Tras su fallecimiento en septiembre de este año, luego de ejercer el periodismo por más de 35 años, la Federación Mexicana de Cronistas Deportivosde terminó nombrar en su honor su XXIII Congreso Anual Ordinario, que se celebrará en Playa del Carmen

SERGIO EFRAÍN MASTÉ PANTI

Especial para El Despertador de QRoo

La crónica deportiva de Quintana Roo perdió este año a uno de sus mejores representantes: Jaime Castilla Martín, un extraordinario ser humano que abrazó con pasión el periodismo por más de 35 años, que en su camino contribuyó a forjar deportistas, impulsó a jóvenes para escribir, fue organizador de equipos de softbol y futbol, tanto femenil como varonil en la capital y poblados de la ribera del Río Hondo, y promotor de la motonáutica.

Este año, “Jimmy” o “Cartero”, como le decía de cariño en el gremio, ya no organizará el encuentro de futbol entre promotores deportivos y comunicadores, como lo hizo en los últimos años, una tradición que avivaba con el profesor Alberto Aguilar Noble (qepd) y Marcos Murillo (qepd), que previamente eran encuentros entre funcionarios y periodistas, y uno de quienes los había iniciado para fomentar el compañerismo fue el fotógrafo Jorge Cohuó.

Se extrañarán sus narraciones de partidos deportivos, sobre todo cuando participe el equipo de softbol de comunicadores, pues en aquellas ocasiones se esmeraba en ponerle‘salsa y pimienta’a sus palabras,encada jugada y en cada inning.

Jaime perdió la batalla contra una enfermedad el pasado 9 de septiembre de 2023 y deja un vacío difícil de llenar, gratos recuerdos, su risa, su buen humor, sus bromas, sus enseñanzas y su profesionalismo; además de ser un destacado cronista fue un padre ejemplar, un esposo amoroso y un hermano que siempre estuvo presente para quienes lo rodeaban.

En su honor, la Federación Mexicana de Cronistas Deportivos (Femecrode) determinó nombrar a su XXIII Congreso Anual Ordinario “Jaime Castilla Martín”, que se llevará a cabo del 17 al 19 de noviembre en Playa del Carmen. Además del Congreso celebrarán su asamblea nacional y entregarán los reconocimientos “Fray Nano” y “Ángel Fernández” a lo mejor del periodismo deportivo mexicano.

Hace algunos años recibió, precisamente, el Premio “Fray Nano”, por su brillante trayectoria y su responsabilidad al informar los acontecimientos deportivos en medios impresos, en la radio y redes sociales, uno de varios reconocimientos obtenidos por su apoyo incondicional al deporte.

Laboró por 21 años en el Diario de Quintana Roo, fungió durantenueve años como director de Comunicación Social de la Comisión para la Juventud y el Deporte de Quintana Roo y en los últimos años colaboró en diversos medios, como Radio Maya Internacional, Box QR, El Punto sobre la I y el portal Diario Noticias.

A lo largo de su carrera dio cobertura a diversos eventos nacionales e internacionales, entre ellos los Juegos Panamericanos, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, fue parte del primer grupo de periodistas que cubrió la entonces naciente Olimpiada Nacional en 1996, el cual desayunó con Ivar Sisniega Campbell, quien ocupaba la dirección de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte en el sexenio de Ernesto Zedillo, de 1994 a 2000.

Su historia, de viva voz

Jaime Castilla Martín nació en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México, el 11 de julio de 1968, pero cuando tenía cuatro o cinco años su familia decidió migrar al sureste. El abuelo trabajaba para una cementera y con su liquidación decidió invertir en un hotelito en el puerto de Celestún, Yucatán, al que le llamó “Posada Martín”. Un lugar maravilloso donde se encuentra la Reserva de la Biosfera Ría Celestún, considerado un refugio para la fauna, pero sobre todo para los flamencos. Ahí pasó parte de su infancia.

“Cuando tenía ocho o nueve años, mis padres, Baldemaro Castilla Ventura y Concepción Claudete Martín Yam, deciden probar suerte en Chetumal. Mi padre tenía el oficio de panadería y mi mamá toda la vida había trabajado como ama de casa, y obviamente ayudaba en los quehaceres allá en la Posada Martín, en el puerto de Celestún, y se aventuraron. Nos venimos a Chetumal a empezar una nueva vida.

