El Aeropuerto Internacional de Tulum, inaugurado el 1 de diciembre sin contar con esa categoría, está en realidad al 40% de su construcción, en un predio apenas a dos kilómetros del relleno sanitario municipal, que fue clausurado de último momento para improvisar un tiradero a cielo abierto frente a la Biosfera de Sian Ka’an

SALVADOR CANTO

Desde su concepción, planificación y construcción, el Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto” en realidad atiende un capricho presidencial y no una necesidad prioritaria de la población; bajo esa premisa se llevó a cabo la obra, a todo vapor y a contrarreloj, para ponerlo en operaciones el pasado 1 de diciembre, inconcluso y con un sinnúmero de carencias en cuanto a su funcionamiento. Para su ubicación se consideraron seis posibilidades y la que finalmente se eligió –sin que se explicase el motivo– es un predio de mil 500 hectáreas aledañas al ejido Chunyaxché, a escasos dos kilómetros del relleno sanitario del municipio de Tulum, el cual tuvieron que cerrar apresuradamente ante la inminencia de la inauguración del aeródromo, para evitar algún accidente por la presencia de zopilotes en la zona.

Lo más lamentable es que no se trató únicamente del cierre repentino de dicho basurero, sino que el gobierno federal omitió ayudar a las autoridades locales –durante más de un año que lleva la edificación del aeropuerto– a planificar con tiempo la construcción de un nuevo vertedero de desechos, lo que llevó a que se tengan que tirar al aire libre frente a la Biosfera de Sian Ka’an más de 600 toneladas de basura que produce al día Tulum, en una sascabera de la empresa Magasur asociada con el ejido Francisco Uh May, lo que ya genera un grave daño ambiental, en virtud de que el sitio no está acondicionado para ello.

José Concepción Hau Xooc, subcomisario de la comunidad de Francisco Uh May, reveló que fue mediante un acuerdo “bajo el agua” con las autoridades locales, encabezadas por el presidente municipal Diego Castañón, que el ejido permitió el uso de la sascabera para el depósito de la basura del municipio de Tulum solamente por 15 días –de manera ilegal, por carecer de permisos ambientales–, lapso que comenzó a correr el 1 de diciembre, más 20 días adicionales para cumplir con el compromiso de retirar los desechos allí depositados, supuestamente para dar tiempo a que las autoridades construyan el nuevo relleno sanitario en terrenos nacionales colindantes con el ejido Macario Gómez, aunque en realidad se prevé iniciar las obras apenas en enero del 2024, de acuerdo con recientes declaraciones a la prensa del tesorero municipal de Tulum, Vicente Aldape Moncada.

En un recorrido hecho por el equipo de El Despertador de Quintana Roo se pudo averiguar, mediante el testimonio de pobladores de Francisco Uh May, que la sascabera continúa recibiendo de cuatro a cinco camiones llenos de basura todos los días y que, además, el camino que conducirá hacia lo que será el nuevo basurero del municipio todavía está inconcluso e intransitable, lo que deja en evidencia que dicho proyecto ni siquiera ha comenzado a ser construido, y tampoco cuenta con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) y los permisos que de ello derivan.

Aeropuerto inconcluso y con muchas carencias

El mensaje que da el megaproyecto aeroportuario es claro: seguir fortaleciendo el norte, desdeñando al sur del estado. Al menos, esa es la percepción que se tiene al observar el letrero en el acceso al Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto” sobre la carretera federal 307, que tiene vista únicamente hacia la zona noreste de la entidad.

Es decir, sólo quienes circulan de Tulum a Chetumal pueden ver el letrero, no así los que transitan con rumbo a Tulum, un hecho que mucha gente de Felipe Carrillo Puerto considera hasta ofensivo, porque además el aeródromo se ubica en su municipio.

El pasado martes 5 de diciembre, cuatro días después de la inauguración del aeropuerto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el equipo de El Despertador de Quintana Roo realizó un recorrido por sus instalaciones, durante el cual pudimos comprobar que la obra aún está inconclusa.

