Canto del Gallo
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Hace unos días el gobernador Carlos Joaquín declaró a los medios de comunicación que no prevé cambios en su gabinete próximamente. Esto hace suponer que no dará chamba a los personajes que compitieron en el pasado proceso electoral, siendo derrotados en algunos casos en una proporción de 3 a 1. De hecho, estos personajes perdedores han estado soltándose la lengua, traicionando la confianza de quien los revivió; dicen, muy quitados de la pena, que a media campaña los recursos económicos les fueron suspendidos, dejando su relación con estructuras y medios de comunicación muy deteriorada, además de sus compromisos no cumplidos con periodistas, en medio de una serie de engaños, traiciones y reparto de culpas, lo que viene a sumarse a su ya deteriorada imagen. Dicho de otra manera, fue “crónica de una muerte anunciada”, dado que sólo ellos no se percataron de que el gobernador, al enviarlos de candidatos, se los sacudió de encima por ser incómodos y de muy reconocida fama pública. Por tanto, se cumplió el resultado electoral como si fuera profecía de Nostradamus; a decir de muchos, hay que observar el destino que les depara, porque sí le han ocasionado daño al gobierno del cambio. Desde luego, la posibilidad de que se reintegrasen al gabinete se antoja suicida, si es que la idea es enderezar el rumbo, mejorar la percepción, conectarse con el pueblo y con los ciudadanos. Como diría doña Esa: “No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre”.

Gallo Giro

Las reformas a la Ley de Movilidad dan el tiro de gracia a la posibilidad de Uber en Quintana Roo, ante las condiciones de funcionar como concesionarios de servicio público, pagando impuestos y someterse a las exigencias administrativas y a las leyes y reglamentos del transporte. Estas decisiones son contrarias a las necesidades manifestadas por los ciudadanos y servidores turísticos, pero una vez aprobadas, bajo presión o no, convierten a Uber en un enemigo que no se irá muy quitado de la pena. Grupos como el CCE, prestadores de servicios turísticos y agrupaciones ciudadanas que sí desean la permanencia de esta plataforma de transporte tampoco se quedarán con los brazos cruzados. Parece que se siguen ahondando las distancias entre gobierno y gobernados, no es cosa de popularidad. pero no está fácil, en aras de la paz pública; diría doña Esa: «El camino al infierno está tapizado de buenas intenciones». Se acabó el papel.

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