‘Morte in Venezia’ de Luchino Visconti – EL BESTIARIO
15 Jul. 2023El Mediterráneo crecía de nivel hasta este verano de sequía que ha dejado sin agua los canales, Cancún debe prepararse ante el cambio climático
SANTIAGO J. SANTAMARÍA GURTUBAY
La Basílica de San Marcos inundada, palacios, museos, hoteles y tiendas con el agua casi hasta las rodillas, góndolas arrastradas a la riba, la ciudad paralizada y un muerto. La marea alta sufrida la noche del martes, 12 de noviembre de 2019, en Venecia había dejado la ciudad sumida en el caos, como en 1966, cuando l’acqua alta de 194 centímetros la anegó y provocó serios daños en el patrimonio arquitectónico y artístico. El gobernador de la región hablaba ya de “una devastación apocalíptica”. La crisis no ha pasado todavía y se espera otra marea altísima. En medio de estos desastres, se impone el cambio climático como uno de los culpables principales de que los episodios de mareas de este calibre se hagan cada vez más frecuentes e intensas. Si embargo, la escasez de lluvias y la grave sequía que está afectando a España, Francia, Italia y al resto de Europa y a nuestro México, ha provocado una insólita bajada del nivel del agua en los canales venecianos…
La primera alarma se registró justo cuando la masa de turistas que acudieron al Carnaval se marchaba de la ciudad arrastrando sus maletas y vaciaba, de paso, también sus calles. La altura del agua de los canales ha estado desde entonces muy por debajo de los 50 y 79 centímetros habituales. Las primeras imágenes de los canales estos días recordaban a la sequía que se extiende por todo el norte de Italia, donde se reproducen estampas como la de la cuenca del siempre caudaloso río del Po languideciendo sin apenas agua. De hecho, el río más largo de Italia, que va desde los Alpes en el noroeste hasta el Adriático, tiene hoy un 61% menos de agua de lo normal en esta época del año. Es la peor sequía en 70 años.
El alcalde de Venecia escribía, sorprendentemente, en su cuenta de Twitter, mientras recorría la Plaza de San Marcos, a finales del 2022… : “Un viento soplaba fortísimo y alimentaba la marea. Estos son los efectos del cambio climático”. El regidor se sumaba así a las advertencias de científicos expertos sobre un aumento acelerado e imparable del nivel del mar. El Mediterráneo ha crecido entre 20 y 25 centímetros desde principios del siglo XX, como recordaba Gabriel Jordà, científico del Centro Español de Oceanografía de las Islas Baleares y uno de los autores de una investigación que muestra cómo la subida del nivel del mar haría aumentar la frecuencia de inundaciones… El recuerdo de la terrible inundación del 4 de noviembre de 1966 comenzó a materializarse el pasado mes de diciembre. Un viento superior al previsto se levantó, empujando con fuerza el agua del Adriático a la laguna de Venecia. El Centro de Previsión de las Mareas de Venecia, que también se ha visto afectado por el fenómeno y se ha quedado incomunicado, había previsto como pico máximo 160 centímetros, pero alcanzó los 187. Un técnico de dicho organismo aseguraba que “se formó un pequeño ciclón sobre Venecia, con vientos de hasta 120 kilómetros por hora que empeoraron la situación. Es algo completamente anómalo y puede estar relacionado con el cambio climático”, insiste.
El Ministerio de Infraestructuras y Transportes de Italia anunciaba un plan para alejar progresivamente el paso de los cruceros y otras embarcaciones frente a Venecia, que sin embargo no ha satisfecho a las asociaciones de ciudadanos y ecologistas. Las imágenes de estos rascacielos sobre el mar que pasaban y se detenían amenazantes frente a la Plaza de San Marcos y el Palacio Ducal habían dado la vuelta al mundo y provocado fuertes críticas. La medida de acabar con el paso de los grandes barcos era una de las condiciones que había impuesto la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para evitar que Venecia fuese eliminada de la lista de ciudades patrimonio de la humanidad para ser considerara lugar en peligro. Eran los ‘Godzilas’.
