Claudio Obregón Clairin

Durante unos días antes y otros después de los equinoccios en Chichén Itzá, se observa la imagen de una serpiente de luz y de sombra que desciende por la balaustrada Norte del llamado Templo de Kukulcán. Cientos de visitantes celebran el evento arqueoastronómico y comulgan con la idea de que la entidad divina maya se hace presente con esta hierofanía.

La realidad histórica es que Kukulcán no es mencionado en los textos jeroglíficos mayas. Únicamente las fuentes coloniales hacen referencia, lo cual es trascendente y pone en duda su existencia en el imaginario religioso maya y su origen colonial es chiapaneco.

En el capítulo CXXII de Apologética-Historia Sumaria, escrita en 1536 por el obispo Fray Bartolomé de las Casas, leemos que en sus andanzas por la región tropical chiapaneca, se entrevistó con clérigo Francisco Fernandez, quien por conocer las lenguas de los naturales, le encomendó recopilar las creencias religiosas mayas del S.XVI. Al cabo de un tiempo, se encontraron nuevamente y el clérigo refirió al obispo una secuencia de “creencias” que relacionan a la religión maya con el catolicismo.

Transcribo lo que Fray Bartolomé de las Casas nos legó en la obra citada:

“Otra cosa referiré yo harto nueva en todas las Indias, y que hasta ‘ ‘ el hoy en ninguna parte dellas se hallado, y esta que como. aqu reino entrase también, por cercama dentro de los de m1 obispado de Chiapa, yo fuí alli a desembarcar como a trena y puerto muy sano. Hallé allí un clérigo, bueno, de edad madura y honrado, que sabia la lengua de los indios por haber vivido en él algunos años; y porque pasar adelante a la cabeza del obispado me era necesario, constituilo por mi vicario y roguéle y encarguéle que por la dentro anduviese visitando a los indios, y con crerta forma que le dr les predicase. El cual, a cabo de ciertos meses y aun creo q;te de. ‘;m año me escribió que había hallado un señor pnncrpal que, mqumcnde su creencia y religión antigua que por aquel reino solían tener, le dijo que ellos cognoscían y creían en Dios que estaba en el cielo, y que aqueste Dios era Padre y Hijo y Espíritu Sancto, y que el Padre se llama !zona, que había criado los hombres y todas las cosas: el Hijo tenia por nombre Bacab, el cual nació de una doncella siempre virgen, llamada Chibirias, que está en el cielo con Dio:. Al Espíritu Sancto nombraban Echuac. Izana drcen que qmere decrr el Gran Padre; el de Bacab, que es el Hijo, dicen que lo mató Eopuco, y lo hizo azotar y puso una corona de espinas, y que lo puso tendido los brazos en un palo, no entendiendo que estaba clavado, sino atado (y así para ]o significar extendía los brazos), donde finalmente murió; estuvo tres días muerto, y al tercero, que tornó a vrvrr y se subró al cielo, y que allá está con su Padre”.

A todas luces, lo que Fernandez le comentó a Fray Bartolomé de las Casas sobre las creencias religiosas mayas, es un remix de la Trinidad y del calvario de Cristo. Carece de referencias del imaginario religioso maya. Como si el recuento tuviera una intención no manifiesta y este escenario, pone en tela de juicio la siguiente brevísima mención en el mismo texto de Cocolcan (Kukulcán):

antiguamente vinieron a aquella tierra vemte hombres (de los qumce señala los nombres, que parques es mala letra y porque no hace al caso aquí no los pongo; de los otros cinco dice el clérigo que no halló rastro). El principal dellos se llamaba Cocolcán; a éste llamaron dios de las fiebres o calenturas;

Es todo lo que menciona Bartolomé de las Casas de lo que le informó Francisco Fernandez sobre Cocolcan… Constatamos que en el imaginario religioso de los peninsulares, se trata de un individuo acompañado de otros que no fueron nombrados y es considerado un dios relacionado con las fiebres y las calenturas…

El imaginario iconográfico Chamula y Colonial sobre las serpientes emplumadas

Bachaj Men o Bachaj Man es una entidad divina tzotzil que se representa en forma de serpiente emplumada. La historia chamula refiere que Bachaj Men, antes de la llegada de San Juan Bautista, habitaba en un lago. El santo informó a la serpiente que iba a secar la laguna para edificar su iglesia. Cuando la Iglesia estuvo terminada, San Juan Bautista permitió a Bachaj Men que se quedara y le dio como casa la espadaña de la fachada de la iglesia; desde entonces serpentea entre las campanas.

