Claudio Obregón Clairin

Teotihuacan fue el centro religioso y comercial más importante de Mesoamérica. Durante los siglos II y VI, influyó y determinó el devenir de diversas culturas, entre ellas, la Maya.

Teotihuacan contó con enormes plazas ceremoniales y comerciales, estructuras monumentales, complejos habitacionales en los que vivieron diferentes grupos étnicos que emigraron de todos los rincones de Mesoamérica. La ciudad fue perfumada con copal, estucada y policromada; aún se conservan algunos frescos como testimonio de su cosmogonía que expresa en la gráfica de la animalia sagrada el vínculo con lo divino.

En la megalópolis se hablaron al menos cinco idiomas, la primera minoría fueron los zapotecas quienes se especializaron en la construcción y en enlucir la ciudad; los comerciantes veracruzanos y mayas, compartieron un barrio al noroeste de la ciudad. El barrio michoacano colindó con el zapoteca y en los 2200 conjuntos habitacionales de la ciudad, se ha localizado la presencia cultural o individuos provenientes de los actuales estados de Hidalgo, Puebla, Guerrero, Zacatecas y de todo el Altiplano.

En los mercados teotihuacanos se comercializaban papayas, vainilla, cacao, tabaco, algodón, pescados de lagunas, ríos y mares; alga espirulina, chía, cacao, pieles, jadeíta, turquesa, nefrita, cuarzos, obsidiana, sal, monos, venados, serpientes, perros, plumajes de aves exóticas, objetos de barro, insectos, textiles, magueyes y cactus, entre otros productos provenientes de todas las regiones de Mesoamérica.

Sus estructuras son majestuosas, la llamada Pirámide del Sol (hoy Templo de las Tormentas) mide 67 metros de altura y se construyó acarreando a mano 1 403 701 metros cúbicos de tierra, más tarde, su fachada fue recubierta con piedra; lleva a cuestas los estragos del apurado trabajo de restauración de Leopoldo Batres, sabemos que estuvo presionado por Porfirio Díaz quien le dio fecha límite para concluir la restauración. Batres dejó su sello personal al añadir el penúltimo piso que no existía y redujo en algunos metros el costado Sur, aún así, sus monumentales dimensiones nos revelan la magnitud del poder económico y social de los sacerdotes y dirigentes teotihuacanos.

En 1998 y en el edificio 5 de la estructura conocida como la Pirámide de la Luna, los arqueólogos Rubén Cabrera y Saburo Sugiyama realizaron el espectacular hallazgo de tres individuos enterrados en posición de loto, se encontraban adornados con collares y orejeras de jadeita. Sorprendentemente, estos individuos no eran teotihuacanos, posiblemente fueron originarios de la zona maya por la factura de su ajuar y por la deformación cránica. Pareciera que se inmolaron ya que carecen de rastros de violencia corporal.

En posición de flor de loto, los individuos miraban hacia el Este y los rodeaban conchas y caracoles provenientes del mar Caribe, así como figuras antropomorfas de obsidiana, huesos de lobos y serpientes; los atuendos son similares a los que estaban de moda entre las familias de los gobernantes mayas esculpidos en los dinteles y en las estelas. Sus edades oscilaban entre los 40 y 55 años.

En Copán, Honduras, se descubrió la tumba de K’inich Yax K’uk´ Mo’, célebre ahau (rey) que fundó la dinastía de gobernantes de aquella ciudad hacia el año 426 y, aunque en un principio se pensaba que era un teotihuacano, estudios científicos sitúan sus orígenes en el Petén. Los textos epigráficos de Copán indican que el primer gobernante, K’inich Yax K’uk’ Mo’, recibió en el Wiin Te Nah —un templo aún por ubicar en Teotihuacan— el Cetro K’awiil que lo legitimaba como gobernante.

En la estela 31 de Tikal, el gobernante Yax Nuun Ayiin porta un atavío teotihuacano compuesto de un casco chapado, un arrojalanzas y un escudo cuadrado con imágenes de la entidad de la lluvia de Teotihuacan. Este gobernante divino maya, fue mestizo. Su madre fue maya y su padre, el gobernante teotihuacano Jatz’ om Ku o Búho Lanzadardos quien en el año de 378 envió a Tikal a su general de confianza Siyak K’ahk’ para eliminar al gobernante de Tikal Chak Tok Ich’aak I, y así lo hizo.

Recientes estudios sustentados en los datos duros y en las evidencias arqueológicas, procuran descifrar los escenarios políticos y comerciales que condujeron a los teotihuacanos a invadir Tikal. Se explora la posibilidad de una conquista, un golpe de Estado o una invasión consensuada con una familia real de Tikal. Las evidencias arqueológicas establecen claramente lo que los mayas importaban de Teotihuacan pero carecemos de certezas sobre los productos y subproductos mayas que consumieron los teotihuacanos.

