Los ciudadanos soñaban con ser gordos, tras el colapso de Unión Soviética… En el país del azúcar hoy no hay azúcar

SANTIAGO J. SANTAMARIA GURTUBAY

En la Gaceta Oficial Extraordinaria No. 26 del día 10 de abril de 2023 ha sido publicada la Resolución 63 de 2023 del Banco Central de Cuba, de fecha 6 de abril de 2023, que deroga la Resolución 176 de junio de 2021, que prohibía la aceptación del dólar estadounidense en efectivo por parte de los bancos e instituciones financieras no bancarias, para su bancarización. “La derogación de la Resolución 176/2021, responde a las circunstancias y prioridades actuales de la política económica. El actual escenario económico del país, habiendo superado la pandemia COVID 19, con el inicio de la reanimación del turismo, la reanudación de la presencia de visitantes extranjeros y la recuperación paulatina de la actividad productiva y de servicios, aconseja dar este paso, aun cuando permanecen en vigor las medidas de máxima presión económica que han reforzado en extremo al bloqueo económico, en particular las dirigidas a entorpecer los flujos financieros externos de Cuba e impedir los depósitos en el exterior de dólares estadounidenses en efectivo…”, notificaba Cubadebate, medio oficialista de Habana en Twitter. El mercado cambiario establecido en agosto de 2022, entre otras medidas, ha creado las condiciones para que se pueda aceptar, como era en el pasado, tanto la posibilidad de realizar depósitos en dólares estadounidenses en las instituciones financieras y bancarias, como de recibir esa moneda en efectivo a partir de operaciones de canje. “Puesto que la política de presión económica que dio lugar a la decisión de junio de 2021 permanece vigente, el problema de fondo no se ha resuelto. Por consiguiente, será necesario monitorear la evolución de la actividad bancaria y financiera a partir de este nuevo paso, con la confianza de que resultará beneficioso para la actividad económica nacional y para la población, y con la disposición de realizar los ajustes que resulten pertinentes según su comportamiento. A partir de este momento las instituciones financieras y bancarias aceptarán depósitos en efectivo de dólares estadounidenses en cuentas bancarias, y se mantendrá como hasta el presente, la aceptación de esta moneda en las operaciones de compra y venta de divisas en el Mercado Cambiario…”. Muchos cubanos cuestionan esta medida ‘normalizadora’. El cambio oficial seguirá en 24 pesos por dólar. El ‘mercado negro’ paga entre 175 y 185 pesos… Delirante solución económica.

“De repente, la sociedad se enfrenta con cantidades considerablemente reducidas de energía de los hidrocarburos, y el resultado fue una reorganización fundamental de la producción de alimentos, dando lugar a un auge en la agricultura orgánica urbana, que requiere menos insumos que la agricultura convencional. A pesar del aumento en la producción orgánica, los productos continúan para el sistema agrícola de Cuba y su capacidad para alimentarse a sí misma con productos locales. La Isla importaba el 80% para el consumo interno. Con el colapso de la Unión Soviética, Cuba se encontraba en una posición en la que nadie pensó que iba a sobrevivir. Toda La Habana se ve inundada de pequeños huertos orgánicos, desde los techos de las casas, hasta los patios, los estacionamientos vacíos. La experiencia se extiende rápidamente a otras ciudades y pueblos. Los mercados de estos agricultores urbanos proporcionan el acceso de los ciudadanos a verduras, frutas y hortalizas. No había petróleo para transportar los alimentos desde la campiña. En el campo, bueyes y caballos han reemplazado tractores. El trabajo manual a las máquinas pues faltan repuestos. Un amplio programa de redistribución de la tierra fue instigado. Muchas de las granjas colectivas fueron divididas en unidades más manejables sin las flotas de tractores de antaño. Termina el reportaje de la CNN y el ‘osado’ Mat Ford proponía nada más y nada menos a los asustados norteamericanos de a pie, todavía con el miedo metido en el cuerpo tras el reciente ataque de Alqaeda a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono de Washington que, que no se olvidaran de estas ‘lecciones’ que Cuba dio al mundo y a su gobierno enemigo de los Estados Unidos…”, escribíamos hace un cuarto de siglo, un reportaje titulado “Los ciudadanos soñaban con ser gordos en la Cuba del Período Especial”.

Hoy es el día que hay muchos que no entendimos el sentido de este reportaje de la CNN en medio de los preparativos de las guerras de Irak y Afganistán y del fervor patriótico que afectó hasta al The New York Times y al mismísimo Noam Chomsky. Cuba era otro país ‘terrorista’ para EE UU -se libraron los cubanos y las cubanas de no tener rasgos árabes yihadistas- y no faltaban voces exaltadas en la cafetería ”Versalles” de la calle 8 de Miami que exigían con más fuerza que nunca que, “una vez derrocado Sadam Hussein, Fidel Castro era el próximo enemigo a batir”. Creo personalmente que Mat Ford quería acojonar al personal, anunciándoles un ’Período Especial’ en su país, con el propósito, igual, de lograr hacer desaparecer a los gordos de las calles. Quizás le faltó a Mat Ford, más allá de sus análisis de ‘periodista cubanólogo listo’ describir las mil y una epopeyas, protagonizadas por millones de anónimos cubanos flacos del ‘Período Especial’. La primera de ellas, asistir al trabajo, a pesar de que no haber transporte público ni privado. Los coches y las motos, al no haber gasolina, entraron en un periodo de letargo en las empresas y casas, convertidas en madrigueras de oseznos. Lo que se movían en las ahora espaciosas y tranquilas calles de La Habana eran las bicicletas chinas, distribuidas con la máxima velocidad por las autoridades cubanas. Cuba logró convertirse en el primer país del mundo ‘libre de gordos’.

