DARK WEB, AL ACECHO
15 Jul. 2023Crecen los peligros en la red, en un submundo cada vez más utilizado para fraudes, venta de drogas y armas de fuego, reclutamiento y contratación de sicarios, prostitución, usurpación de identidades, hackeo y extorsiones, entre una lista interminable de delitos
SALVADOR CANTO
Si bien las redes sociales han servido como una plataforma de interacción, entretenimiento, acercamiento con familiares y amigos, e incluso como una ventana de oportunidades para el emprendimiento, difusión de información positiva de los medios de comunicación y hasta del mismo gobierno entre otros beneficios, en los últimos años el uso excesivo que de por sí ya produce adicción, ansiedad, dependencia, irritabilidad, falta de autocontrol y hasta un comportamiento sociopático, la aparición de nuevas aplicaciones sin control y regulación alguna, han permitido la filtración de datos y el intercambio innecesario de información personal de los usuarios con personas malintencionadas que las utilizan con fines delictivos.
Ese es el lado oscuro de las redes sociales, espacios que hoy en día también son usados por grupos delincuenciales para cometer delitos como fraudes, la comercialización de armas de fuego y drogas, el reclutamiento de jóvenes para ser sicarios, la promoción de la prostitución, la pederastia, el odio, la homofobia, la xenofobia, las mentiras e incluso el racismo, usurpar identidades, hacer bullying informático, acoso cibernético, hackeo, estafas electrónicas y extorsiones.
Existen plataformas como Twitter y de mensajería directa como Whatsapp y Telegram por ejemplo (en grupos libres), en donde no hay censura alguna para lo que se publica, en cambio en Facebook a pesar de que hay reglas que incluso al ser detectadas pueden propiciar que la cuenta sea suspendida, muchas veces esto no ocurre, pues es en esa red social donde más delitos se cometen como el ciberacoso e incluso existen discursos que incitan a la violencia y el malestar social, sin que la plataforma actúe en consecuencia.
Ante el incremento de estos delitos cibernautas en la entidad, muchos de ellos relacionados con fraudes en paquetes turísticos, inmobiliarios, venta de drogas, armas, aumento de bullying, entre otros, el Gobierno del Estado creó hace algunos años un cuerpo policial especializado denominado Policía Cibernética.
De acuerdo con información proporcionada a El Despertador de Quintana Roo por el departamento de Comunicación Social de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), en lo que va del año se han desactivado 91 páginas web delictivas, de las cuales al menos 78 cometían delitos graves como venta de estupefacientes y armas, así como dedicadas a acosar y perpetrar actos de bullying en redes sociales.
Muchos de quienes actúan maliciosamente se esconden en perfiles falsos y utilizan dichas plataformas para su cometido, pues aprovechan la vulnerabilidad de los jóvenes que hoy tienen acceso fácil a internet y debido a que tampoco existe, por parte de los padres de familia, un control sobre lo que ven o lo que hacen sus hijos, a quienes les permiten que posean cuentas en redes sociales sin ser supervisadas, lo que los convierte en potenciales víctimas de delitos cibernéticos, ya que se la pasan muchas horas al día en los teléfonos o computadoras.
Además, en muchas ocasiones son los propios padres quienes comparten inconscientemente en sus redes sociales información personal y fotografías de sus hijos, sin caer en cuenta que pueden caer en las garras de los grupos delictivos que se encuentran al acecho en la red de redes.
Grupos delictivos operan redes sociales desde Cancún
Recientemente una joven de 17 años residente de Cancún vivió una auténtica pesadilla, después de aceptar un trabajo como niñera a través de la aplicación Babysits, cuyo enlace encontró en redes sociales.
Y es que lo que parecía una oportunidad laboral se convirtió en una experiencia traumática de abuso sexual y esa historia fue revelada por su propia madre, la señora Azahalea Hernández, quien en conferencia de prensa relató los terribles hechos.
Expuso que la menor acordó cuidar al hijo de una mujer a través de la aplicación, estableciendo posteriormente el contacto y la comunicación por WhatsApp.
El pasado viernes 5 de mayo, la joven se dirigió al punto de encuentro acordado, la entrada de un condominio en donde fue abordada por un hombre quien la llevó a un terreno y luego a una casa.