Esta realidad mitológica maya tzotzil nos indica que la serpiente emplumada Bachaj Men es acuática pero que hoy habita en la espadaña, espacio donde se ubican las campanas que antaño anunciaban el medio día y a través de las cuerdas con las que los tzotiziles las tañen durante los días de los santos difuntos, descienden los espíritus de sus familiares.

En la fachada de la Iglesia de Santo Domingo en San Cristóbal de las Casas, aparecen unas serpientes-sirenas-solares. La maestra Gabriela Yazmín Fuentes, durante su ponencia en el Foro Anual de Estudiantes del CESMECA (2013), refirió sobre el imaginario serpentino autóctono que después vemos camuflado y remasterizado en las fachadas coloniales como en Santo Domingo:

“El tema de la serpiente aparece con frecuencia en el pensamiento mesoamericano. Como símbolo se le asocia a la montaña y al agua. Los Cakchiqueles creen que una diosa en forma de serpiente es la dueña del lago Atitlán, los pedranos también consideran a la serpiente, diosa de los lagos. Entre los zoques, la serpiente está relacionada tanto con el agua como con la cueva y la montaña; por un lado se cree que la serpiente que habita la montaña se traslada de un cerro a otro y que si en ese transcurso cae al suelo, forma un lago (Aramoni), por otro lado se considera que del plano terrestre las serpientes suben a las nubes y se convierten en rayos y truenos (Báez-Jorge). Resulta interesante observar la formación de un conglomerado de significados en torno a un solo símbolo: la serpiente como factor acuático se relaciona con la montaña, pero también con las diosas de lagos, lagunas, y con lluvia, por lo que también se encuentra asociada al rayo”.

Deconstrucción

1.- Kukulcán tiene su origen en una escueta mención del clérigo Fernandez que lo ubica en un contexto mitológico maya relacionado a la religiosidad católica, más tarde, Fray Diego de Landa lo volvió a mencionar en tres escuetos párrafos y, de estas referencias coloniales, se ha multiplicado Kukulcán hasta ser considerado una importante divinidad maya. Lo que contaron los clérigos, carece de referencia en la epigrafía maya.

2.-La iconografía de serpientes y humanos transfigurados en serpientes inició con los pueblos olmecas en el lejano Tlatilco y en el Golfo de México. Quetzalcóatl es un mito formado por varios mitos (Enrique Florescano dixit) y los clérigos del s. XVI lo transpolaron al imaginario religioso maya.

3.- El reporte religioso maya de Fernandez es muy cuestionable, contiene el sesgo de la religión católica, La Trinidad es transferida a las entidades divinas mayas y así al Dios Padre lo nombra Izama (entidad tutelar maya), a Cristo lo relaciona con Bacab (guardián del cielo en la cosmovisión maya) y la entidad divina maya de la guerra, el cacao y el comercio Echuac, suplanta al Espíritu Santo. Los roles divinos que otorga Fernandez no son los que los mayas dieron a sus entidades, ergo et consequenter, lo que refirió sobre Cocolcan carece de rigor histórico ya que lo relaciona con un hombre-divinidad de las fiebres y de las calenturas que no encontramos en ninguna inscripción.

4.- En la iconografía de Santo Domingo y en el imaginario chamula, las serpientes divinas se relacionan con los rayos y con el agua… En todo caso, dicha entidad estaría más cercana a K’awiil maya que al Kukulcán franciscano.

A partir de los dichos de los religiosos católicos y sin ninguna referencia maya que los valide, se ha construido un mito en el imaginario colectivo así como en algunos sectores de la investigación maya que consideran como una certeza histórica lo dicho por los franciscanos sobre Kukulcán.

Existen ciertamente serpientes emplumadas en Chichén Itzá y quizá por ello, los franciscanos transportaron a Quetzalcoatl al área maya, pero sus significantes son múltiples y diversos.

En una próxima publicación, platicaremos de la diversidad iconográfica de las serpientes emplumadas en la ciudad maya que hoy conocemos como Chichén Itzá y que por cierto, los mayas que la habitaron no la nombraron así, la epigrafía nos indica que la llamaron Wak Yab Nal y en otras ocasiones Uuc Yab Nal. 

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