La actividad —de por sí abundante— se ha disparado durante la pandemia, potenciándose en el ciberespacio y las redes sociales, y dificultando aún más las posibilidades de regulación y el control de enfermedades sexuales

SALVADOR CANTO

La prostitución masculina en el Caribe Mexicano es una actividad que ha ido a la alza en los últimos años, incluso en plena pandemia por COVID-19, pues dicho oficio se ha diversificado, expandido y afianzado en un mercado local gracias al uso desmedido del internet, mediante aplicaciones y redes sociales, y en donde cada vez son más jóvenes quienes forman parte de este círculo socialmente marcado por la homofobia y estigmatización que aún persiste en México.

Uno de los principales factores que consideran quienes ofertan sus cuerpos y ofrecen caricias tanto a hombres como a mujeres es la necesidad económica, pues señalan que se trata de una fuente de ingreso fácil, pese a los riesgos en la salud que eso conlleva, aunque hay quienes afirman que lo hacen únicamente por placer y para experimentar nuevas emociones.

Sin embargo, en los casos detrás de los hombres que se dedican a este oficio existen múltiples historias, algunas marcadas por la tragedia y el sufrimiento en su infancia y otras, de frustración hacia la vida por la forma en que la han sobrellevado y la necesidad de obtener recursos para sobrevivir.

La prostitución masculina se da por gusto, placer o dinero e involucra no sólo a desconocidos sino a amigos e incluso familiares, así como a compañeros de trabajo pues muchas veces se presta para ascender en puestos laborales; otros recurren a ella como un medio para obtener a cambio vehículos, celulares, ropa o viajes.

Pero también hay casos en donde esta actividad es proyectada como una alternativa para mantener un modo de vida fácil, en un entorno de constante diversión que involucra lujos, alcohol y hasta drogas.

La prostitución es comúnmente denominada como “la profesión más antigua del mundo” pues su origen se remonta a las más antiguas civilizaciones y su práctica ha evolucionado con el paso del tiempo, además de que se ejerce de manera diferente, con base en las características de la sociedad en que se desenvuelve.

De hecho, se le considera un trabajo de alto riesgo debido a que está ligado a problemáticas sociales como enfermedades de transmisión sexual (ETS), drogadicción,  alcoholismo, desintegración  familiar y sobre  todo, a  la explotación  de personas.

No obstante, hoy en día a esta actividad se le intenta reconocer como un trabajo sexual comercial (TSC), aunque coloquialmente se le llame prostitución, que engloba diversas labores que pueden ser clandestinas, públicas o semioficiales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la prostitución o el trabajo sexual comercial como “toda actividad en la que una persona intercambia servicios sexuales a cambio de dinero o cualquier otro bien”.

Es importante destacar que el término trabajador sexual aparece para mitigar las connotaciones negativas del vocablo prostituto y así, los conceptos de trabajador  sexual  y  sexoservidor  surgen  como  parte  del  reconocimiento  e identidad que asumen los propios trabajadores sexuales, y con ellos se pretende redefinirla como una actividad generadora de ingresos o una forma de empleo, pero ya no en términos de las características sociales o psicológicas de una determinada clase de mujeres o de hombres.

Sobre esta práctica, el activista Roberto Guzmán Rodríguez, de Red Positiva Quintana Roo, comentó que en muchos casos existen grupos delictivos que le sacan provecho a la situación, pero, afirmó, “es un tema y responsabilidad de cada una de las personas”.

Mencionó que el internet, mediante páginas o las cada vez más socorridas redes sociales, se ha convertido en el principal vehículo para la promoción de la prostitución masculina y destacó que desafortunadamente no existen medidas preventivas por parte de las autoridades sanitarias y tampoco hay un padrón que permita un control al respecto.

El ejercicio de la prostitución masculina es una realidad en los principales destinos de sol y playa de Quintana Roo como Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Holbox, Isla Mujeres y Cozumel, que se mantiene en alza, con establecimientos y hasta hoteles especializados para ello.

 

De tragedia a parte de su vida

El Despertador de Quintana Roo entrevistó a Leonardo, un joven de 22 años de edad, originario de Chiapas, quien relató que a los seis años fue violentado sexualmente por su tío y aunque sus padres lo supieron, jamás hicieron nada por ayudarlo ni mucho menos hubo denuncia para castigar al responsable, por lo que creció creyendo que eso era normal, y posteriormente se mudaron a Cancún.

“Toda mi infancia viví con esa situación, mis padres no hicieron nada y tal vez eso me orilló a hacer lo que hoy hago; además esto hoy me genera ingresos que mucha falta me hacen y dentro de todo la paso bien”, expresó el joven, quien vive en la colonia Cuna Maya con su esposa y su hijo.

Dijo que le gustan las mujeres, y prueba de ello es su esposa, con quien tiene un hijo de cuatro años y aunque trabaja como cocinero en la zona hotelera, los fines de semana busca ganar un poco más de dinero prostituyéndose y uno de los lugares que más frecuenta son los casinos en donde consigue mujeres y hombres por igual.

“Luego de pasar lo que me hizo mi tío, viví muchos años con un trauma y en la adolescencia mi sexualidad cambió, en un principio creí que esa tragedia me derrumbaría pues en algún momento pensé en suicidarme, pero no, las mujeres me siguen gustando y también tengo atracción por los hombres, acepto mi bisexualidad y lo que hago lo tomo como un trabajo extra y así lo veo, tengo clientes que me buscan para divertirse, mi esposa sabe de dónde sale el dinero adicional que llevo a la casa y lo único que me pide es que me cuide, pues soy pasivo y activo”, resaltó.

