Roberto Guzmán

Resulta preocupante que durante el transcurso del día no paren de sonar sirenas de patrullas, de carros de bomberos o de ambulancias que circulan por los municipios del estado, trasladando ejecutados o atendiendo balaceras que vecinos reportan en sus colonias, para que se les brinde atención medica en los hospitales de Cancún, Playa, Chetumal y Carrillo, si no mueren antes en el trayecto.

De igual manera, no hay día que dejen de aparecer en redes sociales imágenes con trasfondos de ingenuidad y de sonrisas de servidoras públicas donde la mayoría rayan en lo ridículo y otras que vuelven sus temas en “cursis”, como un modo de conmiseración y lástima que, sin poder negarlo, atenta contra la dignidad de aquellos sectores más vulnerables a quienes continúan muchas de ellas utilizándolos con frialdad bajo propósitos populistas, sin terminar de comprender que sus campañas ya pasaron y que sus compromisos firmados no están teniendo respuestas, sobre todo las del tema de inseguridad sobre el que callan a diario, un silencio que nos obligar a preguntarnos qué es lo que hacen nuestras autoridades de Quintana Roo más allá de tomarse selfies, mientras la delincuencia organizada extorsiona, levanta y coarta la vida de ciudadanos, perpetrando ejecuciones contra todo aquel que no cubre cuotas o está vinculado a actividades ilícitas.

A cinco meses de haber iniciado estos gobiernos y a un año que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de México (INEGI) públicó su última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, esta condenó a Quintana entre los destinos turísticos más violentos del país, midiendo de forma negativa la sensación de inseguridad que tenían sus habitantes, sin haberse obtenido los mejores resultados, ya que la población de 18 años y más manifestó  que era inseguro vivir en sus ciudades (un 66.2%), donde el 71.1% de ellos que eran mujeres y el 60.4% que fueron hombres tuvieron una percepción negativa sobre la seguridad de nuestros destinos turísticos.  Son datos que el Ejecutivo Federal no quiere reconocer, que el crimen organizado controla gran parte de la geografía del estado, sobre todo la parte sur, cuya problemática que es de todos sabido, se ha vuelto aguda por la inseguridad en estas últimas semanas, sin que parezca ser tema de prioridad de nuestra gobernadora como de sus presidentas municipales informar de manera urgente sobre los resultados que están teniendo sus políticas de seguridad como las de sus estrategias que aún desconocemos los quintanarroenses, de cómo se están implementando en cada uno de los 11 municipios y de las que considero requieren una revisión estructural en colectivo y no a modo, permitiéndoles que continúen con actitudes narcisistas, utilizando ‘selfies’ que sabemos no resuelven nada pero hoy son el autorretrato que está convirtiendo a toda una generación de nuevos políticos quintanarroenses, en fans de sí mismos y a la vez, como copias a modelos de estilo donde el Avant garde del “yo” en ellos como en todos sus filtros, están pasando a ser una sociedad individualista clasista en una era de su propia egolatría al tratar de convertirse como personas–anuncio, donde el producto son ellas y ellos mismos quienes aseguran deben venderse lo mejor posible.

¿Que nos dice usted mi estimado lector, acaso no le han dado ganas de tomarse unas selfies con su funcionaria favorita?