Edgar Prz 

Una de los actos más vergonzosos, aberrantes, humillantes, que más enervan a la población, aconteció hace unos días en el Hospital General ‘Jesús Kumate’ de la ciudad de Cancún.

Resulta que dos jovencitas de secundaria se sintieron incómodas, presentaron síntomas por la ingesta y consumo de sustancias tóxicas, lo cierto es que estaban en malas condiciones de salud y requerían atención médica. Al ser reportado el caso, les avisaron a sus padres, quienes de inmediato se apersonaron al plantel. Una de ellas fue llevada en un taxi de la zona continental, un taxi color rojo trasladó a la joven y a sus padres; por el estado inconveniente en que se encontraba fue cargada en brazos para llevarla a ser atendida; al percatarse de ello, el personal de seguridad del hospital le cerró la puerta y les negó el acceso.

Esta insana y cobarde actitud puso en mayor riesgo la salud e integridad de la jovencita, al no ser atendida de inmediato. El padre con su carga no acertaba qué hacer, ya que gritaba que le abriesen la puerta para que la joven fuese atendida y la guardia (mujer) impertérrita, insensible, grosera, irreverente, viendo el cuadro de emergencia en la puerta, cerró y caminó hacia adentro, se sentía dueña de la plaza…

Hace falta mayor empatía entre los servidores públicos y la gente, más capacitación, no deben poner gente insensible al dolor a ser aduanera de las puertas. ¿Con qué autoridad podía ella decidir a quién se atiende y a quien no? ¿Quién le tenía dadas esas indicaciones? Esos segundos, esa tardanza pudo ser de consecuencias funestas…

Lo grave del asunto es que ambas señoritas adquirieron y consumieron las sustancias tóxicas dentro de las instalaciones de la escuela. Falta mayor atención, cuidado, vigilancia, mayor responsabilidad de los prefectos y autoridades educativas, no deben transitar las drogas con total impunidad y menos ser adquiridas como si fueran Sabritas o palomitas para su consumo.

Este llamado de alerta debe encender los focos rojos y las autoridades dejar el romanticismo a un lado y sus ganas de figurar para brincar a otro puesto político, si no son capaces de cuidar a nuestras jóvenes, de asegurarles que su estadía escolar sea un tiempo de provecho, de aprendizaje permanente, de formación de buenos ciudadanos, eso es lo que se desea y no es mucho lo que se espera.

Ahora le tocó el turno a la escuela secundaria José Martí de la Región 236, pero surge la interrogante: ¿Será la única escuela en donde se distribuyen sustancias tóxicas? ¿Será ese el único mercado? ¿Será que exista cierta tolerancia y hasta complicidad por las autoridades educativas?

Falta que los jóvenes reciban información sobre esos temas, la Secretaría de Salud tiene áreas especializadas, la Fiscalía tiene personal que esporádicamente atiende estas situaciones, los ayuntamientos con el DIF también. ¿Y dónde están esos ejércitos de servidores públicos? ¿Dónde se guardan, por qué no se coordinan con la SEyC y calendarizan pláticas, charlas, visitas a las escuelas, visitas guiadas a las instituciones de asistencia social, que les planteen las nuevas realidades, que los actualicen sobre los flagelos y consecuencias que generan las drogas? ¿En dónde está o que hace el Instituto de la Juventud? Parece que solo sirve para organizar concursos de oratoria y el evento del Premio Estatal de la Juventud. Y tiene presupuesto que lo gasta en sus reuniones secretas, ya que de trabajo nada se sabe.

Hay varias dependencias que tienen mucho por hacer, pero les encanta vegetar y a eso se dedican; no hay responsabilidad, menos compromiso social… A esas edades , en esas etapas el riesgo es latente para los jóvenes y es cuando vale la pena trabajar con ellos, prevenirlos, después ya para qué…

Falta mayor compromiso, vigilancia, que no se repitan situaciones bochornosas, hechos, eventos que generen atentados contra la salud de las y los adolescentes. Hay mucho por hacer, sobran problemas, pero falta voluntad, ¿no lo cree usted?

Hay que implementar de manera permanente el ‘operativo mochila’, no hacer como que se actúa para cubrir compromisos, hacer la finta, ya de mentiras y obras de teatro se está cansando el pueblo…

¿Y los funcionarios de este gobierno humanista, donde andarán?…

Mejor seguiré caminando y cantando “sé que no basta con llorar y ponerme de rodillas y pedirte perdón para que me dejes pasar, de favor…”