Mediante un dispositivo del tamaño de una moneda logrará evitarse la cirugía de reemplazo que ocurre entre cinco y 10 años después del implante

AGENCIAS

HANOVER.- El movimiento del corazón es tan poderoso que puede recargar dispositivos que salvan nuestras vidas, según un estudio del Dartmouth College. Basta con un dispositivo del tamaño de una moneda para que la energía cinética del corazón se convierta en electricidad y alimente una amplia gama de dispositivos, como marcapasos o desfibriladores.

El marcapasos es un aparato electrónico generador de impulsos. Implantado en personas con problemas cardiacos, ralentiza la actividad electrónica cardíaca y puede desencadenar impulsos electrónicos.

El desfibrilador cardioversor implantable (DCI) es un dispositivo que detecta un latido cardíaco anormal y envía un choque eléctrico al corazón para normalizar su ritmo. Se coloca dentro del cuerpo en personas en riesgo de muerte súbita a causa de taquicardia o fibrilación ventricular, o que hayan tenido ritmos cardíacos peligrosos.

Millones de personas confían en los marcapasos, desfibriladores y otros dispositivos implantados que funcionan con baterías que deben reemplazarse cada cinco o 10 años mediante una cirugía que puede ser costosa y enfrenta posibles complicaciones e infecciones.

El trabajo del equipo propone modificar los marcapasos para aprovechar la energía cinética (que se obtiene gracias al movimiento) del cable conductor conectado al corazón, convirtiéndola en electricidad para cargar continuamente las baterías. Además, los módulos podrían utilizarse como sensores para recopilar datos y monitorizar en tiempo real a los pacientes.

De acuerdo con el profesor de ingeniería de Dartmouth, John XJ Zhang, principal artífice de este invento, los años que restan a la investigación, más el tiempo requerido para obtener la aprobación regulatoria, hará que los marcapasos con carga automática tarden unos cinco años en ser comercializados.

“Hemos completado los primeros estudios con animales con excelentes resultados –dijo Zhang– y ya hay un gran interés de las principales compañías de tecnología médica”.