Enrique Serna explora el ego masculino en Lealtad al fantasma
3 Sep. 2022MÉXICO.- Mostrar los conflictos de diversos personajes que entregan el timón de sus vidas o descubren que alguien se los arrebató. “Pero también evidenciar la otra cara de la moneda, que son los invasores de almas y cuáles son sus móviles”.
Esto buscó el escritor Enrique Serna (1959) en los cinco cuentos y las dos novelas cortas que reúne en su nuevo libro, Lealtad al fantasma, que recientemente lanzó la editorial Alfaguara.
Escritos durante la pandemia, excepto el relato que le da nombre al libro, estos textos recrean historias de hombres y mujeres que pierden el control de sus vidas y olvidan sus principios o su identidad, perdidos en el consumo de drogas, el amor, el deseo, una relación adúltera o el odio a sí mismos.
“Hay una autocrítica de la masculinidad”, admite el ganador del Premio Xavier Villaurrutia 2019 por su novela más reciente, El vendedor de silencio. “Este tema ya lo había abordado en La sangre erguida (2010); pero, con los años he comprendido mejor la vanagloria masculina y quise retratarla”.
Aclara que “lo que está en decadencia es el donjuanismo, el imperialismo fálico, la imagen del macho dominador que va conquistando diferentes mujeres a las que después abandona. Eso sí está en crisis, porque vamos hacia un mundo donde existirán muchas ‘doñajuanas’ que hagan lo mismo; porque la independencia económica hace a las mujeres dueñas de su destino”.
Sobre si cree que se están formando otras masculinidades, destaca que “es probable que el concepto se esté transformando, pero dudo mucho que la naturaleza humana cambie. Conductas como las que retrato siempre van a existir. Lo que sucede es que estamos en un tiempo en el que es más difícil hacerlo impunemente”.
Serna, quien en 2019 también obtuvo el Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria por el conjunto de su obra, señala que le gustan los cuentos que están narrados por mujeres. “Eso me exige un desdoblamiento, sacar a la mujer que todos los hombres llevamos dentro; es una experiencia liberadora, un acto de travestismo literario, muy bueno como terapia”.