Roberto Guzmán

Las dictaduras en el mundo siempre están al lado del mando militar.

Gran error el de hoy, incluso si la oposición gana,

le va costar mucho quitar el poder al ejército

Desde hace meses el proceso electoral 2024 se ha adelantado y desde hace unos meses también la batalla por los espacios virtuales en redes sociales de algunos osados es tema caliente de los bien o mal llamados “chairos”, quienes se exhiben como pocos, a favor o en contra de sus “corcholatas” al grado de generar batallas de bots, que, a ciegas, sordas y con nula ortografía, defienden a sus gallos y a su gallinita.

Es de todos sabido que el mote “chairo” es un sustantivo despectivo, sobre todo un insulto, que desde décadas anteriores acuña la voz popular y que identifica a un grupo de fanáticos, necios, aferrados o, de plano, alucinados con una propia idea política, como la de un partido o una religión,  donde a la “identidad chaira” se le debe ver más allá de un líder o de un partido, pues está emparentada entre aquellos que por lo general tienen escasa preparación, mucha ilusión, pero sobre todo, nula razón.

Existen otros quienes con la misma identidad poseen gusto por el pensamiento único, por el odio, como por un fanatismo de defender lo políticamente correcto sin ver nada malo en cualquier líder que los esté representando.

En México, como en otros países latinoamericanos donde hablamos el idioma español, ha existido por años la palabra “chaira” como una definición a un instrumento cilíndrico, largo y rugoso con el que se afilan los cuchillos de los carniceros y cuya forma y características en el imaginario popular lo llegaron a asociar con un pene, y desde entonces a más de 70 años surgió una frase, quizá soez pero divertida, que los pueblos adhirieron a su lenguaje coloquial, donde los términos “chaira” y “masturbación” los relacionaron con todo aquello que refería a los seguidores de las llamadas izquierdas, en especial a aquellos adictos adoctrinados a una filosofía de izquierda; de esa forma, se decía “te estás haciendo una chaira”, frase que dio paso para censurar y para luego adoptarla como un equivalente a “las masturbaciones mentales” o las “chairas mentales” como uso metafórico en aquellos casos de quienes empezaban a imaginar o a proferir una serie de fantasías que no comprometían y eran inútiles, muchas sin resultados determinantes.

Algo parecido a la masturbación, que no siempre termina en una relación sexual hoy está sucediendo en nuestro país, ya que “chairo” se le llama ahora a esa persona que defiende un proyecto imaginario de país y que difícilmente se puede concretar.

A cuatro años de haber iniciado este gobierno, México está polarizado, dividido y en retroceso por aquellos a quienes el termino “chairo” los señala como promotores del bienestar y como impulsores de políticas transformadoras que más que beneficiar han perjudicado en este tiempo, coadyuvando a empobrecer a quienes menos tienen. A cuatro años de una prometida transformación, hoy muchas políticas han fallado y vemos tan lejos la pacificación del país… En México no hay crecimiento económico ni bajas al costo de las gasolinas; la corrupción persiste y la promesa de tener un sistema de salud de primer mundo quedó en sólo promesas. Cuatro años han bastado para confrontarnos y dividirnos como mexicanos, cuatro años de falsa propaganda y de ocurrencias, cuatro años de fracasos y de culpar al pasado sin asumir la responsabilidad de lo que pasa en el presente, omisiones que provocan hoy que todos los problemas de México se estén incrementando…

Estimado lector, yo tengo una pregunta para usted, que si quiere está en libertad de responderme: si ante este panorama de realidades las iniciativas que ha presentado cada año el Ejecutivo Federal han sido decretos anticonstitucionales, como la votada por mayoría el día de ayer que ha dado pie a la militarización de nuestro país… ¿por qué cree usted que aplauden los chairos…?