Allí, el individuo abusó sexualmente de ella en repetidas ocasiones. El agresor era el mismo sujeto que la había contratado a través de Babysits, la plataforma holandesa de búsqueda de niñeras.
Una semana después, la Policía de Cancún detuvo a un hombre llamado Erick ‘N’, cuyas características coincidían con las descripciones proporcionadas por la víctima. Se encontraron pruebas que lo vinculaban con otros casos de secuestro y violación en la zona.
Preocupante adicción a las redes sociales
En el 2021, Facebook admitió en documentos internos que Instagram era perjudicial para las adolescentes; este año, los filtros de TikTok han disparado las alarmas por su realismo (superan los límites conocidos hasta ahora, gracias a la inteligencia artificial, lo que facilita el encubrimiento de las identidades de potenciales perpetradores de delitos) y por contribuir al culto a la imagen.
De acuerdo a un informe de la Universidad Anáhuac, la adicción a las redes sociales se ha convertido en un tema recurrente y preocupante, ya que las cifras de este problema están en aumento.
Se estima que para este año (2023) el número de usuarios incremente a 90 millones a nivel nacional, y se calcula que 35.5 millones de los usuarios son jóvenes de entre 12 a 29 años, esto de acuerdo con los datos otorgados por la Encuesta Nacional sobre Dispositivos y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares.
Sin embargo, el grupo de personas que más tiempo pasa en las redes sociales tiene entre 25 y 34 años.
El informe de dicha casa de estudios sostiene que las cifras deben alertarnos para actuar e identificar la causa de este problema, pues “estamos frente a un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la necesidad compulsiva e incontrolable de estar conectado a las redes sociales, lo que lleva a una pérdida del control y una interferencia significativa en la vida diaria de la persona”.
Se agrega que esta adicción puede manifestarse en síntomas como la ansiedad, el estrés, la irritabilidad y la falta de concentración cuando la persona se aleja de las redes sociales, así como una disminución de la calidad del sueño, falta de productividad y problemas interpersonales.
La adicción a las redes sociales puede afectar la salud mental y emocional de la persona, por lo que es importante buscar ayuda profesional si se experimentan esos síntomas.
Uso excesivo causa problemas mentales
De acuerdo con el psicólogo Soilo Salazar García, quien es especialista en adicciones, aunque las redes sociales han cumplido muchas de sus primeras promesas de aumentar las oportunidades de conexión, en estas oportunidades se han encontrado con muchos riesgos, como el aislamiento psicológico, la exposición a materiales nocivos, el riesgo social y la pérdida de tiempo.
“Las redes sociales ofrecen una variedad de actividades entretenidas y posiblemente adictivas que pueden chupar el tiempo de los usuarios, produciéndoles además en muchos casos conductas antisociales”, explicó a El Despertador de Quintana Roo.
Cabe decir que los comportamientos antisociales en las redes sociales, como el acoso y la intimidación, van en aumento.
Para las víctimas de la ciberagresión, este comportamiento puede tener varias consecuencias negativas, como estrés mental y emocional y una menor participación en línea que conduce a un mayor aislamiento.
Existen informes que muestran que una persona promedio revisa su teléfono celular más de 100 veces al día, ya sea que reciba una notificación o no, es decir, pasan 145 minutos diarios monitoreando y publicando en sus cuentas de redes sociales.
Una de las primeras apariciones de problemas es la ansiedad, depresión y estrés como efectos psicológicos y un ejemplo de ello es cuando una persona se siente inquieta al no poder acceder a sus redes sociales o tienen la sensación de que el teléfono está vibrando cuando realmente no lo está haciendo.
Entre las causas más reconocidas de la adicción a las redes sociales se encuentran la baja autoestima, la insatisfacción personal, la depresión o hiperactividad e, incluso, la falta de afecto, carencia que con frecuencia los adolescentes tratan de llenar con los famosos likes.
De hecho, muchos jóvenes los buscan casi compulsivamente para experimentar una intensa –pero siempre breve– sensación de satisfacción que, sin embargo, puede ser contraproducente al hacerlos dependientes, a la larga, de la opinión de los demás.
