El mercado global del vino atraviesa un momento delicado. Desde finales de 2023, tanto el volumen como el valor del comercio de vino han experimentado una notable caída. Este descenso contrasta con la tendencia de crecimiento sostenido que se observó en la última década, con excepción de dos crisis: la financiera de 2009 y la pandemia de COVID-19.

Durante la pandemia, el sector del vino sufrió un impacto considerable. Entre febrero y mayo de 2020, se perdieron aproximadamente 2,4 millones de hectolitros en el comercio internacional y el valor de mercado bajó de 35.400 millones de dólares en 2020 a 32.900 millones en 2021. A pesar de esta caída, la recuperación fue rápida en términos de volumen y más lenta pero pronunciada en valor, llegando a niveles pre-pandemia en mayo de 2021. No obstante, en 2023, esa recuperación se detuvo y comenzó una nueva caída tanto en volumen como en valor.

Un factor clave que había sustentado al mercado del vino en los últimos años era la «premiumización», que implicaba vender menos vino pero a precios más altos. Sin embargo, la caída en ambos aspectos —volumen y valor— en 2023 sugiere que este modelo podría estar perdiendo efectividad. La duda ahora es si esta situación es temporal o si representa un cambio estructural en la industria vinícola.

El mercado de Estados Unidos, el mayor en términos de valor, ha jugado un papel crucial en esta crisis. Tras un incremento en las importaciones de vino entre 2021 y 2023, el país experimentó una fuerte caída en 2023. Las importaciones de vino en EE. UU. cayeron bruscamente, impactando significativamente en el comercio mundial. Además de EE. UU., otros mercados importantes como Alemania, Reino Unido y China también han mostrado descensos en sus importaciones, aunque en menor medida.

Un análisis más profundo indica que la sobreacumulación de existencias en EE. UU. puede haber sido la causa principal de esta caída. Entre 2021 y 2023, el país acumuló más de 2 millones de hectolitros de vino, lo que provocó un excedente que contribuyó a la posterior corrección en las importaciones. Si esta teoría es correcta, es posible que el mercado estadounidense se recupere a medida que se reduzcan las existencias.

Sin embargo, hay otra preocupación: la disminución en el consumo general de vino en Estados Unidos. Según el Wine Institute, el consumo per cápita ha bajado de 12 litros en 2021 a 10,1 litros en 2023. Esta caída podría deberse a un cambio en los hábitos de consumo, con una mayor preocupación por la salud y el consumo de alcohol.

La combinación de estos factores ha creado un panorama incierto para el mercado del vino a nivel global. Aunque la acumulación de existencias parece haber sido un factor temporal en la caída de las importaciones, la disminución en el consumo sugiere que los desafíos para la industria podrían ser más profundos y duraderos. (Vinetur.com)