La experiencia creadora, la interpretación de la realidad y el discernimiento de vías para transformarla entrañan valores que merecen apreciarse en sus manifestaciones concretas, tal como aparecen descritas –con los matices propios de algún sesgo interpretativo– en documentos que evocan las acciones de individuos y colectividades que se propusieron los más variados cometidos en la atmósfera singular de cada época. Por ello, la crítica y los saberes se enriquecen con el registro sistemático de las realizaciones humanas.

Desde este punto de vista tiene sentido reconocer la utilidad de los catálogos, los índices y las guías que dan cuenta de trayectorias y conocimientos forjados en el cultivo de diversas disciplinas, porque abrevian el trabajo de investigadores y eruditos, e incluso de un público con intereses afines a los asuntos tratados. Póngase como ejemplo el de las plumas que incursionaron en los medios impresos durante las fases de consolidación institucional posterior a la lucha armada en México, como fue el caso del Diario del Sureste en Yucatán, en el que tuvieron cabida muchos intelectuales cuya sensibilidad social se reflejó en el contenido de sus escritos y en las actitudes que asumieron ante los hechos de su vida diaria.

Aunque algunos jóvenes encauzaron sus inquietudes literarias y periodísticas desde antes de la aparición de ese diario, fue en sus ediciones donde encontraron un espacio perdurable para expresarse, porque sus nombres figuran en sus listas de colaboradores a lo largo de varias décadas, señal de un vínculo firme que admitió el uso simultáneo y circunstancial de otras tribunas. Un protagonista de esos quehaceres recibe, a poco más de medio siglo después de su muerte, un discreto homenaje en un volumen que reúne un conjunto de referencias hemerográficas para fijar las fechas de sus textos publicados, como puede observarse en Carlos Duarte Moreno. Índice de artículos 1923-1974 (Archivo General de la Nación–Memórica–Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado–Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán, 2023), cuya producción técnica estuvo a cargo de personal que labora en el Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria de Yucatán.

Si bien Duarte Moreno murió en 1969, la temporalidad del índice se extiende a 1974 porque, en ese año, el Diario del Sureste publicó en su suplemento cultural una remembranza del escritor acerca del café Ambos Mundos, céntrico establecimiento meridano ya desaparecido. Este libro se suma a otras iniciativas emprendidas para reconocer las aportaciones del poeta y periodista yucateco, entre las que se cuenta el traslado de sus cenizas desde la capital del país –donde fue sepultado– para depositarlas en el Monumento a los Creadores de la Canción Yucateca, así como la velada musical que en la víspera de esa ceremonia se dedicó al mismo hombre de letras en el teatro Peón Contreras en marzo de 2009, eventos a los que asistieron parientes suyos. A este propósito contribuye también la selección de textos de Duarte Moreno que el Diario del Sureste, convertido en portal electrónico de periodicidad semanal desde 2014, publica a partir de noviembre de 2022 en su sección Nuestras Raíces, alternándolos con los de otros autores como Serapio Baqueiro Barrera, Ricardo Mimenza Castillo, Oswaldo Baqueiro Anduze y Santiago Burgos Brito, entre varios más que colaboraron en la prensa local del siglo XX.

Excepto dos anotaciones que corresponden a la revista Tierra, de 1923, y una más alusiva a la revista universitaria Orbe, de 1945, todos los registros del índice provienen del diario ya mencionado. En ellos pueden encontrarse los nombres de las columnas habituales de Duarte Moreno y los títulos de los artículos que no aparecieron comprendidos en alguna de ellas. Predominan las notas de opinión y las crónicas, aunque también hay referencias a sus poemas y aforismos. El lector que no esté familiarizado con su obra, o solamente con una parte de ella, encontrará en esta guía orientaciones útiles para desarrollar una perspectiva integral de los temas que el articulista abordó en sus numerosas colaboraciones. Aún queda una labor ingente para localizar otros textos suyos en publicaciones periódicas de circulación más restringida, poco duradera o inexistente en los fondos públicos. Sin embargo, esta tarea vale para muchos otros autores apenas conocidos por algunos de sus títulos, pero que son ignorados en lo que toca a su desempeño habitual en la prensa de su tiempo.

Los apuntes biográficos que el libro contiene en sus primeras páginas deben tomarse con cautela en lo relativo al año de nacimiento del escritor, que aquí se asienta como si hubiera sido en 1906 y no en 1900, como ha sido rectificado en otras obras de consulta general; esa información errónea la propició el propio Duarte Moreno por motivos desconocidos. En cuanto a sus piezas escénicas, se menciona de manera imprecisa El hundimiento de la esperanza en vez de El hundimiento del Esperanza. Estas advertencias se emiten con el único propósito de evitar confusiones en la lectura de la semblanza incluida en el índice, y acaso podrían señalarse en una fe de erratas. Es mejor estar consciente de ellas que desentenderse de sus efectos porque siempre existe el riesgo de que alguien acepte como válidos datos distorsionados involuntariamente que, si bien no alteran el sentido de fondo de una obra que vale la pena revisitar, han sido aclarados en otras fuentes de referencia que por lo menos conviene someter a cotejo en circunstancias dudosas.