Decenas de fantásticos incensarios tipo teatro de origen teotihuacano se ubican en algunas ciudades mayas como Escuintla, otros tantos de igual belleza fueron manufacturados por los mayas con arcillas de su región, lo que nos indica la asimilación de rituales teotihuacanos en el imaginario religioso de los mayas.

En Quintana Roo, los despreciados, abandonados y maltratados frescos de la zona arqueológica de Xelha, Quintana Roo, develan a un guerrero teotihuacano ataviado con su atlatl o lanzadardos. Porta un prominente escudo, saluda al espectador mostrando vestigios de un enorme tocado con borlas y un collar de conchas, su cuerpo pareciera que se fusionara con flujos de agua y conchas marinas. Esta impronta es una clarísima influencia teotihuacana en los confines del área maya ¿qué tendría que hacer un militar teotihuacano en la costa del Caribe?

El Museo Maya de Cancún exhibe una maravillosa carita-dije de jadeita con un enigmático rostro teotihuacano y ojos de obsidiana, proviene de Dzibanché, ciudad maya donde surgió la dinastía Kan, la que más tarde se trasladó a Calakmul y se convirtió en enemiga de las dinastías patrilineales de Tikal. Justo después de la implosión de Teotihuacan, Calakmul conquistó Tikal. Resulta trascendente observar que en sus orígenes, ambas ciudades fueron influidas culturalmente por los  teotihuacanos. 

Situados al pie de ésta cascada de pruebas no queda duda de la extraordinaria influencia teotihuacana en el área maya tanto en el ámbito religioso, como en el político, el económico y el cultural.

Espejos

Teotihuacan, una ciudad majestuosa, sin embargo, al contrario de todas las ciudades mayas contemporáneas, no hay registro gráfico de algún calendario, más trascendente aún, es el hecho de que no se han encontrado vestigios de textos jeroglíficos que den cuenta de su historia y religiosidad. Tampoco existe la evidencia de dinastías ni reconocemos el culto a la personalidad, por ende, la existencia de los individuos no trascendía a su presente, fue, como menciona la Dra. Linda Manzanilla, una sociedad anónima.

Es materia de debate entre los investigadores el tipo de gobierno teotihuacano. Un grupo postula la existencia de un gobernante único en Teotihuacan en tanto que otros proponen un gobierno corporativo. Recientemente, durante su conferencia en el III Encuentro Internacional de Mayistas, el Dr. Raúl E. García Chávez sugirió observar la prolongada temporalidad de Teotihuacan y que al igual que otras Ciudades Estado, como Roma, los teotihuacanos pudieron haber tenido diferentes tipos de gobierno; quizá por el origen multiétnico, la megalópolis, inicialmente tuvo un gobierno corporativo y, más tarde, con el incremento de la riqueza, de los territorios, del ejército, de la gerencia de la plusvalía y por la condición humana, aparecieron los gobernantes absolutos, tal y como sucedió en los procesos de la Revolución Francesa o en Roma. Esta importante aportación intelectual del Dr. Raúl E. García Chávez abre un paréntesis de reconciliación entre las interpretaciones absolutas y establece un prometedor escenario para una amplia deconstrucción histórica.

El investigador independiente Jens Rohark, en su participación durante el III Encuentro Internacional de Mayistas, dio lectura a los textos epigráficos que refieren la presencia teotihuacana en Tikal  y recordó que en el llamado “marcador”, está escrito que el gobernante teotihuacano Jatz’ om Ku’ fue el cuarto gobernante en la línea de Poder lo que establece que hubo gobernantes dinásticos en Teotihuacan. La gran variable en la ecuación, es que todavía no se ha localizado ni una tumba real ni un palacio real a la medida de Teotihuacan.

En contraparte, resulta asombroso que los mayas tuvieran una suerte de obsesión por medir el tiempo y que valiéndose de una intrincada escritura jeroglífica,  plasmaran el testimonio de la vida y de las obras de sus gobernantes. Que durante el Clásico maya el Juego de Pelota se transformara en un digno escenario para las humillaciones y las ejecuciones rituales de los enemigos. Que la guerra fuera un concepto de élite y que los gobernantes participaran activa y físicamente en las batallas. Que conocieran los ciclos sinódicos de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno y que en función de sus observaciones de su ciclicidad astronómica, formularan una religión matemática en la que el credo se constataba al predecir con exactitud eclipses, alineaciones y conjunciones planetarias.

Los mayas edificaron una cultura original y sus alcances culturales e intelectuales son majestuosos, sin embargo, las evidencias demuestran que la cultura teotihuacana dominó cultural, militar y económicamente a los mayas.

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Literatura y Mundo Maya

Panimil, Centro de Estudios Antropológicos e Históricos.