Quintana Roo, entre la hegemonía de un nuevo cogobierno entre Morena y el PVEM y una oposición disminuida, comprada o abandonada por sus dirigentes y por militantes que, sin haber renunciado a sus partidos, se sumaron al proyecto de moda, o de quien les ofreció ganar espacios más fácilmente

SALVADOR CANTO

Sin ideología, sin ética y sin moral es como se describe el funcionamiento de los partidos políticos en México, actualmente basados en la simulación, bajo el mandato de cúpulas que toman decisiones a espaldas de su escasa militancia y que, en el caso de Quintana Roo, en su gran mayoría le rinde pleitesía a Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), que hoy gobierna junto al PVEM, PT y Fuerza por México tras arrebatarle el poder al PAN y PRD que ejercieron la administración estatal en el sexenio recién concluido.

Además, el PRI está prácticamente desaparecido en Quintana Roo mientras la dirigencia que encabeza Pedro Flota Alcocer está más atenta a los problemas internos que tiene el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que preside Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, quien enfrenta una solicitud de desafuero interpuesta por el gobierno de Campeche que lo investiga por enriquecimiento ilícito.

Ante esas circunstancias, es claro que la oposición ha sido disminuida, comprada o abandonada por sus dirigentes y por militantes que sin haber renunciado a sus partidos se sumaron al proyecto de moda, o de quien les ofreció ganar espacios más fácilmente.

A nivel local, hay personajes que durante años fueron representativos del PRI, PAN y PRD, pero que hoy, a pesar de que no han renunciado a sus institutos políticos y en otros casos siguen sin resolverse sus expulsiones por violentar los estatutos partidistas, muchos de ellos ya forman parte del nuevo gobierno y sobre todo del proyecto de la Cuarta Transformación que tanto habían criticado, como es el caso de Julián Ricalde Magaña quien hoy es diputado local con la camiseta de Fuerza por México.

En tanto, el PRD no posee ni siquiera un representante en la XVII Legislatura del Congreso del Estado y su existencia pendió de un hilo en el pasado proceso electoral, pues fueron prácticamente borrados del escenario político al ser abandonado por muchos militantes y el propio exgobernador Carlos Joaquín González, a quien junto con el PAN —envuelto en su propia crisis interna— impulsaron para llegar al cargo bajo la bandera de un supuesto cambio que, más allá del discurso, nunca existió.

“Es una vergüenza impresionante lo que pasa con los institutos políticos, pues es evidente la existencia de una profunda crisis del sistema de partidos, sin vida orgánica y ello redunda en que nuestra democracia está sustentada en una simulación partidaria, instituciones sin dinámicas de gobernabilidad, controladas por cúpulas que defienden intereses de grupo, toman decisiones transgrediendo los órganos internos de gobierno”, opinó el periodista Jorge Martínez Lugo en una de sus más recientes columnas políticas.

PRI, reflejo de decadencia y corrupción

El otrora poderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI) no se ha podido levantar en Quintana Roo desde que en el 2016 perdió la gubernatura del estado y en el 2018 se repitió la misma historia a nivel nacional, con José Antonio Meade.

Los dardos de culpabilidad recayeron en Enrique Peña Nieto, quien como presidente de México encabezó un sexenio plagado de acusaciones como las relacionadas con el tema de la “Casa Blanca”, los sobornos a su colaboradores en la trama de la constructora brasileña Odebrecht y la desastrosa investigación sobre la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

Además, cargó con la estela de gobernadores que alguna vez fueron descritos por Peña Nieto como “el priismo del futuro” y enfrentó un malestar social generalizado que aumentaba proporcionalmente a los niveles de violencia que, al final, abonaron a la mala reputación del partido más antiguo de México.

Ahí inició la debacle y de acuerdo con Pedro Reyes Pérez, exdirigente del PRI en Benito Juárez, “ya no hubo nada qué hacer para rescatar al partido, que poco a poco fue perdiendo hasta en la intención del voto en los últimos procesos electorales, como ha ocurrido en Cancún”.

Agregó que “hoy la gente que movía el PRI trabajó para Morena y ahí están los resultados, porque nuestra dirigencia nacional no nos dejó hacer alianzas y nos quedamos solos, con resultados realmente lamentables”.