Es decir, aunque ha comenzado a funcionar con escasos vuelos nacionales –entre dos y cuatro al día–, se trató en realidad de una preinauguración, porque la obra todavía se encuentra al 40% para su conclusión, según lo observado durante el recorrido, tanto en la terminal como en lo que respecta a las áreas complementarias y las vías de acceso, donde aún hay cientos de trabajadores en plena labor.

La conexión a internet es errática dentro del edificio, hay zonas donde de plano no hay señal; el aire acondicionado es deficiente y por esa razón instalaron de manera improvisada algunos ventiladores industriales, sobre todo en la única área de mostradores que está funcionando.

No existen en ese punto asientos para los viajeros, quienes tienen que esperar el trámite de documentación de pie; algunos optan por sentarse en las bandas de los mostradores de las aerolíneas que no están en servicio o directamente en el piso.

Los elevadores todavía se encontraban en proceso de instalación y pruebas, el edificio no cuenta con rampas para para personas con discapacidad, muchas plantas de ornato son de plástico, los locales comerciales siguen vacíos y sólo se venden algunos alimentos –bebidas y snacks, básicamente– en dos isletas ubicadas en una zona del pasillo principal.

Únicamente están en funcionamiento los baños de la planta baja, pero no se han rellenado las junturas de muchas losetas y aunque en el piso superior un letrero anunciaba la existencia de otros sanitarios no había acceso a ellos, según se constató ese día.

Desde la zona de ingreso a la de abordaje, las bandas transportadoras de maletas todavía no habían sido colocadas, y muchas todavía estaban envueltas en sus plásticos de protección.

En el estacionamiento, si bien aún es gratis, pronto se comenzará a cobrar, pues ya fueron instaladas las plumas de acceso y en el interior del edificio están las máquinas para hacer los pagos. Además, en los cajones todavía no hay iluminación, porque todavía están conectando los cables a las celdas solares que fueron instaladas ahí para que haya energía eléctrica en esa área, de manera permanente.

Tanto en esa zona como en el área de ascenso y descenso, los techos están hechos de láminas y varas de bajareque, las cuales a simple vista carecen del tratamiento adecuado que debe aplicársele a esa madera para garantizar su máxima resistencia y durabilidad.

Ese día –cuatro después de haber sido inaugurado– todavía había trabajadores dedicados a la colocación de la malla que rodea la pista de aterrizaje y despeje, para evitar riesgos por el cruce intempestivo de fauna silvestre.

También se les preguntó a dos militares, que estaban en uno de los accesos, respecto a la existencia de drenaje sanitario, es decir, si la instalación está conectada a alguna red o, en su defecto, si posee alguna planta de tratamiento de aguas residuales, pero afirmaron desconocer ese tema.

La energía eléctrica es traída desde la subestación Tulum de la CFE, que requirió modernización, así como la construcción de una nueva estación eléctrica denominada Akbal, integrada por 67 kilómetros de líneas de alta y media tensión, para poder conectar el aeropuerto con la red nacional de energía.

Calidad de internacional aún es sólo “de membrete”

A pesar de que en el Diario Oficial de la Federación (DOF) se publicó el pasado 30 de noviembre –un día antes de su inauguración–, el acuerdo por el cual se declaró la internacionalización del aeropuerto de Tulum “Felipe Carrillo Puerto”, dicho documento expone en el transitorio segundo que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) por conducto de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) debe notificar esta declaratoria a la Organización de Aviación Civil Internacional, con sede en Montreal, Canadá, y a las autoridades competentes que presten funciones dentro de dicho aeródromo.

Mientras que el transitorio tercero añade que las mismas autoridades antes mencionadas deben realizar la publicación correspondiente en la “Publicación de Información Aeronáutica” del aeródromo a que se refiere el artículo Primero del acuerdo y que es justamente la declaratoria y habilitación como aeródromo internacional para la entrada y salida al país de aeronaves mexicanas y extranjeras, tanto del servicio aéreo público como de los servicios aéreos a terceros y operaciones de aeronaves para uso particular, de transporte nacional e internacional, regular y no regular.

