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ROMA.- Un grupo de arqueólogos descubrieron las ruinas de un templo nabateo de 2,000 años de antigüedad sumergido en el puerto Puteoli, Italia. El hallazgo pertenece a un antiguo reino de la península arábiga, cuyo ‘tesoro’ labrado en roca antigua aparece en ‘Indiana Jones y la última cruzada’.

Las exploraciones submarinas identificaron dos salas de losa delimitadas por muros con dos altares de mármol blanco pegados a la pared. El templo más grande tiene la inscripción en latín ‘Dusari sacrum’, que significa, consagrado a Dushara, el dios principal de la religión nabatea, según un estudio publicado en la revista Antiquity.

El templo nabateo fue encontrado bajo una mezcla de hormigón y cerámica rota, lo que confirma la participación de una comunidad regional en las actividades comerciales en el área portuaria italiana, que posiblemente enterró las construcciones cuando su civilización de comerciantes árabes provenientes de Jordania abandonó la zona.

El hallazgo fue posible gracias a la favorable ubicación del templo en una zona volcánica cerca de Nápoles, que durante siglos sumergió y preservó varios artefactos de la época romana que datan del siglo XVIII.

La civilización árabe de Nabatea se extendió desde el norte de Arabia hasta el Mediterráneo oriental entre el siglo IV y II a.C., y se caracterizó por ser una red comercial de lujo. Cuando llegaron a Puteoli se integraron en la comunidad e insertaron decoraciones augustas romanas para sus altares con inscripciones en latín, el idioma que permitía a los extranjeros realizar negocios en el Mediterráneo y acumular riquezas.

La edificación de los santuarios fue posible cuando los nabateos gozaban de libertad y una buena amistad con Roma, desde la época de Augusto hasta Trajano. Poco después, la situación cambió radicalmente para los nabateos, las nuevas leyes absorbieron todas las rutas comerciales para que sean controladas por el Estado y fue el fin del pequeño monopolio.

Los nabateos tuvieron que abandonar Puteoli y sus edificaciones fueron cubiertas a principios del siglo II d.C., para construir nuevas superficies romanas.