil, pero nada cambiará si la gente no lucha. La historia humana nos enseña que todo lo que se pudo lograr en materia de derechos y de conquistas a favor de la vida humana fue porque hubo gente que tuvo la capacidad de entregar buena parte de su existencia a la lucha por estas cosas. Nada cayó por regalo de los dioses; hay que tenerlo claro. Es muy difícil cambiar el rumbo, pero si no obligamos a los gobiernos a hacerlo, gran parte de nuestra humanidad futura está condenada, y no podemos comportarnos como criminales con el porvenir; por eso tenemos que hablar las cosas con sencillez y claramente. No hay otro camino que el de ganar las calles y luchar por estas cosas, y el mundo universitario y el mundo joven son los que tienen la palabra en este momento. No esperemos del mundo fosilizado que gobierna Europa, el mundo occidental y el mundo oriental; esperemos en todo caso un rayito de esperanza de las nuevas generaciones, particularmente del mundo universitario, del mundo estudiantil y de los trabajadores jóvenes de nuestra tierra. ¡Con ellos y por ellos! No esperemos nada de las Naciones Unidas, de los organismos internacionales; debemos actuar para que la gente obligue a sus propios gobiernos, e impulsar a los pueblos militantes y activistas de los países centrales, que tienen la responsabilidad histórica de lo que está pasando. Eso se llama Europa, eso se llama EE UU, Rusia, China, eso se llama el mundo desarrollado. Mirá, si andás por un monte, dormís de noche y madrugás, te va a sorprender que en la madrugada, a media luz, casi todos los pájaros cantan y hablan… Y te da la impresión de que agradecen que pasó la noche, vino el día y están vivos. No tiene sentido la tristeza eterna, la sumisión eterna; todos los días amanece y hay que empezar de nuevo. El valor de la vida no está en triunfar; no hay ningún triunfo, porque al final nos espera siempre la muerte. El verdadero triunfo es volverse a levantar cada vez que uno cae y volver a empezar, en el sentido más prolífico que se pueda pensar. Volver a empezar es volverse a enamorar cuando uno es joven y ha fracasado, es reponerse de una enfermedad y arrancar de nuevo, es perder un trabajo y conseguir otro, es que te traicione un amigo y seguir cultivando amigos, es tener capacidad de vencer a la desesperanza y no que la desesperanza te venza a ti. Hasta siempre”.

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