Es creciente el abismal desequilibrio entre la aparente bonanza de la “joya del turismo mexicano” y las condiciones de marginalidad que enfrentan muchos de sus pobladores, ante la falta de verdaderas políticas públicas de un gobierno federal centrado en el populismo

SALVADOR CANTO

Definida por especialistas como la desequilibrada combinación ocasionada por la brutal dinámica económica del capitalismo contemporáneo, que margina a una mayoría creciente hacia una abismal desigualdad de pobreza, marginalidad y violencia que los textos oficiales tratan de evadir, la denominada “post miseria” es una realidad que desde hace varios años ha alcanzado al municipio de Benito Juárez, debido a la falta de verdaderas políticas públicas, una deficiente atención a los servicios básicos, el incremento migratorio descontrolado no sólo de familias procedentes de diversas regiones del país, sino también de extranjeros, principalmente centroamericanos y haitianos que ya se han dispersado y asentado en distintos puntos de la ciudad de manera irregular, mientras el discurso de las autoridades federales se asienta en presumir sólo la superficie que brilla, la aparente bonanza de la “joya de la corona” del turismo mexicano.

Incluso, hay zonas en donde no sólo el impacto social es elocuente, sino también el ambiental y el de salud pública, producto de una firme carencia de programas sociales como los que ha prometido el gobierno de la Cuarta Transformación y que al menos a Quintana Roo no ha llegado, pues la problemática se expande hacia los 11 municipios.

De acuerdo con último informe de pobreza y evaluación 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Quintana Roo se ubica entre las entidades del centro y sur del país donde se han concentrado los mayores niveles de pobreza.

Es decir, el estado joya del Caribe Mexicano fue duramente golpeado en materia de pobreza en un lapso de dos años, pues de tener 30.2% personas en esta situación en 2018, pasó a 47.5%, para el 2020.

Además se detectó un 56% de la población en pobreza total, un 15% en pobreza extrema y un 26% con carencia en acceso a alimentación. La población fija del estado ronda los 1.9 millones de habitantes, mientras que la población flotante puede alcanzar los 15 millones.

En ese mismo reporte se establece que los aumentos más significativos de la pobreza en 2020 se dieron en estados como Baja California Sur (de 18.6% a 27.6%), Quintana Roo (de 30.2 a 47.5) y Yucatán (de 44.0 a 49.5).

Para julio de este 2023, el Coneval publicará los cálculos del estado que guardaba la pobreza en México en 2022 y esta será la última estimación de pobreza antes de los comicios presidenciales, según han dado a conocer columnistas de medios nacionales, quienes refieren que la situación incluso es peor para los destinos turísticos.

Este año Cancún, promovido desde siempre como el destino turístico estrella de México y hasta del Caribe entero, cumplirá 53 años con un cinturón de miseria que no deja de expandirse sin control, derivado precisamente del grave rezago social que ha acompañado a la ciudad desde sus orígenes y la corrupción de las autoridades.

Una paradoja, vivir en Cancún bajo miseria

Para todos es conocido que los recursos que genera Cancún como destino turístico es un importante atractivo para inversionistas y eso genera la constante apertura de nuevas empresas, principalmente dentro de la industria hotelera, lo que redunda en la constante generación de empleos.

Sin embargo, muchas familias que hoy en día laboran en este segmento y que ya llevan varios años en ello, aún distan de ver los beneficios de esa bonanza; por el contrario, actualmente subsisten entre la pobreza y la auténtica miseria.

De hecho, para el rector del Seminario Mayor de la Diócesis Cancún-Chetumal, Luis Octavio Jacobo Cortés, es una completa paradoja vivir en un mundo como Cancún y que tengamos cinturones de miseria y pobreza.

El religioso sostiene que el tema de la pobreza es lamentable y “se debe analizar si la cuestión está siendo provocada por un sistema, una ideología o algún interés particular”.

Comentó que los resultados del Coneval han mostrado en los últimos años cifras similares en cuanto al crecimiento del número de personas que viven en condición de pobreza.

Comentó que como iglesia brindan ayuda a personas que habitan en comunidades marginadas; sin embargo se requiere de más apoyo y sobre todo de más manos.

