El crecimiento logrado el año pasado se evaporará, según analistas, ante las problemáticas creadas por el propio mandatario

AGENCIAS

WASHINGTON.- El tercer año de mandato del presidente Donald Trump comienza con el cierre del Gobierno federal, la desaceleración del crecimiento mundial y un mercado bursátil en crisis.

Las decisiones en política económica de la primera mitad de su mandato aceleraron el crecimiento en 2018, pero la mayoría de las previsiones muestran que el impulso se evapora en el futuro.

Una enorme reducción de impuestos y el continuo crecimiento del gasto agregaron energizarte a una lenta recuperación, que comenzó en 2010, luego de la crisis financiera. Al mismo tiempo, una serie de aranceles han cambiado las cadenas de suministro y elevado los precios, arrojando a las empresas a una niebla de incertidumbre.

Hace un año, Trump aún podría haber culpado por la condición de la economía de su predecesor. Hoy es su culpa, para bien o para mal.

La política comercial de Trump ha sido una montaña rusa emocional para las empresas que dependen de los componentes importados o de los mercados en el extranjero.

El alivio de que el gobierno de Trump llegara a un acuerdo con Canadá y México sobre revisiones menores del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha desaparecido ante las amenazas de Trump de retirarse del TLC si el Congreso no ratifica el nuevo acuerdo.

Y el temor sobre el costo de los aranceles que ahora se aplican a casi 300 mil millones de dólares en importaciones estadounidenses se ve agravado por el temor de nuevos aranceles sobre incluso más productos chinos si no se llega a un acuerdo.

Encima, la retórica de Trump y la represión contra inmigrantes y visitantes ha disuadido a los paseantes extranjeros y estudiantes internacionales que han venido a las atracciones turísticas y universidades de Estados Unidos en números más bajos durante el año pasado.

Es aparente en otras dimensiones también. La inversión extranjera directa en Estados Unidos cayó drásticamente en 2017 con respecto a los dos años anteriores y se volvió negativa en el segundo trimestre de 2018. Eso significa que las empresas extranjeras están menos interesadas en construir fábricas y comprar empresas en Estados Unidos.