Mencionó que hoy en día “las condiciones son difíciles para el PRI, no podemos decir lo contrario; es complicado para el partido en estos momentos levantarse, hay un problema económico y eso no se puede soslayar, para mantener una estructura como la que estábamos acostumbrados”. Ejemplificó que en las elecciones pasadas para la gubernatura la votación fue baja para el PRI porque a la gente no le interesó participar con ellos, por más que hubo el ofrecimiento de recursos “al final”.

Reconoció que hay gente que no ha renunciado al PRI y hoy está al servicio de otro partido, pero justificó que ello es producto de una molestia generalizada por el abandono de la actual dirigencia nacional, que no ha entendido que más vale cogobernar que quedarse sin nada.

De hecho, la mala decisión de la dirigencia nacional de no ir en alianza en Quintana Roo provocó que en pleno proceso electoral interno Rubén Treviño presentara su renuncia como dirigente municipal en Benito Juárez y en su lugar quedó Genoveva Cetina Sansén, quien fue buscada infructuosamente por El Despertador de Quintana Roo para que opinara sobre la actual condición del instituto político, pues no fue localizada en la sede del PRI, que más bien parece un edificio abandonado.

Ante este triste panorama, mientras la dirigencia estatal a cargo de Pedro Flota se mantiene inmerso en un ejercicio de “análisis” de los errores que condujeron al declive del otrora omnipotente tricolor, que para muchos priistas son muy obvios, por lo que debería pasarse  ya de la autocontemplación y el proceso de lamerse las heridas a la praxis para recuperar al partido, el líder nacional Alejandro Moreno es calificado como un auténtico lastre y consideran que debe renunciar al cargo, porque además está en medio de un proceso de desafuero en la Cámara de Diputados.

PVEM, ejemplo de política de conveniencia

Hoy, más allá de afinidades ideológicas, los partidos políticos apuestan a su propia conveniencia y en Quintana Roo existe un claro ejemplo con el PVEM, que durante muchos años fue fiel aliado del PAN y luego del PRI, pero una vez que éste comenzó su decadencia lo abandonó a su suerte y buscó coaligarse con el instituto político que comenzaba a tener más fuerza en la entidad, como es el caso de Morena.

El PVEM sólo ha tenido dos dirigentes, padre e hijo, en 26 años desde su fundación en 1986: Jorge González Torres y su hijo, Jorge Emilio González Martínez, y aunque actualmente figura Karen Castrejón Trujillo, se sabe que sigue siendo el propio “Niño Verde” quien opera lo que ha resultado ser mucho más que una franquicia exitosa, para obtener acuerdos financieros, hacerse de influencia en los estados y establecer negocios al amparo del poder.

Por ello, en cada movimiento la sombra de Jorge Emilio es evidente, así como la del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quienes han sido los artífices para hoy cogobernar Quintana Roo, pues han logrado la inclusión de gente de su confianza en altos cargos del gabinete del gobierno actual, incluso con influencia directa en el Poder Legislativo y Poder Judicial, lo que les permite preparar a los futuros candidatos para las presidencias municipales de Benito Juárez y Cozumel, de la mano de Luis Pablo Bustamante Beltrán, actual secretario de Desarrollo Social y Renán Sánchez Tajonar, quienes asumió como presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) de la XVII Legislatura.

En ese contexto, para el PVEM las presidencias de ambos municipios ya tienen dueño y en el caso de Puerto Morelos buscarán conservarla, porque Blanca Merari Tziu Muñoz es del mismo equipo del partido.

PRD, un sol apagado

Durante muchos años, los grupos, tribus o clanes tuvieron el poder del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y no lo compartieron, como muchos años funcionó el de “Los Chuchos”, actualmente representado por Jesús Zambrano Grijalva.

En Quintana Roo fueron varias las tribus que operaron adentro del PRD y cada una ha tenido su importancia, como “Foro Nuevo”, “Patria Digna”, “Nueva Izquierda Nacional”, “Coalición de Izquierda”, “Frente de Unidad de Izquierdas”, “Una Luz por QROO”, “Democracia Social”, “Izquierda Social” y  “Alternativa Democrática Nacional” que operaron y representaron durante muchos años figuras como Julián Ricalde, Graciela Saldaña y Jorge Aguilar Osorio.

Para el actual presidente del Comité Estatal del PRD, Leobardo Rojas, hoy estos tres personajes junto a María Eugenia Córdova, Emiliano Ramos Hernández e Ivanova Pool, “ya están fuera” del sol azteca, aunque reconoció que todavía no han sido dados de baja del padrón.