Godzilla es un monstruo japonés ficticio, que ha protagonizado numerosas películas y se ha convertido en uno de los personajes cinematográficos más conocidos del mundo. Apareció en pantalla por primera vez en 1954. Godzilla es una de las referencias más populares de la cultura japonesa del siglo XX, siendo descrita como un enorme dinosaurio mutante, quien genera y salva del caos a Japón y el mundo; por lo que es muchas veces considerado como antihéroe. A pesar de que su popularidad ha ido decreciendo a medida que avanzan los años, continúa siendo uno de los monstruos más conocidos en todo el mundo. Hasta la fecha, Godzilla continúa siendo uno de los iconos más representativos del cine japonés, y el más importante del subgénero kaiju, el que deriva del género tokusatsu. Se cree que los estudios cinemtográfico Toho había pensado en Godzilla como una representación del miedo que sintió Japón después del bombardeo atómico sufrido en la Segunda Guerra Mundial a manos de Estados Unidos.
El naufragio del crucero Costa Concordia en 2012 frente a la isla de Il Giglio, en el centro de Italia, hizo saltar todas las alarmas de lo que habría podido ocurrir si hubiese sucedido en la ya frágil ‘Ciudad de los Canales’. La tragedia se cierne sobre uno de los más universales emblemas del turismo de ese país europeo, junto a Roma y Florencia: Venecia. La llegada de un turismo de masas desbocado ha robado el alma de la ciudad y su ecosistema tradicional para convertirla en un parque temático, su sustento y su tragedia. No obstante, hay fechas en el calendario para disfrutar de los encantos de la “Muerte en Venecia” (Morte a Venezia) de Luchino Visconti, quien adaptó la novela del escritor alemán Thomas Mann. Esta cinta, una de las últimas obras del director de “Rocco y sus hermanos”, “Senso” y “El gatopardo”, fue candidata al Oscar al mejor vestuario. Es una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista. El Caribe Mexicano, referencia mundial del turismo de Cancún y de la cultura maya, debe tomar buena nota de lo que ocurre en Venecia y en otras capitales del turismo…
Bruno Rizzato es el último de una estirpe de restauradores venecianos que se remonta a 1880. Se sabe una especie en extinción. No tanto por su oficio de restaurador de antigüedades, “aunque ahora la gente prefiere los muebles de Ikea, todo blanco y cristal”, sino por su linaje veneciano. “La explotación salvaje del turismo de masas”, sostiene, “le ha robado el alma a la ciudad. Venecia se ha convertido en Disneylandia. Un parque temático donde, al precio de un euro, unos chinos venden a otros chinos máscaras venecianas fabricadas en China”.
‘Morte a Venezia’, tanto la novela original como la película constituyen, aparte de los sucesos acontecidos a Gustav durante su estancia en Venecia, una ilustración, oda, alegato y homenaje a la belleza perfecta, pura y plena de la que habla Platón en el Fedro y el Banquete. A principios del siglo XX, el compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach (Dirk Bogarde), que padece de una depresión severa debido a varios problemas tanto familiares como profesionales, se refugia en Venecia para descansar y huir del agobio de su vida en Múnich. Poco después de instalarse en un lujoso hotel en isla del Lido, se fija en un adolescente polaco, Tadzio (Björn Andrésen), cliente del hotel con su familia. El interés del protagonista hacia este joven andrógino de belleza sobrecogedora, que encarna un ideal estético, se va a transformar en amor y obsesión, en plena epidemia de cólera. Morte a Venezia’ es una colección de las más bellas imágenes jamás filmadas y un alegato a la apreciación de la belleza.
“¿Usted cree que Venecia puede morir?”. “Venecia ya está muerta”. Tiziana Terzi habla con conocimiento de causa. Es la dueña de la funeraria Pavanello, en el distrito de Cannaregio, una de las zonas más bellas de Venecia -valga la redundancia- y menos golpeada por el turismo de aluvión. “Digo que está muerta”, se explica Tiziana, “porque ya no existe la verdadera Venecia. Los oficios, los negocios, los artesanos, los vecinos que se ayudaban entre sí en una ciudad bellísima, tal vez la más bella de todas, pero también incómoda, sobre todo para las personas mayores. Antes, bajabas de tu casa y no hacía falta cruzar más de dos puentes para encontrar la panadería, la frutería, el carnicero. Cualquiera ayudaba a la abuela del segundo a subir la compra en una ciudad sin ascensores. Ahora eso ya no es posible porque vivimos entre extranjeros, rodeados de gente que no conoces. Nos hemos visto obligados a cerrar todos los negocios porque han puesto los alquileres imposibles. El turismo desbocado ha matado el ecosistema de esta ciudad. Cada vez que un anciano muere, también se muere un poco más Venecia, porque su lugar no será ocupado por un veneciano más joven, sino por un turista”.
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