Es decir, lo establecido en el DOF aún no se lleva a cabo debido a que ni la SICT ni la AFAC han hecho las publicaciones correspondientes porque todavía no se cumple con las disposiciones internacionales, aunado a que la obra general del aeropuerto todavía está en fase de construcción, es decir, no es un proyecto terminado.

Por esa razón aún no hay vuelos internacionales y las aerolíneas que están confirmadas, como Delta Airlines, American Airlines, Spirit y United Airlines prevén iniciar rutas hasta mediados o finales de marzo del año próximo, tiempo en el que se considera que el nuevo aeropuerto ya contará con la certificación.

Es de resaltar que un aeropuerto es internacional cuando, entre otros requisitos, dispone de instalaciones de aduanas e inmigración que permiten la gestión de vuelos internacionales con otros países, espacios que en el aeropuerto de Tulum todavía están en proceso de ser acondicionados. 

Lo anterior es un procedimiento para la Evaluación de la Conformidad del Anexo 14 (PECA-14), una disposición obligatoria desde 2008 derivada de la Ley de Aeropuertos, y necesaria para obtener el certificado de aeródromo. 

El Anexo 14 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) establece que los aeropuertos internacionales se tienen que certificar para comprobar que cuentan con las debidas instalaciones, señalamientos, servicios y todo lo que se requiere para prestar servicios internacionales de transporte aéreo, los que incluyen también las revisiones aduaneras, y migratorias. 

Cumplir con este Anexo es una responsabilidad de México ante la comunidad internacional como signatario del Convenio de Chicago, el tratado normativo más importante con relación al Derecho Público Internacional Aeronáutico; y la circular obligatoria aplicable a esto en México es la CODA 02/2010.

El proceso de certificación puede durar hasta seis meses: primero se evalúa el manual de aeródromo que describe los procedimientos técnicos y la infraestructura existente, luego se analiza el cumplimiento de la Ley de Aeropuertos y su reglamento. Esta primera fase puede durar entre cuatro a seis semanas. Después viene una segunda fase, que en el caso del Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto (AIFCP), requiere evaluar la conformidad de la infraestructura del lado aire, lo cual podría durar tres semanas y en el caso de detectar desviaciones a la normatividad se cuenta con 120 días para solucionarlas y estas acciones requerirán inversiones, dependiendo la magnitud de la desviación, que deberán ser pagadas por el gobierno federal.

El ciclo termina cuando se cierran esas no conformidades y se otorga por parte de la Unidad de Inspección una constancia de conformidad, misma que se le entrega a la autoridad aeronáutica para concluir el proceso de certificación.

Movilidad, el gran reto… y también el negociazo  

Hasta el momento no se han emitido reglas de operación y regulación de costos en torno al trasporte, tanto hacia el aeropuerto como para las ciudades de Felipe Carrillo Puerto y todo el sur del estado, así como para Tulum y toda la parte norte de la entidad y eso ha provocado que todos los transportistas cobren lo que les venga en gana.

El vicepresidente del Consejo Hotelero del Caribe Mexicano, David Ortiz Mena, urgió a mejorar las condiciones de movilidad hacia el Aeropuerto de Tulum y viceversa.

Dijo que, por ahora, existe un esquema de “shuttles” desde el aeropuerto a distintos puntos de Quintana Roo, pero de acuerdo con testimonios e imágenes que han circulado en redes sociales, sus precios pueden superar el costo del boleto de avión. 

También se cuenta con autobuses de ADO, más económicos, pero tienen pocas corridas: iniciaron con dos diarias, a un precio de 145 pesos por un recorrido de 50 minutos, y aunque a los pocos días aumentaron una corrida también lo hizo el costo, que ahora es de 175 pesos. Los horarios, saliendo de sus instalaciones del centro, son 09:40, 14:30 y 16:30 horas.

Ante esta falta de regulación, los taxistas del Sindicato de Tulum “Tiburones del Caribe” también se han aprovechado, pues a decir de José Manuel Estrada, secretario del Trabajo de dicha organización, hasta el momento no hay una tarifa oficial.