El perfil mayoritario del adicto es el de un joven de entre 16 y 24 años. Los adolescentes son quienes tienen mayor riesgo de caer en la adición, según los expertos, por tres motivos fundamentales: su tendencia a la impulsividad, la necesidad de tener una influencia social amplia y expansiva y, finalmente, la necesidad de reafirmar la identidad de grupo.
La delincuencia invade internet
Y al encontrar en las redes sociales perfiles o información que les llame la atención, los internautas recurren inmediatamente a ahondar en su contenido, donde son redireccionados al darle clic a los enlaces que les aparecen y ahí, con mayor facilidad, pueden caer en manos de los grupos delictivos.
Si bien en los últimos años el internet se ha convertido en una herramienta útil para todos los ciudadanos y gobiernos, ya que aporta cosas buenas a la sociedad en materia de información, formación profesional, comunicación, trabajo, entre otros beneficios, también se ha transformado en un instrumento de operaciones de grupos delictivos que lo emplean para obtener beneficio propio.
Es decir, es un arma de “doble filo”, pues dentro de la parte ilegal que conlleva este gran mundo virtual se pueden cometer delitos de acoso, estafa, fraude, venta ilegal de drogas, armas, medicamentos, prostitución, englobados en un mercado negro que opera abiertamente y al alcance de muchos sin excesivas complicaciones, dentro del internet al que todos tenemos alcance.
Sin embargo, existe otro espacio mucho más peligroso al que se le conoce como la “Dark Web” (un conjunto oculto de sitios de internet a los que solo se puede acceder mediante un navegador especializado) que forma parte de la “Deep Web”, que es el internet profundo que no está indexado por los motores de búsqueda convencionales.
Ahí es donde se encuentran publicaciones de videos prohibidos o pornografía infantil, se contratan sicarios a sueldo, hay manuales de creación de armas o bombas, falsificación de dinero, venta y contratación de todo tipo de desarrollos maliciosos y/o ataques, piratería de software y hasta tráfico de órganos y menores, así como la comercialización de animales exóticos en peligro de extinción.
Además, hay páginas que fungen como un auténtico mercado ilegal donde es posible encontrar desde sofisticadas prensas para fabricar dinero hasta las variedades más populares de cannabis. Asimismo, se muestran armas de fuego, incluyendo rifles de alto poder y lanzagranadas.
También se puede encontrar la venta de droga a mayor escala como fentanilo, servicios de hacking (hackers), comercialización de documentación falsa, clonada o robada (visas, pasaportes, tarjetas de crédito, carnets de identidad), falsificación de billetes, videos snuff (de asesinatos, torturas, suicidios, necrofilia, entre otros crímenes reales, sin empleo de efectos especiales) con la finalidad de distribuirlas comercialmente para un enfermizo “entretenimiento”.
En esencia, ahí se encuentra todo lo malo del mundo físico trasladado al virtual, mediante estas redes oscuras con acceso restringido que se usan principalmente para actividades ilícitas.
Especialistas representan al internet como un iceberg y en ese sentido, su punta sería todo aquello que vemos y utilizamos cotidianamente en páginas web localizables por buscadores o redes sociales como Facebook, Twitter, LinkedIn, TikTok o YouTube, pero que apenas representa menos del 10% de toda la red de redes; el restante 90% forma parte de esa vasta red profunda.
Usan redes sociales para estafar en Cancún y Playa del Carmen
Un caso de estafa que sigue vigente en Quintana Roo, donde sigue cosechando víctimas, es destinado a jóvenes de entre 18 a 30 años de Cancún y Playa del Carmen, quienes a través de videos difundidos en las redes sociales –principalmente Instagram, TikTok y Facebook– son invitados a participar en una empresa que promete hacerles ganar mucho dinero en dólares, desde casa y en poco tiempo, sin hacer mucho esfuerzo y solamente mediante el uso de un par de aplicaciones para hacer trading (compraventa de activos).
En dichos videos se puede apreciar a jóvenes presumiendo lujos, viajes al extranjero, dinero, manejando autos de lujo, vistiendo ropa cara.
