Es probable que un lector actual pueda aceptar, sin muchas reservas, que un texto narrativo se impregne de recursos que caracterizan a otros géneros literarios, como el ensayo y la crónica. Esto ocurre así por la diversificación de modelos estilísticos, distintivos de épocas variadas, que desembocan en la asimilación de los registros tradicionales.

Sin embargo, esta integración de elementos discursivos y tonalidades de la expresión escrita no es exclusiva de tiempos recientes, ya que la propia historia de la literatura atestigua su presencia en el pasado no del todo fenecido. Y más aún: como es fácil suponer, es posible encontrarla también en distintos ámbitos geográficos, no sólo en las grandes capitales de la producción artística.

Una muestra elocuente de lo expuesto líneas arriba es el relato Ellos. Episodio histórico (del género realista) que Ramón F. Gamarra (1828?-1886) publicó en el mismo año en que acaeció su deceso y que El Colegio de San Luis reeditó en 1998 en su colección Letras Potosinas, que coordina el escritor Ignacio Betancourt.

Como su título sugiere, esta obra se vale de pasajes que la ficción literaria hace verosímiles al relacionarlos, a manera de crónica, con sucesos y personajes reales que su autor intercala en sus páginas para inspirar mayor credibilidad. Pero a la vez plantea una concepción ética que contrasta con firmeza valores y alegatos en torno a las acciones humanas.

En su nota preliminar, Gamarra se refiere a su narración como un ejemplo de la “literatura infernal y católica”, y en ella describe los imperativos morales que enfrenta un hombre extremadamente sensible al contraer lazos con una joven cuyo núcleo familiar admite el incesto y la bigamia, el comercio carnal desenfrenado, la impiedad y la blasfemia entre los rasgos de su conducta cotidiana. “Cuando entre dos familias depravadas emparenta legítimamente una que no lo es, ésta lleva en el pecado la penitencia, porque con su misma inocencia atrae sobre sí corrientes contrarias, que juntas facilitan más el desarrollo de la inexorable ley de expiación: las corrientes del Bien que se resiste y la del Mal que ataca”, explica el autor potosino.

Es notable el modo como el narrador hace mofa de varios fetiches conceptuales de las clases ilustradas de su época, como la teoría positivista y el espiritismo, a cuyos adeptos y detractores demuestra haber leído cuidadosamente, tal como lo evidencia al glosar afirmaciones de unos y de otros.

Precisamente entre las obras inéditas de este autor decimonónico se cuenta la novela Memorias de un espiritista. Acerca de dichas creencias, la voz narrativa inserta en Ellos señala que existe un espiritismo bueno y otro malo; al segundo lo identifica con el sistema doctrinal que formuló Allan Kardec, el cual postula que los espíritus son agentes de la voluntad divina llamados a conducir la regeneración de la humanidad. Al bueno, en cambio, le atribuye la refutación de aquél, sosteniendo que los únicos espíritus que pueden ser evocados son los perversos, que se hacen pasar por virtuosos para inducir al error y al engaño.

Gamarra incorpora en su relato figuras monstruosas, seres de espanto que irrumpen en algunos episodios para perturbar el orden público y multiplicar las consejas que recrean las masas populares.

Con estos ejemplos se observan diversos componentes temáticos que figuran en la trama, confiriéndole cierta densidad que en su forma aligeran la fluidez y la amenidad del estilo. En su contenido predomina la lucha entre fuerzas malignas y bienhechoras, y su confluencia final para castigar la infamia y la abyección.

Ramón F. Gamarra, Ellos. Episodio histórico (del género realista), San Luis Potosí, El Colegio de San Luis, 1998, 54 pp.