“Hacemos un llamado a quien le toque dirigir esta situación a que enfoque su trabajo en cambiarla y que incluso convoque al sector religioso, privado, gubernamental para hacer un frente común para el combate a la pobreza”, enfatizó.

De la opulencia a la marginación

Cancún es una ciudad turística por excelencia, un destino aclamado por el turismo nacional e internacional que compite con ciudades del Caribe y Miami.

Sin embargo, este destino compuesto por los grandes lujos, los hoteles más codiciados a nivel mundial, plazas con las marcas más fastuosas y ostentosas, en el otro extremo está compuesto por grandes cinturones de pobreza en sus periferias.

Es decir, se trata de una ciudad con las diferencias y desniveles de vida económicos, sociales y educativos más grandes de todo el país, pese a los abundantes recursos que se captan por la actividad turística.

Lo anterior mantiene una clara brecha de desigualdad entre la zona hotelera y la zona urbana de Cancún, que se ha convertido en una ciudad “de orillas”, caracterizada por la polarización entre un centro impoluto, elegante y globalizado de la gran zona hotelera, y por otro lado una zona urbana que ha padecido el abandono y el desinterés de las autoridades para atender esa desigualdad.

Programas federales hacen más flojos a los jóvenes

De acuerdo con Rolando Matamoros, encargado del departamento de Recursos Humanos (RH) de un hotel de la zona de playas de Cancún, consultado por El Despertador de Quintana Roo, desde hace varios meses la oferta laboral se mantiene abierta para diversas áreas de la hotelería, en donde se les ofrece a los interesados además de un sueldo estable, prestaciones de ley, capacitación, uniformes, transporte e incluso hasta la comida.

Sin embargo, dijo que hoy los jóvenes ya no quieren trabajar y quienes lo intentan hacer al poco tiempo se salen, bajo el argumento de que les conviene más recibir el dinero que el gobierno federal les otorga mediante los programas sociales.

“Desde mi punto de vista el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro en donde le dan dinero mensual a los jóvenes que no estudian y que tampoco trabajan es un grave error, porque los está haciendo más flojos”, explicó.

Según la página del gobierno federal Jóvenes Construyendo el Futuro, este es un programa a nivel nacional que busca que personas de entre 18 y 29 años de edad, que no estudien ni trabajen, puedan capacitarse laboralmente en algún centro de trabajo de su elección por un periodo máximo de 12 meses.

Hasta el año pasado, los beneficiarios que en Quintana Roo ascienden a poco más de ocho mil jóvenes, percibían una beca de alrededor de cinco mil 200 pesos, pero a partir de este 2023 recibirán seis mil 310 pesos.

Lo grave de esto, es que no hay ninguna supervisión que garantice que estos jóvenes realmente se estén capacitando en algún oficio para recibir ese recurso, por lo que podría considerarse la existencia de “empresas fantasmas”.

En la actualidad, los sectores hotelero y gastronómico mantienen un alto requerimiento de personal para laborar, pero los jóvenes que son los regularmente buscan los trabajos, prefieren recibir la beca federal que lo único que ha hecho es cortar la cadena productiva y acostumbrar a las nuevas generaciones a recibir sin ningún esfuerzo los recursos que les pone en bandeja de plata un gobierno federal paternalista que recurre al populismo más burdo, en busca de permanecer encumbrado en el poder.

Migrantes centroamericanos y haitianos ya viven en Cancún

Impulsados por la problemática económica y política de su país, desde finales de noviembre del 2021 cerca de dos mil personas migrantes de Haití con distintos perfiles y necesidades, llegaron a Quintana Roo y la gran mayoría se instaló en Cancún.

En un principio, la idea era ser acogidos como refugiados políticos pero el Instituto Nacional de Migración (INM) no procedió y los retuvo mediante permisos temporales durante varios meses, lo que motivó que estos extranjeros se instalaran en campamentos afuera de las oficinas gubernamentales.

Inicialmente estos haitianos acamparon en las inmediaciones del Monumento a la Historia de México, ubicado en el cruce de las avenidas Tulum y Uxmal, una glorieta cercana a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración y el palacio municipal de Benito Juárez.

