AGENCIAS

MOSCÚ.- Ahora que ya todos sabemos en qué pensamos con la palabra Ómicron, nace la posibilidad de que la variante de COVID-19 cambie de nombre.

Resulta que una clínica en Rusia se llama Ómicron, y está demandando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por utilizar ese nombre que es marca registrada.

El fundador de la red de clínicas oftalmológicas rusas Ómicron, Alexandr Padar, quiere prohibir que la OMS llame así a uno de los peligros que está cambiando la situación de todo el mundo en cuanto a salud y en muchos aspectos.

El demandante dice que el nombre es marca registrada y que su asociación con la cepa daña su reputación empresarial. “Si alguien muere de Ómicron a duras penas sus familiares o amigos querrían ir a una clínica con ese nombre”, deploró.

Los nombres de las variantes han causado curiosidad y también polémica en el ámbito político, ya que se omitió la letra ‘xi’ del alfabeto griego, como nombre del virus, porque el presidente de China se llama Xi Jinping.

También se omitió la letra ‘nu’, ya que su pronunciación se parece a la de la palabra ‘new’ (nuevo, en inglés).