A muchos de los jóvenes de hoy, habituados a los dispositivos electrónicos que acaban por ensimismarlos, acaso pueda parecer insignificante que antes de su llegada al mundo hubiese estudiantes que se ocuparon de elaborar periódicos rústicos, con hojas no siempre bien impresas y de diseño improvisado que, con todas sus insuficiencias, marcaron una ruta en sus florecientes expectativas, revelando una línea de continuidad con valores que se remontan a una tradición intelectual en que la palabra escrita lanza siempre el reto de domeñarla, aun cuando este propósito consuma años de crecientes exigencias.

Los animadores de estos proyectos constituyeron minorías activas que lograron captar la atención de sus respectivas comunidades estudiantiles, y esto es por sí mismo un hecho importante. Otro más notable es que algunos de ellos crearan lazos de apoyo mutuo e intercambio con grupos de su misma condición, fundando asociaciones que alcanzaron cierta resonancia pública o por lo menos ampliaron la experiencia adquirida en sus marcos de origen. En Yucatán hay algunos ejemplos de ellas, las cuales desarrollaron acciones entre varios planteles educativos, y por tal motivo merecen recordarse.

La Asociación Periodística Estudiantil Yucateca (APEY) se creó en marzo de 1955 y afilió a varios periódicos de escuelas de educación secundaria, preparatoria y normal, así como de academias comerciales; en ella intervinieron jóvenes que con el paso de los años llegaron a destacar en el periodismo profesional y en otras actividades afines. Su espíritu unitario tuvo que pasar varias pruebas para consolidarse debido a que al año siguiente tuvo dos dirigencias paralelas, y en 1957 enfrentó los embates de un movimiento opositor que surgió con el nombre de Organización de Prensa Universitaria, entidad que agrupó a unos cuantos órganos de prensa y tuvo una duración efímera. Las diferencias políticas de una y otra afloraron en sus posiciones editoriales.

El lema de la APEY proclamaba: “Veinte periódicos al servicio de la patria”, entre ellos los denominados Estudiante, Conciencia Universitaria, Preparatoriano, Voz Universitaria, La Antorcha del Oriente, Reivindicación, La Prensa, El Clarín, El Vocero Modelista, Alma Universitaria, Voz Cisnerista, Tribuna Universitaria, Guía Cinematográfica y Cisnerista Independiente, entre otros. Auspició conferencias y transmitió un programa radiofónico. En sus filas participaron Luis Alvarado Alonzo, José Adonay Cetina Sierra, Alfonso García Acosta, Juan José Morales Barbosa, Arturo Menéndez Paz, Raúl Cáceres Carenzo, Pánfilo Novelo Martín, Jorge Ceballos Ceballos, Marco Antonio Flota Quijano, Hanzel Ortiz Betancourt, Jorge Erick Martínez Marín y muchos más. En 1960 se editó un folleto mimeografiado que contiene una síntesis de sus actividades, y en el año 2000 apareció un libro que lo reproduce con valiosos añadidos.

En enero de 1977 se concretó otra iniciativa memorable con el surgimiento de Diálogo. Revista de Comunicación Intercolegial. Esta publicación mensual tuvo como directores a Carlos Barrera J. y Raúl Cebada R., y un consejo editorial en el que figuraron hombres y mujeres. Sus colaboradores provenían de varios planteles particulares a los cuales dedicó notas que describían su historia, entre ellos los colegios Americano, Teresiano, Peninsular (Roger’s Hall), Mérida y el Centro Universitario Montejo. Una de sus columnas reprodujo las cartas con que los directores de estos centros educativos felicitaron a la revista. Ésta señaló entre sus objetivos el de “promover y dar a conocer a los valores estudiantiles del periodismo”. En una sección especial mencionó las publicaciones recibidas de los colegios participantes, dando cuenta de Juventud y Tribuna de la secundaria y de la preparatoria del CUM, respectivamente; Nuestro Mundo del Colegio Mérida, al igual que La Crítica y Comunicación, del Colegio Americano.

En febrero de 1984 fueron suscritos los estatutos del Frente Periodístico Universitario (FPU) que rigió su organización interna mediante una Asamblea General y un Consejo de Representantes. Entre sus propósitos expuso el de velar por el respeto de las libertades de prensa, expresión, imprenta y asociación, así como el de defender a sus miembros y a cualquier periodista que sustentara principios democráticos. Las revistas que integraron este frente fueron Notiprepa, Unidad, Avante, Diagnóstico e Ideología y Ciencia, de la preparatoria Número Uno y de facultades como las de Derecho y Ciencias Antropológicas de la entonces Universidad de Yucatán, próxima a obtener su autonomía. Sus redactores enfrentaron ataques dirigidos por fuerzas políticas externas y por estudiantes identificados con ellas que impugnaron las posiciones contrarias en la prensa que editaron en sus escuelas. Es claro que los conflictos forman parte del proceso formativo de individuos y colectividades.

Los presentes apuntes apenas tocan aspectos básicos de hechos que pocos recuerdan o que quienes los vivieron consideran poco dignos de registrar de manera pormenorizada o por lo menos anecdótica, por tal motivo aspiran a estimular a sus lectores a referir experiencias semejantes o paralelas en el ámbito de la prensa estudiantil, mediante aproximaciones que permitan ampliar la memoria colectiva de iniciativas en espacios destinados a moldear ciudadanos, hombres y mujeres con miras a desenvolverse en los complejos ámbitos que los esperan fuera de las aulas.