El mundo del deporte esconde historias de lucha y superación donde alcanzar sueños y metas es el único objetivo; este es el caso de Héctor Majul, un joven que fue deportado en 2 países buscando triunfar en el Hockey y en el estudio pero su nacionalidad siempre fue un problema hasta que llegó a Lituania, donde se ha consolidado como un gran deportista y donde espera obtener su revancha pronto. Acompáñenme a leer esta bonita historia.

Héctor Majul desde muy pequeño tuvo una afición muy grande por el deporte. Dorozhenko, un hombre que jugó con la Unión Soviética hace muchos años, descubrió a Majul cuando sólo tenía 6 años (hoy en día tiene 24). Este hombre consiguió un trabajo en Arizona dentro de las clínicas de hockey de la zona y Héctor decidió seguirlo, por lo que llegaría a Estados Unidos con visa de estudiante y ahí comenzó su secundaria.

Como ya se dijo, consiguió una visa de estudiante la cual le serviría por poco más de 10 años; comenzó a jugar hockey y se convirtió en un gran jugador a nivel escolar, llegando hasta el punto de entrar a la universidad, estudiar y jugar al mismo tiempo a nivel internacional.

El 22 de agosto del 2017 hizo un viaje a México para visitar a unos familiares y regresó a Estados Unidos, acompañado de su novia Katy Weizman. La policía los detuvo en el aeropuerto ya que en su bolsa de maquillaje encontraron suministro para una semana de Concerta, su medicamento para el TDAH. La policía los detuvo, interrogó a Héctor y él cometió el error de decir que dejó México para jugar hockey, siendo que su visa era de estudiante y se metió en un problema legal enorme.

La policía migratoria se puso muy estricta, bajo la declaración le cancelaron su visa de estudiante y tendría que regresar a México.

Tras volver hicieron un sondeo para ver las posibilidades que había sobre el hielo y resulta que llamaron la atención de Arno Del Curto, quien durante 22 años había dirigido el club de hockey Davos en Suiza; los contactó, decidieron firmarlo y Héctor Majul obtuvo una nueva visa de deportista amateur, por lo que la esperanza renacía.

Estuvo un par de semanas y demostró la calidad que tenía; pasó por Estados Unidos donde es difícil brillar y lo hizo, por lo que parecía que todo marcharía bien… pero no.

Se supone que previo a llegar a Suiza Majul ya debía ser considerado un jugador profesional y no amateur, por lo que no obtendría la certificación que le permitiría jugar en este país, así que una ves más tendría que ser deportado.

La luz al final del túnel se presentó a finales del año pasado, pues tras haber rechazado su visa en Suiza obtuvo un llamado del Hockey Punks, en Lituania, para unirse a su equipo. Una vez más realizó un viaje largo pero Majul firmó un contrato con el club lituano; le proporcionó un apartamento en Vilnius y lo ayudó a estabilizar su estatus migratorio y ahora se la pasa bien en este país.

“Creo que en Norteamérica tengo esta etiqueta de ‘¿Por qué un mexicano juega al hockey? Debería estar jugando al fútbol. Aquí también es un shock cuando escuchan que hay un jugador de hockey mexicano. Tal vez para que yo pudiera pasar al siguiente nivel, tenía que venir y superar esto primero, confesó Majul al NY Times.

Y así es como el deportista mexicano pasó por duras pruebas para lograr sus sueños. No ha sido fácil, no le han regalado nada y es una prueba fidedigna de que cuando se quiere y se trabaja, todo se puede lograr.