“En el tema de renuncias, de las más cuestionadas entre las presentadas en los últimos meses en pleno proceso electoral, pues fue la de Julián Ricalde; recordemos que hace año y medio venimos de un proceso de renovación de la militancia y en ese sentido, muchos exdirigentes como Jorge Aguilar Osorio, Emiliano Ramos e Ivanova Pool no renovaron su membresía y por lo tanto sin la necesidad de haber presentado su renuncia, quedaron fuera del partido”, explicó.

Añadió que adicionalmente a ello, “nosotros ya presentamos una queja en contra de quienes hicieron campaña para Morena (exdirectivos y militantes en activo del PRD), pero también lo que estamos haciendo al interior es cerrar filas para que estos compañeros no vuelvan a intentar a participar afiliarse con nosotros, sobre todo por las elecciones que vienen para el 2024”.

Es de mencionar que el Sol Azteca quedó desdibujado en el pasado proceso electoral, pues ni siquiera el gobernador saliente que ellos postularon en alianza principal con el PAN los defendió, ni siquiera para que pudieran alcanzar un escaño dentro del Congreso del Estado y por el contrario, estuvieron a punto de perder su registro.

Crisis agrava situación del PAN

Bajo el control de Marko Cortés, el Partido Acción Nacional (PAN) ha agravado una crisis partidista que se refleja también en Quintana Roo, en donde la dirigencia estatal que encabeza Faustino Uicab Alcocer no ha superado la dolorosa derrota del pasado proceso electoral, en donde no pudieron refrendar el triunfo de Carlos Joaquín en el 2016.

Incluso el isleño, a quien muchos panistas le achacan parte de la debacle que vive el partido en la entidad, reconoce que no haber podido refrendar la gubernatura representa “una dura lección para el PAN”.

El Despertador de Quintana Roo buscó a dicho dirigente pero no fue posible su localización, ni siquiera vía telefónica, lo que representa un claro ejemplo de que no le preocupa lo que actualmente le ocurre al PAN. 

Solamente mediante un boletín difundido en sus redes sociales, el PAN afirma que más allá de hablar de traiciones, de lo que se tiene que pensar es en la reestructuración del partido y de su militancia en Quintana Roo.

“En el 2016 todo era fiesta, pero ahora estamos aprendiendo de la lección”, expresó en el comunicado Uicab Alcocer.

Además explicó que el PAN se encuentra en un proceso de reconstrucción que va desde el interior del partido, así como de sus integrantes y que este proceso incluye apoyar el trabajo de autoridades que tienen como las presidentes municipales de Solidaridad, Lili Campos Miranda y de Isla Mujeres, Atenea Gómez Ricalde.

De igual forma, recientemente estuvieron en Quintana Roo representantes del CEN del PAN como parte de una denominada Gira Nacional de Consulta 2022, con miras a la actualización del programa de acción política de ese instituto político, mediante reuniones con militantes y simpatizantes, empresarios, integrantes de la sociedad civil y ciudadanía en general, en las cuales se hizo evidente que pese a la debacle hay panistas de casa que se mantienen en el discurso hueco de “futuros triunfos” en las urnas, sin asumir la realidad de su difícil situación actual ni contar con un plan de acción concreto.

Patricia Sánchez Carrillo, emblemática exdirigente del PAN en Quintana Roo y exfuncionaria estatal y federal por el mismo instituto político, atribuye en sus redes sociales la debacle del blanquiazul en la entidad al actual dirigente estatal y al exdiputado Eduardo Martínez Arcila.

Incluso salpica al propio exgobernador que durante todo su mandato no se afilió al PAN, por lo que considera que sólo fueron utilizados, hecho que para otros militantes no puede ser definido más que como una traición.

Actualmente el PAN se encuentra en un proceso de renovación de consejeros nacionales y estatales, previsto para realizarse durante noviembre en Felipe Carrillo Puerto.

A nivel nacional, el senador Gustavo Madero explica que dentro de la crisis partidista que vive el país, el blanquiazul es el partido que, si bien está “como todos”, tiene mejores elementos para salir adelante si se activa, si pudiera hacer acopio y uso de sus reservas morales, de sus liderazgos tradicionales, históricos.