De hecho, platicó que el dirigente del gremio está realizando gestiones con el Instituto de Movilidad del Estado (Imoveqroo) y hasta con las autoridades federales para tener un espacio adentro de la terminal aérea. 

Ejemplificó que, en su caso, pues ocasionalmente él mismo maneja su taxi, si le tocara llevar un pasaje al aeropuerto de Tulum valoraría la distancia, que es de alrededor de 35 kilómetros, por lo que cobraría entre 650 y 750 pesos, aunque reiteró que no se trata de una tarifa oficial, sino de una estimación propia.

Sin embargo, al preguntarle a varios taxistas en la calle el costo por llevar entre uno y cuatro pasajeros a la terminal aérea, lo establecieron entre mil 200 y mil 500 pesos.

En redes sociales se han exhibido tarifas abusivas de empresas transportistas que cobran desde mil 500 pesos por un traslado desde el aeropuerto al centro de Tulum, hasta casi 11 mil 900 pesos por ir a Chetumal.

Uno de los tarifarios más difundidos corresponde a la empresa Shuttle Express, cuyos precios aparecen tanto en pesos como en dólares, y cobra por la capacidad de pasajeros de las unidades de transporte, lo cual confunde, pero no deja de evidenciar que se trata de cifras escandalosamente elevadas. Por ejemplo, por un traslado del aeropuerto de Tulum a la zona de Akumal el costo es de mil 875 pesos.

Desde la nueva terminal aérea a Puerto Aventuras la tarifa es de dos mil 420 pesos y hasta Playa del Carmen de tres mil 448 pesos.

El costo del traslado desde el aeropuerto de Tulum a Puerto Morelos es de cinco mil 808 pesos; desde este mismo aeropuerto al centro de Cancún o su zona hotelera se incrementa a ocho mil 228 pesos.

Mientras que, como se señaló líneas arriba, quien aterrice en Tulum y viaje por taxi hasta Chetumal tendrá que desembolsar 11 mil 842 pesos.

Hasta ahora llegan al destino un máximo de tres vuelos diarios (dos de la Ciudad de México y uno de Monterrey), con 160 pasajeros en promedio cada uno. A mediados de mes se incorporarán las frecuencias a Guadalajara y Tijuana y a partir de marzo de 2024 se pretende contar ya con destinos internacionales. Se espera que para mayo del próximo año el aeropuerto supere los 50 vuelos semanales.

Basurero frente a pista de aterrizaje

En la planificación para la construcción del aeropuerto se consideraron seis ubicaciones y si bien las cinco primeras se encontraban en polígonos de tierra dentro del municipio de Tulum rumbo a la zona de Cobá, el gobierno federal se inclinó finalmente por un predio de mil 500 hectáreas del ejido Chunyaxchén, sin importarle que a dos kilómetros se encontrase el basurero municipal.

El General de Brigada Ingeniero Constructor Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, quien estuvo a cargo del proyecto, dijo el día de la inauguración que el lugar que se eligió para construir el aeropuerto fue “la mejor de todas las opciones”.

Sin embargo, desde la asignación del predio e inicio de los trabajos hasta el día de la inauguración pasaron 536 días, equivalentes a un año, cinco meses y 17 días, pero durante todo ese tiempo no se determinó cerrar y reubicar correctamente el relleno sanitario del municipio de Tulum, el cual quedó a escasos dos kilómetros de la pista de aterrizaje.

Fue hasta un mes antes que se tomó la decisión de que se tendría que cerrar porque la presencia de zopilotes representa un riesgo a la movilidad aérea, ya que podrían ocasionar un accidente.

Hace apenas unos días, en la ciudad de Chetumal se documentó que dos aviones comerciales de las empresas Viva Aerobús y Aeroméxico estuvieron por un lapso de una hora en el aire, sin poder aterrizar, precisamente por la presencia de una parvada de zopilotes.