“Yo vendía pastelitos en la avenida Héroes, en aquella época de esplendor.Vivíamos en la avenida Zaragoza con Reforma, al lado había un bar muy famoso ‘El rincón de los corazones rotos’. Tuve una infancia como la de cualquier niño, con altibajos, con educación, con una mamá atrás con la chancla en mano y con un papá que me defendía.

“Tengo que ser honesto conmigo mismo, no fui un deportista consumado. Pero sí practicaba basquetbol y futbol. Chetumal era muy pequeño, jugábamos la cáscara en los camellones. Mi deporte lo hice en camellones, en calles, en terracería, con rodillas raspadas en las clásicas retas, cuando al final venía tu mamá y te llevaba a chancletazos.

“Era parte de la educación, de una cultura en la que se imponía el matriarcado, aunque se dijera lo contrario. Con el paso del tiempo y la modernidad de Chetumal se fue perdiendo todo, ya se volvió imposible jugar en esos espacios, pero afortunadamente para las nuevas generaciones ahora hay espacios, aunque no estén en óptimas condiciones, pero bueno, ahí están”.

La Marina pierde un elemento

Castilla Martín se distinguió por su promedio escolar, tanto en la primaria como en la secundaria, por lo que recibió una invitación de un tío que formaba parte del Estado Mayor Presidencial, que se desempeñaba en el área naval, tenía la estatura.

“Convencí a mi mamá para que me dejara visitar a nuestros familiares en la Ciudad de México, sin saber que yo tenía otros planes, por lo que fui de vacaciones con el tío Pancho, pero realmente no era para vacacionar sino para presentar los exámenes y obviamente los pasé, pero el problema fue que, al no ser mayor de edad, mis padres tenían que firmar la carta responsiva. Al regresar a Chetumal, mi madre no me dejó regresar a México”.

Presentó examen en el Instituto Tecnológico de Chetumal, que tenía bachillerato, lo pasó, pero como su mamá le dijo que era una buena escuela y podría estudiar para ingeniero, “pues pretendía que estudiara lo que ella quería, no lo que yo quería”, en un acto de rebeldía acudió al Colegio Nacional de Educación Profesional (Conalep), donde lo aceptaron sin presentar examen ya que tenía un buen promedio, para formarse como técnico asistente ejecutivo.

“Pero qué sorpresas te da la vida, a la vuelta de los años me topo como periodistas a compañeros del Conalep como Luis Enrique Tuz, Sergio López (qepd), Alberto Góngora (qepd), Victoria Escareño, entre otros”. Terminó la carrera en tiempo y forma; el padrino de su generación fue don Mario Rendón Monforte, entonces dueño del Diario de Quintana Roo y de la distribuidora Cuauhtémoc Moctezuma de Chetumal.

Su primer contacto en los medios de comunicación fue precisamente con el Diario Quintana Roo, donde permaneció por 21 años, pero su ingreso se dio de manera fortuita, ya que durante su discurso el padrino de la generación dijo: “Yo tengo trabajo, para el que quiera trabajar aquí, tengo dos empresas y necesito mano de obra joven”. En ese momento nadie lo tomó en cuenta, pues estaban en plena fiesta y lo que menos pensaban era en su futuro laboral.

Ingreso a los medios de comunicación

A la semana de la graduación, Luis Borges (qepd), amigo y compañero del Conalep, visita a Jaime en su casa, en la colonia del Bosque, muy cerca del Diario de Quintana Roo, y le propuso: “Vamos a la Cuauhtémoc Moctezuma, ahí podemos hacer la sala de contadores, de asistentes”, pero su respuesta fue: “Si tenemos el diario a tres cuadras, porqué voy a caminar más lejos”.

Así que se encaminaron al medio de comunicación, fundado el 4 de noviembre de 1986. “Sorprendimos al gerente de producción, don Gilberto Sánchez. Me acuerdo muy bien de esa historia porque fue comiquísimo. Yo tenía pinta ya de gente grande, tenía 18 años, y mi compañero era un poco más menudito, pero despierto a la hora de hablar. Al llegar preguntamos por don Gilberto. El señor sale y nos dice ‘sí, señores, adelante’. Nos llevó a su oficina y nos ofreció café, refresco y agua, que no aceptamos para no vernos gandallas.

“—¿En qué les puedo servir?, nos preguntó.

“—Nos mandó don Mario Rendón porque usted nos va a dar trabajo.

“Ante la respuesta inesperada, don Gilberto Sánchez se pegó tremenda carcajada, y dijo:

“—Ustedes son los que iban a venir para presentar el examen de capturista de datos.

