Infancia y homosexualidad, una visión social y de los derechos de los niños – El cielo de la oposición
30 Abr. 2023Roberto Guzmán
Recuerdo mi infancia y deseo siempre un feliz día para aquel niño gay que alguna vez fui
No es fácil ser niño, y menos ser diferente. Ser un niño gay es un proceso complicado que puede derivar en consecuencias tremendas como el suicidio, al mostrar el bullying escolar y la discriminación como formas crudas y realistas del cómo viven a diario cientos de niños en las instituciones educativas padeciendo en clase o en sus propias casas risas burlonas, golpes por odio, humillaciones y hasta su aislamiento simplemente por vivir una condición como chico gay, o chica o chico trans, o como una niña les, o un adolescente bisexual quienes seguro no decidieron en algún momento de su vida elegir su identidad y mucho menos su orientación.
El domingo 30 de abril se celebró en todo México el día del niño y nadie recordó felicitar a estos miles de niños y niñas diversos que seguro no eligieron ser distintos a lo dispuesto por una norma heterosexual, ni tampoco el haber aceptado nacer así, pero sí confrontar a la sociedad a la que pertenecen, que continúa vertiendo sobre ellos un odio irracional hasta el límite de la discriminación y de actitudes, de fobias que desencadenan crímenes, simplemente por expresar su identidad como su género diverso.
Desde esa base, deberíamos preguntarnos cuándo surge esta celebración y cuáles fueron los motivos en acordar celebrar esta fecha omitiendo reconocer a las infancias LGBT.
Se dice que por allá del año de 1916 en Veracruz siendo presidente el general Álvaro Obregón y ministro de Educación Pública José Vasconcelos, se tomó la decisión de conmemorar el día 30 de abril de cada año a los infantes de todo México, con la plena finalidad de lograr reafirmar sus derechos y crear para ellos una niñez feliz y un desarrollo pleno e integral.
Pero a más de un siglo, en este 2023 habría que cuestionar si en México y en Quintana Roo como en sus once municipios se respetaron en esta efeméride los derechos humanos de este sector, la respuesta creo que sería NO, ya que las infancias no heterosexuales continúan en la mente de muchos conservadores y prejuiciosos, al ser impensable e inadmisible el que muchos de ellos continúen cuestionando la base de sus diferencias, sobre todo con un discurso que han construido y que no es más que una arenga que aún desprecia y trata de eliminar a los distintos a ellos al no querer reconocerlos, sobre todo a aquellos que tienen la osadía de decirlo en voz alta.
Este 30 de abril muchos niños y niñas gays seguramente asistieron a mega eventos de conmemoración en los once municipios de Quintana Roo solo por el interés de recibir una pelota o un juguete barato, que por cierto a quienes por ser varón o mujer se les obsequio un regalo basado en su género, el que hoy reconocemos se basó en una construcción social que ocasionó mucho daño, sin que las autoridades y organizadores de estos eventos conmemorativos no hayan sido incluyentes y respetuosos hacia cada uno de esos niñes al haberse privado un respeto a sus derechos humanos y no habérseles proporcionado con inclusión un ambiente de equidad, que seguro hubiera resultado más sano y libre de discriminación y miedo, y con el que con certeza al día después hubiéramos podido reafirmar leyendo en la prensa que en Quintana Roo y en Cancún a todos ellos y todas ellas se les otorgó en su día mucha felicidad, al haberse procurado impulsar en ellos su desarrollo integral participativo.
Seguro hubiera resultado para esos niños y niñas gays un día maravilloso si hubieran podido vestirse de rosa y jugar con muñecas sin cuestionamientos, o para las niñas lesbianas vestir de celeste y jugar con carritos, al igual para las niñas y los niños trans que tienen el derecho de explorar sus cuerpos sin culpa y para lxs niñxs intersex reconocer que no pueden ser mutiladxs en nombre de la normalización.
Amigo lector, no fortalezcamos la discriminación y el odio al tratar de reconocer que el niño heterosexual es la fantasía recurrente de nuestras sociedades. Niños, preferentemente en masculino y siempre heterosexuales, que crezcan, se reproduzcan y nos salven de la amenaza de un orden homosexual dominado por esos cuyas vidas no valen ni sirven. El niño heterosexual no es un niño, es el modelo al que aspiran los padres, los medios, todos. O casi todos.
Por consecuente, “Feliz día niño gay, niña lesbiana, y niñxs trans”.