En la mayoría de las casas, los cubanos y sus mascotas compartían sus espacios vitales con media docena de pollitos. El Estado, ante la difícil situación alimentaria, repartió a las familias estos animalitos para que se criaran y sirvieran de aportación de proteínas. Por entonces hubo serios problemas entre la población, provocados por la falta de vitaminas. Los cubanos recuerdan la ‘neuritis óptica’. El Ministerio de la Salud Pública repartió entre la población concentrados vitamínicos bajo las denominaciones de “Polivit” y “Multivit”. El Estado se sobrepasó al repartir estas vitaminas. Los habaneros no sabían qué hacer con tanta vitamina. Enseguida encontraron otras aplicaciones para el “Polivit” y el “Multivit”. Su color amarillo sirvió para acompañar al arroz amarillo, ante la ausencia de azafrán y otros condimentos desaparecidos como eran los de “Gallina Blanca” o “Vitanova”. Hasta el arroz blanco que acompañaba a los frijoles dormidos se ‘achinó’.

Los pollitos sobrevivían con las pocas sobras que restaban en los calderos. Los dueños de la casa ampliaron la utilización de los complejos vitamínicos, atiborrando a las aves con ellos. Lo que no calcularon bien los cubanos fueron las dosis adecuadas para los pollitos. Les despertó de tal manera su apetito que éstos arrasaron con todo lo comestible a su alrededor. Hasta los perros huían de ellos. Muchos abuelos siguen todavía buscando sus dentaduras postizas y prótesis que refrescaban en vaso de agua. San Lázaro y otros santos se quedaron sin frutas en sus altares. Las hojas del diario “Gramma”, sufrieron los picotazos, los destellos de los pollitos quienes no respetaban ni al órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Los resultados: los pollitos, en apenas tres meses, parecían ‘avestruces’ del Caribe.

No solo los pollitos fueron los nuevos miembros de la familia impuestos por el ‘Período Especial’. Hubo otro más importante y de mayor tamaño, el puerquito, al que se alojaba en la bañadera de la casa. En principio nadie protestó, pero llegaron los malos olores, las infecciones… instándose a los vecinos a desprenderse de los gorrinos. Para no ser detectado el animal de las ‘bañaderas’ por sus habituales ‘chillidos’ una legión de veterinarios e incluso de cirujanos hospitalarios se prestaron a realizar ‘operaciones’ para dejar a mudos a los ‘porkys cubanos’. Una doctora amiga de Camaguey, Giselle Saker, me confesó un secreto familiar relacionado con el puerquito que les restó el servicio del baño. “La familia compró a un guajiro cuatro puerquitos de una camada. Cada hijo se llevó su animalito a su ‘bañadera’. Todos recibían la misma cantidad de pienso para su crecimiento”. Desafortunadamente para mi amiga, el suyo no crecía. A simple vista no parecía padecer de ningún transtorno de hipófisis o enanismo. El puerquito siguió siendo puerquito hasta el fin de sus días. No obstante, su primitivo nombre de Goliath, más bien una metedura de pie del ‘padrino’, hubo de ser cambiado para no sufrir la familia las bromas de algunos visitantes vecinos, muchos de ellos llenos de ‘cochina envidia’. El cochinito fue rebautizado con un nombre más acorde a la realidad: Bonsai.

Mauricio Vicent, hijo del mejo columnista español, Manuel Vicent, corresponsal de EL PAÍS escribe estos días… “La famosa frase de un hacendado criollo que dijo sin azúcar no hay país se materializa estos días en la isla”. En 1894, un año antes de la tercera guerra de independencia, Cuba llegó a producir cerca de un millón de toneladas de azúcar. En 1959 molieron 156 centrales azucareros, que produjeron 5,6 millones de toneladas. En los ochenta Cuba llegó a fabricar un promedio de ocho millones de toneladas anuales. La cosecha del año pasado ya rompió todos los récords negativos, pues la isla solo fue capaz de producir 480.000 toneladas de azúcar, el peor resultado en siglo y medio. El desmantelamiento de la industria azucarera, comenzó en 2002 y perseguía el objetivo de reconvertir el sector para hacerlo más eficiente. Para ello fueron cerrados más de la mitad de los centrales que funcionaban en ese momento (156), que daban empleo directo a medio millón de personas. El año pasado molieron solo 36 centrales y este, 23. El pronóstico para la actual zafra 2022-2023 era fabricar 400.000 toneladas según el periódico Granma. En el país del azúcar no hay azúcar.

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