Luego de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos aumentara la alerta de viaje a México para sus ciudadanos debido a la delincuencia, el gobierno de Quintana Roo informó que es seguro viajar al estado.

El temor de los EEUU se entiende, ya que los delitos violentos en los últimos meses en todo el país se dispararon a cifras récords. Narcotráfico, homicidios violentos, secuestros e inseguridad son el pan nuestro de cada día, y es su deber advertir a sus connacionales del riesgo que corren.

Llama la atención una diferencia sustancial en estas medidas porque se les prohibió a los empleados del gobierno de ese país visitar México.

Específicamente exhortó a NO viajar a Colima, Michoacán, Guerrero, Sinaloa y Tamaulipas por el incremento de delitos como crimen organizado, asaltos con violencia, venta de drogas, entre otros. Recomendó  también medidas preventivas como usar carreteras de cuota, extremar precauciones al visitar bares y restaurantes, discotecas y casinos, así como no portar joyas o  relojes caros.

Hay que enfatizarlo, la alerta del Departamento de Estado de EEUU no incluyó a Quintana Roo, pero eso no quiere decir que no sea un estado que vive una realidad difícil –dicho por el propio gobierno local–, en el cual los delitos y la violencia se han incrementado durante los últimos dos años en más del 400 por ciento, dato que, poniéndolo en perspectiva, muestra la situación de emergencia que se vive.

El gobierno de Quintana Roo dijo en su reprochable defensa que han reforzado las medidas de seguridad para proteger a los visitantes y que los incidentes violentos registrados los últimos días obedecen a enfrentamientos entre grupos delincuenciales que no han involucrado a turistas.

Hay que recordar que a principios de año se sumaron CANADÁ, REINO UNIDO Y ALEMANIA a una fuerte alerta de viaje. No hay que ser adivino (a) para prever el riesgo al que se expone a la industria turística con este escenario de violencia e inseguridad que precede a las alertas. No sirve de nada ocultar las cosas o culpar a los medios de comunicación de dañar al destino,  no se puede tapar el sol con un dedo. No están descubriendo el agua tibia. La industria existe desde hace más de 40 años, no nació hace dos.

Porque estos temas, sumados a la depredación ecológica, el crecimiento desordenado y demás daños al medio ambiente como Tajamar, Nizuc, la ruta de los cenotes, el mar de sargazo, la falta de drenaje sanitario, la corrupción y la impunidad, ponen a los ciudadanos contra la pared y al turismo en jaque.

Como diría doña Esa: “el discurso sigue siendo el mismo; si se callan los medios de comunicación desaparecen los contrapesos…  Mira Chuli, la verdad no daña al turismo, lo daña más un silencio cómplice. Makachí Pek”.  ¡Se acabó el papel!