Héctor Cobá

Tal vez los nombres de Lou Andreas Salome, Simone de Beauvoir, Colette Dowling, Christiane Collange, Helen E. Fisher, Esther Vilar, Jules Michelet; revista Fem, suplemento Doble Jornada de La Jornada y la revista-libro Debate Feminista; y los dos tomos de La igualdad jurídica del varón y la mujer, estos editados por el Consejo Nacional de Población (Conapo), no digan nada al lector común, es posible tampoco a quienes se dedican a la mal llamada equidad de género cuando ni siquiera en México, por decir lo menos, se ha logrado en su totalidad el feminismo.

Aquí se recrimina el despiadado uso de la línea de investigación acerca de la equidad de género, que algunos confunden con igualdad de género en menoscabo del feminismo, según el concepto manejado por el diccionario de la Real Academia Española: “Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”.

Para este lunes 9 (de marzo de 2020) se programó una manifestación denominada “el nueve ninguna se mueve”, la que de entrada perdió su razón de ser al permitir algunas dependencias públicas gubernamentales, ya sea federal, estatal o municipal, empresas del sector privado, es decir le dieron permiso a las mujeres para parar y no moverse.

Esto deja un amargo sabor, la mujer necesita permiso del hombre para hacer una manifestación, cuando cada una de ellas debe asumir su responsabilidad para ejercer su derecho a manifestarse, reclamar un día sin goce de sueldo, que le devuelvan un día de descanso trabajado, o las más arriesgadas que les descuenten el día por no trabajar.

Lo que da la razón a las líneas del articulista, consejero estatal electoral y excorresponsal de El Universal Javier Castillo, quien pergeñó “Desde las mismas instituciones, es donde se fomenta la violencia política, las agresiones sexuales, los hostigamientos laborales y se encubre la impunidad, obligando al silencio de las agredidas, se provea de mujeres para la manifestación del 9 de marzo: sí, qué ironía que las dependencias gubernamentales y hasta instancias privadas, desde donde germina la agresión de género, sean las proveedoras del material humano para la manifestación”.

Ante la carencia de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, el feminismo, concepto que es una realidad no termina de aterrizar entre los mexicanos. Cómo no va a pasar esto si en lecturas, de hace más de tres y cuatro décadas, como No es fácil ser hombre, el mundo masculino visto por la mujer de Christiane Collange 1986 y El varón domado de Esther Vilar 1971, es visible la futilidad del feminismo desde los personajes, ya sea hembra o varón. En el caso del primero el hombre que decide servir la mesa, llevar el desayuno a la cama, lavar trastes ella dice eso me toca a mí, impidiendo la solidaridad y ese concepto tan espantoso como el siglo XXI, sororidad. Vilar en cambio registra lo contrario, el hombre exige ser servido, de ninguna manera piensa en lavar platos, no se levanta de la mesa ni para ir a buscar la sal o una servilleta de papel, porque así lo enseñó mamá.

Así cómo diablos la mujer quintanarroense (lugar donde la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres está en sólo tres municipios), peninsular, del sureste mexicano y del resto del país va a lograr la equidad o igualdad de género, el que según la ONU “se refiere a la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y hombres…”, que la equidad de género hace referencia a una igual apreciación de la dignidad que poseen tanto los hombres como las mujeres.

La falacia del cambio más hacia la mujer se vive en el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social (SQCS) y en la Coordinación General de Comunicación, donde más de 30 personas perdieron su trabajo, en su mayoría mujeres, al no soportar más el maltrato y acoso laboral de sus jefes, sí mujeres, ambas directoras parecen hombres vestidos de mujer, que no entienden nada de feminismo, ya que en lugar de tratar bien a sus colegas congéneres las hostigan.

El futuro de las mujeres es pesimista, hay informaciones que dicen “en el 2020 se espera lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”, mientras crece la desilusión ante el informe del Foro Económico Mundial presentado en 2017, el que asegura que “la brecha existente en cuanto a igualdad de género se refiere, no se cerrará hasta dentro de –al menos 100 años. La cifra es muy negativa porque, es la primera vez en los últimos 10 años se da un retroceso. Lo que se da en Quintana Roo no está muy alejado de la siguiente aseveración, leído en 2017: Hasta hace cuatro años, aún había 52 países en el mundo en el que la igualdad de derechos; apunte nuestro: más cerca del feminismo que de la equidad de género; y deberes entre hombres y mujeres no estaban reconocidos en sus constituciones.

La interrogante es de qué manera se puede lograr la “apreciación de la dignidad” sin feminismo, a pesar de que hay lecturas a su favor desde el año 1700 con Jules Michelet y Lou Andreas Salome; del primero, su libro La Mujer constituye una curiosa y precisa divagación que muestra las preocupaciones del autor por el papel de las mujeres en el conjunto de la experiencia humana, preocupaciones nada comunes en su época (1798-1874) y que apenas en la nuestra (siglo XX) han tomado la intensidad que merecían desde siempre, dice la cuarta de forros. De la segunda, Lou Andreas Salome con la recopilación de algunos de sus textos se confeccionó el libro Mirada retrospectiva, compendio de algunos recuerdos de la vida (ella es una de las primeras mujeres en reivindicar la fuerza y necesidad del feminismo; entre 1885 1921 escribió varios libros sobre el feminismo).

A las anteriores lecturas hay que sumar muchas más, pero todo interesado en saber del feminismo deben sumergirse en las páginas de hemerotecas, bibliotecas públicas y privadas para abrevar en temas del tema principal de estas líneas, entre ellas se recomienda ejemplares de archivo de la (desaparecida) primera revista mexicana de feminismo Fem, el suplemento Doble Jornada de La Jornada y la revista-libro Debate Feminista (fundada en 1990 por su directora Marta Lamas) con fantásticos ensayos de más de 70 páginas, adelantos de investigación, artículos y síntesis de tesis sobre el feminismo; y los dos tomos de La igualdad jurídica del varón y la mujer, estos editados por el Consejo Nacional de Población (Conapo).

Cada poblador de la república mexicana debe leer a los autores señalados u otros de su predilección (El complejo de cenicienta, el miedo de las mujeres a la independencia, Colette Dowling y Anatomía del amor, historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio, Helen E. Fisher) para que no ande confundiendo festejo con una conmemoración, en este caso el Día Internacional de la Mujer, que se recuerda cada 8 de marzo, instituido en 1975 por la ONU, ya que comenzó a “celebrar el Día Internacional de la Mujer”, este no es un festejo sino la conmemoración de la tragedia de 146 mujeres muertas, quemadas, en una fábrica de camisas, en Nueva York, el 25 de marzo de 1911. En años posteriores “celebraban” días dedicados a ellas, más para un tema político y laboral.

Ahí Alexandra Kollontai 1872-1952, una feminista que logró junto a sus seguidoras, activar el voto femenino, la legalidad del aborto y el divorcio, también consiguió que el 8 de marzo se estableciera como el Día Internacional de la Mujer.

Más adelante, en 1965 en la Unión Soviética, este día se volvió como no laborable. China, sin embargo, ya lo conmemoraba en 1922 y España en 1936.

En fin el feminismo está muy alejado de los mexicanos, tanto que confunden la acción del “nueve ni una se mueve” con el “festejo” del Día Internacional de la Mujer cuando se hace recuerdo de una tragedia de mujeres. (Facebook: Héctor Cobá / Fotos: Redes sociales / Twitter: @HctorCob / hectorcobacc@gmail.com)