Durante el recorrido de El Despertador de Quintana Roo, el pasado martes 5 de diciembre, transitamos por la zona de dicho relleno sanitario, cuyo acceso se encuentra dos kilómetros antes de llegar al ejido Pino Suárez.

A partir de ahí, tras recorrer un camino de terracería durante siete kilómetros aproximadamente, se pudo dar con dicho basurero y al intentar tomar fotografías, un trabajador del lugar salió a decir que “estaba prohibido”.

“No pueden tomar fotos, tengo instrucciones de que la prensa no puede entrar”, remarcó.

Sin embargo, el trabajador admitió que el cierre de ese basurero fue apenas un mes antes de la inauguración del aeropuerto y además confirmó que la pista de aterrizaje se ubica a escasos dos kilómetros de allí.

También mencionó que la basura es arrojada actualmente en una sascabera de Francisco Uh May, aunque dijo desconocer el lugar exacto.

A pesar de que el trabajador negó el acceso al equipo de El Despertador de Quintana Roo, luego de cruzar la selva a través de un predio en breña cercano logramos aproximarnos al basurero ya cerrado y pudimos documentar que un grupo de trabajadores se encontraba laborando a toda prisa para terminar de cubrir los montículos de desechos con sascab, mientras que una máquina los compactaba.

Pero también se observaron lagunas de lixiviados que tienen un notorio escurrimiento al manto acuífero y, además, la existencia de hoyos donde se ha estado enterrando más basura, sin las debidas medidas sanitarias.

La idea de tapar esos montículos de desechos con material es precisamente evitar la presencia de zopilotes y, de paso, que los pasajeros de los aviones no vean que en las cercanías de la pista de aterrizaje existe un basurero.  

Convierten sascabera en tiradero a cielo abierto

Por la premura de hacer un nuevo basurero debido al cierre obligado del relleno sanitario, las autoridades de Tulum, encabezadas por Diego Castañón Trejo, se vieron obligadas a “negociar” con el ejido Francisco Uh May que les prestara un predio para el depósito de los desechos que diariamente genera el municipio.

El equipo de El Despertador de Quintana Roo acudió a dicho ejido para corroborar esa información y fue el propio subdelegado de la comunidad, localizada a 22 kilómetros de la cabecera municipal de Tulum, José Concepción Hau Xooc, quien reconoció la existencia de un trato “bajo el agua” (sic) con el ejido que dirige Gilberto Chulim Hau para que se gestionara con la empresa Magasur el préstamo de una sascabera solamente por 15 días para depositar ahí la basura y luego otros 20 días más para recogerla y llevársela a lo que será el nuevo relleno sanitario.

“Hubo un acuerdo con el ejido que al parecer generará beneficios para el pueblo, nos van a reparar algunas calles y eso es bueno”, justificó.

Incluso mostró un mapa y describió visualmente la ubicación tanto de la sascabera como del predio donde el gobierno construirá el nuevo relleno sanitario, que sería en terrenos nacionales.

Se intentó llegar al lugar, pero a la mitad del camino ya el acceso es intransitable, lo que evidencia que, si bien ya están trabajando en la vialidad, no es así en el predio que quedaría al final del ejido Macario Gómez, a pesar de que el plazo acordado para el uso de la sascabera estaría por vencer esta semana.

También se pretendió ingresar a la zona de la sascabera, pero personal de la empresa nos negó el paso; un trabajador de seguridad incluso preguntó vía radio si los reporteros podían entrar a tomar algunas fotos de la basura y la persona que respondió dijo que no había autorización para nadie, además se alcanzó a escuchar la instrucción de que se dijera que “nadie está tirando basura” ahí.

Sin embargo, los propios pobladores de Francisco Uh May confirmaron a este medio que diariamente ingresan de cuatro a cinco camiones de basura procedentes de Tulum y se quejaron de que a su paso “dejan apestosas las calles”.

Ante este panorama, buscamos al director de Servicios Públicos de Tulum, José Audomaro Solís Pacheco, para que informara sobre el lugar donde se están depositando las más de 600 toneladas de basura que genera Tulum, pero además si el proyecto del nuevo relleno sanitario cuenta con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) correspondiente.