“—Sí— le contesté.

“—Pensé que eran gente importante— y se soltaron las risas”.

Lo cierto fueque para el trabajo de capturista de datos, uno de los oficios ya extinguidos, había muchas jóvenes taquimecanógrafas presentando examen, pero ahí tuvieron la oportunidad de demostrar lo bien que habían aprendido sus clases de mecanografía en el Conalep. Quedaron a la espera de los resultados.

“Un asistente de Don Gilberto sale y nos dice:

“—Muchachos, los dos pasaron, solamente que solo hay chamba para uno. Gracias.

“—¿Cómo que gracias?

“—Sí. ¿Quién se queda?

“—No, ninguno. O nos quedamos los dos o no nos quedamos ninguno.

“Nos fuimos, no sin antes realizar nuestro gandallismo. El Diario de Quintana Roo tenía una combi de personal, nos subimos y le dijimos al chofer, don Arcadio: de parte de don Gilberto que nos eche un raite a nuestras casas… y nos llevó a cada uno”.

Al despedirse los amigos acordaron visitar la empresa Cuauhtémoc Moctezuma al día siguiente, pero lo que no se imaginaron es que el destino les tenía preparado otro camino.

“Esa misma tarde, a las 7 de la noche aproximadamente, se detiene la combi de transporte frente a mi casa y toca el claxon”. Al salir, don Arcadio le transmite el mensaje: “Don Jaime, de parte de don Gilberto que vayan los dos”.

Por lo que abordó la combi y fueron por Luis Borges, que vivía en la avenida Insurgentes, y se dirigieron al diario.

“Al llegar nos ponen a trabajar frente a una computadora, una Macintosh, de los primeros ordenadores lanzados en 1984, que tenían disquetes de 3.5 pulgadas. Jamás habíamos tocado una computadora Mac, es decir, era la primera vez que la tocábamos.

“Había una señora, doña Panchita, si mal no recuerdo, ella venía del Diario de Yucatán, una señora de edad queya estaba jubilada, se enteró del Diario de Quintana Roo y entró a laborar, escribía como Dios, de lado, sin leer y sin nada. Entonces nos dio varios tips. Desde ese día nos quedamos a capturar notas”.

De capturista a reportero deportivo

Así pasaron los días, las semanas… Al cabo de cuatro meses Jaime Castilla Martín ya era coordinador de un turno y su amigo Luis Borges de otro turno. Habían ascendido por su buena ortografía, por su velocidad al teclear y por sus conocimientos para titular las notas, lo que se conoce en el argot periodístico como “cabecear”.

“Nos pasaron a una máquina todavía más chingona, igual máquina Mac pero más grande”.Estaban en una edad en la que aprendían todo lo que les enseñaban: “Éramos unas esponjas”.

Ahí le tocó ver el cambio a la era digital en la elaboración de los periódicos. Llegaron las primeras computadoras con las paqueterías de diseño editorial: Quark Xpress, Photoshop y Aldus FreeHand.

Su ingreso al reporteo se da al suplir, por incapacidad médica, a la periodista Elisa Rodríguez, pues el fotógrafo Jorge Cohuó le comentó a José “Pimpo” Pereira Lizárraga (qepd), primer director del Diario, quien también fundó Novedades de Quintana Roo, ante la necesidad de cubrir una serie de actividades ese fin de semana: “Jaime Castilla puede ir a reportear, yo le presento a la gente”.

Y ahí inicia el camino de Jaime Castilla en el mundo de los deportes. Cubre volibol con el profesor Carlos Rivero y la maestra Paty. En el futbol con Guillermo Pérez, mejor conocido como Danny Pérez, empezó a relacionarse con los equipos de la Tercera División, en la última etapa de los Arroceros y Tucanes de Chetumal, equipos emblemáticos en la capital de Quintana Roo.

En menos de un año ya era editor de la sección deportiva, y durante los 21 años que laboró en ese medio ocupó varios cargos, entre ellos los de coordinador deporti voy coordinador de editores, desde los cuales vio desfilar a varios directores.

Una invitación de la Comisión para la Juventud y el Deporte de Quintana Roo (Cojudeq) para ser su director de Comunicación Social lo hace renunciar al medio impreso, pues pese a haber tenido la opción de seguir laborando allí consideró que sería antiético, pues ejercería como juez y parte.

Laboró durante nueve años en la institución, donde se distinguió por su don de gente, su trato amable, su apoyo a los compañeros para que realizaran bien su labor periodística.