El analista político Fernando Dworak opina que, a diferencia del PRI y el PRD, el PAN tiene una ideología contrastante con el gobierno; sin embargo, sigue sin entender lo que pasó en el 2018. “Tenemos una dirigencia que no tiene un rumbo claro, por ejemplo, ahorita deberían de estar haciendo un trabajo de autocrítica, de reconfiguración interna, sin embargo, se refugió en una alianza que ya no significa nada, como es Va por México”, resalta.

Todos a Morena porque es el partido de moda

A partir del 2014, la vida política en el país comenzó a tener una transformación radical por la desbancada de gente del PRI a las filas de Morena, partido que nació en 2014 y en 2018 ganó la Presidencia de México.

Desde su conformación no ha tenido dirigencias formales; ha carecido de vida orgánica interna, hasta noviembre de 2020 cuando eligieron a su actual presidente y secretaria general. Las 32 dirigencias estatales son provisionales y es más que evidente que su fuerza radica en la popularidad de su caudillo y fundador, Andrés Manuel López Obrador, quien en varias ocasiones ha intentado desmarcarse del partido, como al no asistir a la última reunión del Consejo Nacional.

Irónicamente, Morena en la actualidad, cuyo lema apela a la renovación, no es más que una fotografía del PRI de los años setentas y en el caso de Quintana Roo, donde se ha convertido en la primera fuerza política al ganar las elecciones pasadas para la gubernatura, también es evidente y de acuerdo con el recién electo presidente del Consejo Estatal, Jorge Sanen Cervantes, hoy quienes dicen ser de la oposición “o ya están en el partido o se quieren pasar a él”.

“Una realidad es que mucha de esa oposición (PAN, PRI, PRD) ya se quieren pasar a Morena pero actualmente ya no es fácil porque uno de los cambios recién hechos a los estatutos del partido es que nadie puede ser ni militante ni aspirar a ningún cargo si no tienen cuando menos dos cursos de formación política con ideología de la Cuarta Transformación”, aclaró.

No obstante, mencionó que si bien Morena tiene un aliado en el Partido Verde, ya las campañas se acabaron y “no se gobierna para partidos, se gobierna para todos”. Además, apuntó, ni siquiera se sabe si Morena iría en una nueva alianza con el Partido Verde para el proceso electoral del 2024.

A nivel nacional, el partido enfrenta complicaciones por las constantes movilizaciones que realiza un grupo de militantes disidentes de Morena, quienes apenas el pasado jueves protestaron afuera de Palacio Nacional en busca de poderle entregar más de 500 cartas al presidente Andrés Manuel López Obrador para denunciar “la ilegal intervención de servidores públicos y uso de recursos públicos” en el proceso interno del partido.

De acuerdo con el académico John Ackerman, quien integra la Convención Nacional de Morenistas, la movilización del jueves forma parte de la lucha que se ha emprendido por la recuperación de la institucionalidad democrática y el poder de las bases del partido fundado por el presidente.

En un comunicado compartido en redes sociales por Ackerman se detalla que, de acuerdo con un análisis realizado por la Convención de Morenistas, el 68% de los tres mil consejeros electos de Morena en las asambleas distritales del pasado 30 y 31 de julio son funcionarios públicos o representantes de elección popular a nivel federal, estatal y municipal, lo cual convertiría al partido-movimiento en un partido de Estado.

Partidos “chiquitos”, tan sólo una caricatura

Mientras el partido Movimiento Ciudadano fundado en 1999 con el nombre de Convergencia bajo la figura omnipresente de Dante Delgado Rannauro, quien se mantiene como dirigente nacional, el PT se encuentra dentro de la misma línea al contabilizar a un solo presidente desde su creación en 1990: Alberto Anaya Gutiérrez, quien mantiene control unipersonal en la dirigencia nacional, grupos legislativos y dirigencias estatales, en su gran mayoría bajo el esquema de delegados nacionales en función de presidentes estatales.

Movimiento Ciudadano, que es dirigido en Quintana Roo por Lidia Rojas Fabro, postuló como candidato a la gubernatura al senador José Luis Pech, un morenista de hueso colorado, pero su paso por ese partido fue desapercibido y tras perder la elección optó por retornar al Senado de la República.

Tanto el PT como Movimiento Ciudadano son considerados como partidos “chiquitos” que no saben ir solos en un proceso electoral y para su supervivencia y seguir ocupando puestos buscan alianzas que les garanticen el triunfo.