*El legado de la dinastía «Sugar» Salgado se extiende a tres generaciones, consolidándose como una de las más importantes en el boxeo de Quintana Roo

Por Sergio Masté

Originario de la Costa Chica de Guerrero, llegó a Cozumel a los 20 años tras haber forjado una carrera en los cuadriláteros de Acapulco. Con un estilo refinado y un impecable juego de piernas, Salgado se destacó en el boxeo regional y nacional, aunque nunca disputó combates de 10 rounds, limitándose a peleas de 8 asaltos. Al llegar a Quintana Roo, acumulaba ya 32 peleas, y su trayectoria solo seguiría en ascenso.

Con un récord de 80 peleas, 60 triunfos, 16 derrotas y 1 empate, Henry «Sugar» Salgado se consagró campeón del sureste de México, convirtiéndose en una figura central del boxeo local y peleando en múltiples funciones. Su tenacidad y habilidades técnicas lo llevaron a ser entrenado por Ladislao “Chino” Celis (q.e.p.d), conocido por formar campeones como «Rudy» López y «Alacrán» Berchelt, a quien consideraba su segundo padre.

Henry, gracias por tu tiempo. Vamos a empezar desde el principio, ¿cómo iniciaste en el boxeo?

– Comencé boxeando en Acapulco, allá fue donde me formé como peleador. Soy originario de la Costa Chica de Guerrero, pero llegué a Cozumel cuando tenía 20 años. En ese entonces ya había tenido 32 peleas y cuando llegué aquí, me seguí preparando. Nunca peleé como amateur, pero me convertí en campeón del sureste de México y enfrenté a grandes rivales. Peleé unas 7 u 8 veces en Cozumel, y luego vine a Cancún por trabajo.

Tuviste la oportunidad de enfrentar a rivales de gran renombre. Cuéntanos sobre eso.

– Sí, enfrenté a rivales duros, como el excampeón mundial Melchor Cob y al medallista olímpico Paul González, aunque esa pelea terminó con un resultado controvertido. Fue una experiencia increíble pelear contra boxeadores de ese nivel. Nunca fui de los que ganaban por nocaut, pero suplía mi falta de poder con una técnica refinada y un buen juego de piernas.

– ¿Cómo fue tu experiencia en Cancún y Estados Unidos?

– En Cancún peleé muchas veces, unas 10 o 12 en el Palenque de la Expo sobre la avenida Kabah, y también en una arena que se llamaba «Sony» Alarcón, propiedad de Javier Sauri. Luego tuve la oportunidad de ir a Estados Unidos. Firmé un contrato, gané buen dinero, y con eso pude regresar a Cozumel, abrir mi negocio y vivir tranquilo con mis hijos.

Ahora, eres entrenador y has seguido con el legado del boxeo a través de tus hijos. ¿Cómo ha sido esa transición?

– Sí, cuando me retiré del boxeo fundé «Sugar Team Boxing Club» en la colonia Repobladores, en Cozumel, donde me dediqué a entrenar, especialmente porque mi hijo José Enrique “Sugar” Salgado quería ser boxeador. Lo empecé a entrenar desde los 10 años y llegamos hasta pelear por el campeonato del mundo. Enrique es el boxeador más grande que he tenido. Fue campeón mundial juvenil, campeón de Norteamérica, y peleó por el título mundial supermosca contra Carlos “El Príncipe” Cuadras.

También mencionas a tu hijo Juan Jesús “Golden Sugar” Salgado. ¿Cómo ha sido su camino en el boxeo?

– Juan Jesús también tuvo una carrera prometedora, se retiró invicto y siendo campeón mundial juvenil. Sin embargo, una lesión le impidió continuar. Ambos hijos se retiraron, pero siguen entrenando jóvenes, al igual que yo, y viendo cómo se desarrolla la carrera de los alumnos y familia en el boxeo.

El boxeo olímpico está en riesgo de desaparecer. ¿Qué significa esto para ti y los jóvenes que entrenas?

– Es una gran pérdida. Muchos jóvenes tienen el sueño de llegar a unos Juegos Olímpicos, pero si ya no hay boxeo olímpico, se les cierra esa puerta. Hemos trabajado fuerte aquí en Cozumel para desarrollar talento, y es triste que estos sueños puedan truncarse.

¿Qué tantas satisfacciones te ha dejado el boxeo a lo largo de tu carrera?

– Muchas, muchísimas. He visto crecer a mis hijos en este deporte, he entrenado a grandes talentos y he aprendido mucho sobre disciplina y sacrificio. Además, he visto cómo el boxeo en Cozumel ha crecido. Tengo un equipo con mis hijos, con Enrique y con Juan, y hemos trabajado fuerte por el amor al boxeo.

Recientemente ha habido polémicas sobre el pesaje en el boxeo. ¿Cuál es tu opinión sobre eso?

– El tema del pesaje es delicado. A veces los boxeadores sufren mucho para dar el peso, y que después les hagan otro pesaje está mal, es peligroso para su salud. Subir y bajar de peso constantemente daña el organismo. Creo que las reglas deben cambiar para proteger a los peleadores.

Para terminar, ¿qué significa para ti el torneo de Guantes Dorados?

– Es muy importante. Es el mejor fogueo que pueden tener los jóvenes. Los muchachos esperan todo el año para participar y demostrar su talento. Sin embargo, falta apoyo estatal para los boxeadores amateurs. Los torneos son por invitación, pero los gastos corren por cuenta de los entrenadores.

Henry, ha sido un honor platicar contigo. Gracias por compartir tu historia y tus pensamientos sobre el boxeo.

– Gracias a ti, siempre es bueno hablar de lo que uno ama.

A pesar de los desafíos, Henry «Sugar» Salgado sigue entregado al deporte que le ha dado tanto, ahora desde la esquina como entrenador y promotor. Con una escuela de boxeo en Cozumel y un legado que sigue creciendo con sus hijos, familia y alumnos, Salgado sigue siendo una figura central en el boxeo quintanarroense, siempre buscando que la nueva generación mantenga viva la pasión por este deporte.

Henry «Sugar» Salgado con Ladislao “Chino” Celis, a quien consideraba su segundo padre.