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MÉXICO.- Una investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indica que problemas como la mala alimentación podrían tener su origen en algunas funciones cerebrales.

Dentro del cerebro hay una parte llamada amígdala cerebral, la cual se encarga de la detección de sabores. Es ahí donde se genera la memoria gustativa, que permite al cuerpo sentir placer al consumir determinados alimentos.

De acuerdo con una investigación realizada por expertos de México e Israel, la amígdala cerebral participa en un fenómeno conocido como neofobia alimentaria, que es el miedo o el rechazo a probar sabores nuevos o desconocidos.

Esto quiere decir que, si un niño nunca fue acostumbrado a comer frutas y verduras, cuando sea adulto probablemente desarrollará una negación hacia esos alimentos, como si se tratara de un reflejo primitivo de protección, señala la UNAM.

Generalmente, la neofobia alimentaria se presenta con mayor intensidad en seres con obesidad, según los resultados de pruebas realizadas en animales.

«En pacientes humanos ese hecho podría explicarse por la falta de diversidad en su alimentación», aseguró Jean-Pascal Morin y consideró que el tratamiento de patologías como la obesidad y el sobrepeso podría ser más eficaz si se consigue una mejor comprensión de los procesos del cerebro.