Sin embargo, con el paso del tiempo y al no obtener la ayuda solicitada, poco a poco estos ciudadanos extranjeros comenzaron a expandir su presencia por toda la ciudad, lo que provocó un aumento en la demanda de servicios públicos, principalmente en los asentamientos irregulares, en donde ya había problemas de todo tipo.

No obstante que su idea original era obtener una visa humanitaria o un permiso provisional para continuar su tránsito hacia Estados Unidos, muchos de estos extranjeros optaron por establecerse en Cancún y otros en Playa del Carmen, en donde algunos comenzaron a trabajar, pero otros sólo a pedir dinero en la calle, particularmente en los semáforos.

En el caso de Benito Juárez, dichas personas se distribuyeron en los asentamientos irregulares de la periferia e incluso llegaron a invadir casas abandonadas en diversos fraccionamientos, como Villas Otoch Paraíso, lo que ha propiciado un incremento en la problemática de inseguridad y pobreza de la ciudad.

Pero a ellos se les suma la llegada de decenas de centroamericanos atraídos inicialmente por los empleos de la industria turística, así como por los del proyecto del Tren Maya, pero muchos de ellos no han encontrado trabajo, ni en uno ni en otro caso.

Lo anterior ha propiciado que cada vez se vea a más personas, en algunos casos con sus hijos menores de edad a cuestas, mendigando dinero en la calle, sin que ninguna autoridad haga algo al respecto para paliar su situación.

Se ofertan empleos formales pero hay poco interés

En el marco de la post miseria que existe en el Caribe Mexicano, hoteles y otras empresas ofertan decenas de empleos como una manera de apoyar a que la economía en la ciudad aumente, pero existe poco interés de los ciudadanos.

El Despertador de Quintana Roo hizo un recorrido por diversas zonas del centro de la ciudad y se pudo observar que en los postes de energía eléctrica e incluso en las puertas o ventanales de los negocios se anuncian numerosas propuestas de oferta laboral con el ofrecimiento de integrarse hasta sin experiencia.

Sin embargo, mucha gente opta por mantenerse en la supervivencia con trabajos particulares e incluso en la informalidad, sin que esto les genere mayores recursos para salir del embrollo económico, en un persistente círculo vicioso.

El vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, Eduardo Domínguez Ibarra, explicó que hoy en día existe un déficit de hasta el 30% de trabajadores en el sector hotelero, por lo que ya se prepara la primera feria del empleo en este 2023.

Resaltó que la importancia de realizar este tipo de eventos es que el interesado puede postularse en un solo lugar a diferentes vacantes, lo cual abre más las posibilidades de que pueda ser contratado, pero a pesar de ello, es poca la gente que acude.

El otro Cancún: irregular, bravo y marginado

Otra de las circunstancias que hacen palpable la situación de post miseria en Cancún es que cada vez son más los asentamientos irregulares que se crean o expanden con familias que buscan algún lugar para levantar una palapa en dónde dormir, sin importar que existan graves carencias o inexistencia de servicios públicos.

Lo anterior porque además las rentas de casas son muy elevadas, aunado a que adquirir una por medio de Infonavit o Fovissste ha elevado demasiado su costo, pues hoy la más económica no baja de los 400 mil pesos.

Y justamente eso es lo que propiciado que los asentamientos irregulares continúen proliferando, acrecentando con ello la ya enorme desigualdad social entre “los dos Cancunes”.

En Cancún hay aproximadamente 170 colonias irregulares que carecen de servicios básicos, como agua potable, luz, salud y educación.

Está más que claro que la pobreza es un problema muy complejo que involucra muchas aristas, no solamente la económica con la que suele relacionarse, y aunque los asentamientos irregulares se asocian con elementos de escasez y pobreza, sin embargo estos no siempre tienen una relación directa, ya que existen fraccionamientos legalmente establecidos como Villas Otoch Paraíso —uno de los más problemáticos, caracterizado por una situación rebasada de inseguridad y criminalidad, hacinamiento y falta de servicios y espacios de esparcimiento—, en donde también se refleja esta situación, con decenas de casas abandonadas que constantemente son objeto de invasiones irregulares.