A la mitad del sexenio de Roberto Borge termina esa labor por cuestiones extra laborales. “Querían que yo hiciera cosas que no estaban en mi script y opté por hacerme a un lado”, momentos que dijo preferir olvidar.

Después de 30 años de labores, Jaime Castilla optó por “un año sabático, que se convirtió casi en dos”.

Pasado ese tiempo decidió obedecer a su necesidad de escribir y emprendió la búsqueda de empleo; muy pronto le abrieron las puertas en varios medios,donde laboró, ejerciendo su periodismo especializado en deportes, contribuyendo y aportando al crecimiento de muchos talentos chetumaleños.

Las satisfacciones de ser reportero

“Afortunadamente ahora (abril de 2023) laboro en tres medios: Radio Maya Internacional, con Paco Ramírez; Box QR, con Simón Benítez, una página con sede en Playa del Carmen, ahí con Pedro Juárez y Efraín Sánchez; y en El Punto sobre la I, con el señor Armando Batún. Además, colaboro con algunos compañeros que me piden echarles la mano. Lo importante es estar vigente”.Fue también cronista deportivo del portal Diario Noticias, hasta su fallecimiento.

El ser reportero le dejó enormes satisfacciones: “Gracias al deporte conozco toda mi República, gracias al deporte conozco El Salvador, Colombia, Perú, Chile, Brasil, Guatemala y Cádiz, España, a donde fui a un evento de tabla vela”.

También le tocó conocer a estrellas del deporte como Oscar de la Hoya y Héctor “Macho” Camacho, por mencionar un par de ejemplos,con quienes optaba casi siempre por unas buenas crónicas de cómo disfrutaban su estancia en los polos turísticos de Quintana Roo en lugar de entrevistarlos, porque consideraba que sobre esas figuras ya habían escrito verdaderos especialistas del deporte.

“Fíjate que con dos personajes sí opté por la entrevista, no lo iba a dejar pasar: Rubén ‘Púas’ Olivares y Miguel Canto, a ellos sí les pasé báscula”. En 1994 llegaron a hacer una pelea de exhibición a tres rounds en el Salón Expofer, de la ciudad de Chetumal. El promotor fue Juan Bautista Reinhardt (qepd) y fue patrocinada por el entonces gobernador Mario Villanueva Madrid.

Una de sus últimas entrevistas en el Diario de Quintana Roo fue a la halterofilista Soraya Jiménez, quien ganó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y falleció el 28 de marzo de 2013, a los 35 años de edad.

Jaime Castilla Martín deja un legado imborrable en el periodismo deportivo de Quintana Roo y México. Su pasión, su entrega y su contribución a la comunidad deportiva perdurarán en la memoria de todos los que tuvieron la suerte de conocerlo y trabajar a su lado. Su ausencia se siente profundamente, pero su influencia y su espíritu perdurarán en el corazón de todos aquellos a quienes tocó con su vitalidad y amor por el deporte.

Armando Castillo, Jesús Amador, Benjamín Arias, Vicente Martín y Jaime Castilla Martín.

Padres

Con sus padres Baldemaro Castilla Ventura y Concepción Claudete Martín Yam.

Jaime (1)

Con sus hermanas.

Jaime (5)

Jaime Castilla y el equipo de futbol de periodistas, entre los que se encuentran Nicolás Lizama, Jesús Amador, Bonifacio Núñez, Marcos Murillo (qepd) y Luis Enrique Tuz.

Jaime (8)

Vicente Martín, Paila, Mauricio Góngora y “Jimmy”.

Jaime (9)

En sus inicios en el periodismo en el Diario Quintana Roo con Gina Velázquez, Sandra Romero, entre otros.

Jaime (11)

“Jimmy” con compañeros de los medios entre ellos Nicolás Lizama y Mario Liu.

Jaime (12)

Con amigos del gremio, entre ellos Jorge Cruz Escalante, Rubén Vizcaíno Aguilar (qepd), y Juan Juárez Mauss.

Jaime (13)

Marcos Murillo (qepd), la halterofilista Soraya Jiménez (qepd) y “Jimmy”.

Jaime (14)

Con el equipo Comunicadores de Chetumal.

Jaime (16)

Vicente Martín y Jaime Castilla Martín.

Jaime (20)

hdr

Con sus tíos Ana Martín Yam y Felipe Martín Yam.

CONADE

De los primeros periodistas en cubrir una Olimpiada Nacional.