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WASHINGTON.- La NASA ha identificado una caída abrupta y persistente en los niveles globales de agua dulce desde mayo de 2014, según un estudio publicado en Surveys in Geophysics. Los datos satelitales muestran una reducción promedio de 1.200 kilómetros cúbicos de agua dulce entre 2015 y 2023, equivalente a 2.5 veces el volumen del lago Erie.

El fenómeno comenzó con una sequía masiva en Brasil en 2014, seguida de eventos similares en otros continentes. Los patrones climáticos alterados por un intenso fenómeno de El Niño (2014-2016) y el calentamiento global han contribuido al agotamiento. Este último aumenta la capacidad de retención de agua de la atmósfera, intensificando las sequías y reduciendo la reposición de reservas subterráneas, explicó el meteorólogo Michael Bosilovich.

Además, la sobreexplotación de acuíferos para agricultura y uso urbano ha agravado la crisis. La falta de recuperación de los niveles de agua dulce desde 2016, junto con el registro de 13 de las 30 sequías más graves desde 2015, resalta la gravedad del problema.

Los satélites GRACE han permitido medir estos cambios en el almacenamiento de agua terrestre. Sin embargo, los científicos advierten que, aunque el calentamiento global parece ser un factor clave, existen incertidumbres en las predicciones climáticas.

Con los años más cálidos registrados coincidiendo con esta tendencia, expertos advierten que podría ser un indicador de desafíos hídricos futuros. La recuperación del agua dulce global sigue siendo incierta, lo que plantea riesgos para la seguridad alimentaria y sanitaria en las regiones más afectadas.