Extraoficialmente se pudo conocer que no existe ningún permiso ambiental para el proyecto. Por si fuera poco, el tesorero municipal, Vicente Aldape Moncada, declaró a la prensa en días pasados que el Ayuntamiento de Tulum contará con un nuevo relleno sanitario, el cual comenzará a ser construido hasta el próximo mes (enero del 2024) y que en su primera etapa requiere de una inversión de 50 millones de pesos.

Incluso, se ufanó de que en la actualidad Tulum “no tiene problemas” en lo que respecta a sus residuos sólidos ya que se cuenta con un centro de disposición final emergente –aunque omitió decir su ubicación–, en el cual se dispone de la basura que se genera en el municipio y que “es suficiente por ahora”, hasta que se concluya el proyecto del nuevo relleno sanitario e inicien las obras.

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Página web, como el aeropuerto: en construcción

Otra muestra muy representativa de que se trata de una obra inaugurada a pesar de no haber sido concluida, con tal de cumplir un capricho presidencial –pues además es claro que no se trata de un proyecto prioritario, es decir, que Quintana Roo realmente no lo necesita, pero sí requiere con urgencia, por ejemplo, más y mejores hospitales, incluyendo uno para atención de enfermedades mentales, un Centro de Readaptación Social (Cereso), mejorar la infraestructura carretera, más escuelas y atender el rezago de las que existen–, es que el Aeropuerto Internacional de Tulum “Felipe Carrillo Puerto” ni siquiera tiene lista su página web, pues al ingresar a ella, en la dirección www.aeropuerto-tulum.com.mx/, se indica que el sitio está en construcción y “en breve estaremos en línea”.   

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  • Al no tener vuelos internacionales, todavía no están los módulos y espacios migratorios, ni los aduanales y por lo tanto no cuenta con certificación internacional.
  • El “Aeropuerto Verde y Sustentable” de Tulum, como es llamado, es manejado por una unidad operativa administrativa del Grupo Aeroportuario, Ferroviario, de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca – Maya – Mexica, S.A. de C.V. (GAFSACOMM), adscrito a la Sedena.
  • Su construcción se hizo en mil 500 hectáreas de selva, ubicadas a 40.9 kilómetros al suroeste del centro de Tulum en un tiempo de 536 días de trabajo, equivalentes hasta el día de la inauguración a un año, cinco meses y 17 días. 
  • Las obras físicas comenzaron el 13 junio de 2022.
  • Se inauguró inconcluso el 1 de diciembre del 2023.
  • Varios gobiernos anteriores contemplaron la posibilidad de construir un aeropuerto en Tulum. Por ejemplo, lo previeron los gobiernos de Felipe Calderón (2000-2006) y Enrique Peña Nieto (2006-2012), pero en ambos casos determinaron que no era viable.
  • Actualmente, de manera formal la Sedena tiene siete puertos aéreos bajo su control: los de Uruapan, Tamuín, Ixtepec, Chetumal, Puebla y Palenque, además del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que fue edificado por el propio Ejército. La intención es que sean 12 los aeropuertos asignados a las fuerzas armadas antes de concluir la administración de la 4T y a esa lista se añadirán las terminales de Nogales, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Campeche y Tulum.
  • Incongruencias: el pasado 6 de diciembre se publicó el acuerdo A/003/2023 en el Diario Oficial de la Federación (DOF), donde se anuncia la creación de una Agencia del Ministerio Público de la Federación con sede en el Aeropuerto de Tulum “Felipe Carrillo Puerto” que contará con una Ventanilla Única de Atención y en caso de que haya personas detenidas o retenidas, podrán permanecer con tal calidad ahí, o ser trasladadas a la sede en Quintana Roo de la Fiscalía General de la República (FGR) en los plazos establecidos en la ley. Sin embargo, en el Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC), que tiene más tiempo en operación y donde ocurren frecuentemente más delitos del orden federal, no existe ni siquiera un módulo de atención de la FGR, ni mucho menos de la Fiscalía General del Estado.