“No obstante estas personas que en todos los vídeos te hablan de la empresa milagrosa no te cuentan del todo cómo funciona su método y justo aquí es donde viene la trampa”, narró a El Despertador de Quintana Roo un joven que cayó en el engaño.
En la estafa participan diversas empresas que se dedican a contratar «influencers» y les pagan para seguir un guion y hacer creer a otros jóvenes que es posible llegar a ser tan «exitosos» como ellos, desde temprana edad.
“Si se da el caso de que llegues a caer y te inscribas en el programa, al final te darás cuenta de que todo es una mentira, un negocio fraudulento en donde estos vende-humos tratarán de convencerte mediante videollamadas vía zoom en donde participan otras víctimas, y tú al ver más gente te creerás el cuento de que hay muchos obteniendo resultados, cuando en realidad son personas engañadas con ilusiones de ser millonarios por seguir los consejos de un falso gurú de las finanzas que te llenará la cabeza con puros cuentos”, abundó.
Pero ¿cómo funciona la estafa? A pregunta concreta sobre el método, expuso que imponen un exorbitante precio que debe ser pagado mensualmente para pertenecer a dicha academia/empresa y condicionan a los nuevos miembros a invitar a tres amigos para que asistan a un evento, en donde a toda costa tratarán de convencerlos con supuestos testimonios e historias de superación sobre cómo los ponentes ahora son millonarios.
“Todo esto es grabado y subido a sus redes sociales, haciendo creer que a sus eventos asiste mucha gente exitosa, cuando en realidad son personas que acudieron bajo engaño, quienes a su vez tienen que buscar a otros tres amigos para poder así subir de rango y entre más amigos inviten, más alto será su rango y, se supone, más ganancias obtendrán”, añadió.
Es decir, explicó, “simplemente es una estafa piramidal disfrazada de Network Marketing (modelo de comercialización directa de productos o servicios entre el vendedor y el consumidor final sin intermediarios) y cada vez hay más personas realizando estas prácticas, tanto así que las redes sociales están plagadas de spam con su publicidad, llegando a más usuarios expuestos a caer en la estafa”.
Cabe señalar que estas prácticas son ilegales y llevan años, desde el 2018, engañando a miles de personas en todo el país y el mundo, pero ahora con las redes sociales se han potencializado porque no existen acciones legales para frenarlas, a pesar de que la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) afirma que al ser “empresas” que no poseen una regulación, son peligrosas y fraudulentas.
México en la lista de delitos cibernéticos
Los delitos cibernéticos constituyen actos criminales que pueden llegar a afectar al gobierno y su estabilidad, la economía y la paz social y como ejemplo de lo anterior se encuentra el hackeo a los servidores de Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por parte del grupo “Guacamaya”, que filtró un total de cuatro millones de correos electrónicos del Ejército y la Fuerza Aérea, lo que originó preocupación en la reunión bilateral sobre temas de seguridad entre México y Estados Unidos en Washington D.C., ya que el ataque fue dirigido específicamente a la infraestructura militar mexicana.
Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se han registrado varios ataques cibernéticos a servidores de dependencias federales como el ocurrido a Pemex a inicios de noviembre de 2019, y un año después, el 23 de febrero del 2020 ocurrió algo similar a los equipos de la Secretaría de Economía.
México fue blanco del 66% de los ataques cibernéticos ocurridos en América Latina en el período de 2021-2022, lo que provocó pérdidas de entre tres mil y cinco mil millones de dólares por año, de acuerdo con la Asociación de Bancos de México y la American Chamber.
En el 2022, 13 de cada millón de usuarios mexicanos de internet fueron afectados por la ciberdelincuencia y esa cifra coloca a la nación en el noveno lugar de países más afectados por este tipo de delito en el mundo.
El Inegi refleja que en nuestro país el 38.9 millones de personas son usuarios de computadoras y el 32.8 millones tienen acceso a internet, esto quiere decir que más del 50% de nuestra población puede ser objeto o víctima de algún delito cibernético.
La firma de seguridad cibernética SILIKN descubrió que en el mercado negro se comercializan herramientas para atacar servidores de instituciones gubernamentales de México, lo que refleja el grave riesgo de que no haya un control en el tema del internet y que tampoco las autoridades actúen para evitar más ataques cibernéticos.