Comentó que hay fines de semana que llega a obtener entre dos mil y tres mil pesos de ganancia con los servicios sexuales que da, principalmente a clientes que son repetitivos, quienes le marcan a su teléfono y otros más que consigue en los casinos a donde acude viernes, sábado y domingo.

Negó que en su caso haya drogas de por medio, aunque reconoció que en varias ocasiones le han ofrecido consumir cocaína pero que no la ha aceptado y únicamente admitió tomar alcohol sin emborracharse porque sabe que tiene que regresar a su casa.

 

Extranjeros también ejercen la prostitución

Dentro del esquema de una vida fácil, luego de experiencias previas en sus propios países, hay personas de nacionalidad extranjera que llegaron de vacaciones y hoy ya radican en Cancún, en donde muchos ya tienen un negocio formal, pero a la vez aprovechan para vender sus cuerpos de una forma mucho más especializada, mediante anuncios de escorts.

Uno de estos casos es “Alex”, un joven de 27 años de nacionalidad colombiana que tiene una barbería en la avenida La Luna y que aceptó dedicarse también al encuentro con hombres o mujeres de donde obtiene un ingreso extra por voluntad propia.

Fue a través de un conocido mutuo como se pudo convencer a “Alex” de platicar con El Despertador de Quintana Roo respecto a la actividad que desempeña dentro de este oficio muy poco explorado.

“Solamente te voy a pedir un favor, no me grabes ni tomes foto porque podríamos tener problemas”, advirtió Alex para platicar con este reportero de forma breve en las afueras de su negocio a donde, dijo, le llegan muchos clientes los fines de semana y no precisamente a cortarse el cabello o la barba.

Dijo ser originario de Medellín y tener tres años viviendo en Cancún, a donde llegó como turista y decidió quedarse a radicar y lo primero que hizo fue poner un negocio estable como es la barbería, un oficio que aprendió en su país, y así tener tiempo para divertirse, que es lo que hace con sus amigos y clientes, tanto hombres como mujeres que acuden a verlo y le piden servicios sexuales.

“En Colombia la prostitución está permitida, pero no regulada y yo comencé experimentando en una fiesta con amigos y te aclaro, a mi me gustan las mujeres y con hombres únicamente soy activo y hasta ahora no he tenido problemas; de hecho yo no ando en la calle, estoy en mi negocio y ya tengo clientes fijos, además otros que tengo en el gimnasio a donde voy a ejercitarme todas las mañanas y también tengo una cuenta como escort en la página ‘Mileróticos’ en donde ofrezco mis servicios con total discreción y completamente seguro”, explicó.

Platicó que él da “servicios especiales” como el BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) para el cliente que busca el placer sexual.

Finalmente, dijo que aunque no tiene una meta fijada de ganancias a la semana, a veces obtiene cuatro, cinco, seis y hasta 10 mil pesos, dependiendo del momento, el cliente que puede ser hombre o mujer, el tiempo y el lugar al que acude a prestar el servicio que le piden.

 

Colectivo de twinks en Cancún

Investigando en las redes sociales, se pudo conocer que en Cancún existen colectivos de jóvenes —la mayoría menores de edad— conocidos como ‘twinks’ que se promocionan en diversas cuentas de Twitter, Facebook e Instagram, en donde ofrecen compañía a personas en zonas céntricas de la ciudad, particularmente en las inmediaciones del primer cuadro de la ciudad como el Parque de Las Palapas, las avenidas Yaxchilán y Tulum, la terminal de autobuses de ADO, cibercafés, incluso plazas y centros comerciales, además de la zona de El Crucero.

Pero también hay quienes ofrecen sus servicios en fraccionamientos como Villas Otoch Paraíso, Prado Norte, Las Palmas, Cielo Nuevo, Paseos del Mar, entre otros conjuntos habitacionales de la zona norponiente de la ciudad.

Tan solo en Twitter, al momento de teclear la palabra “Twinks Cancún”, en automático se desplegó una larga lista de contenido, páginas de jóvenes que están dispuestos a tener relaciones sexuales con cualquier persona, hombre o mujer a cambio de dinero.

De acuerdo con el estudio Turismo Sexual de Cancún realizado hace algunos años por la Universidad de Quintana Roo, existe una gran diversidad de oferta y venta de sexo servicio, que se empieza a convertir en una preocupación por la incorporación creciente de jóvenes.

Se agrega que las principales causas de este problema se ubican en la disfunción familiar, que va desde la incomprensión, el maltrato físico y psicológico, hasta los antecedentes de violación y pobreza.

Pero hay un problema latente —abunda el estudio—, existe una total falta de control sanitario en los trabajadores sexuales, y es innegable el incremento del contagio de infecciones de transmisión sexual como el VIH.

En medio de este sector surgen también las ventas de ‘packs’ de fotos, videos y todo lo relacionado con la actividad sexual mediante plataformas como Only Fans que son un negocio paralelo, así como múltiples aplicaciones como Grindr donde incluso adultos buscan relaciones sexuales.

 

 

 

Los “chacalitos” del Crucero

De acuerdo con Manuel, un joven originario de Tuxpan, Veracruz, que radica en Cancún desde hace 12 años, quien se dedica a bolear calzados en el Parque del Crucero, en esa área se ejerce la prostitución a cualquier hora del día.

Comentó que no todas las personas que se reúnen en donde están los albañiles buscan empleo en la construcción, sino que también hay quienes están dispuestos a prostituirse con tal de tener dinero para la comida.

“La policía que está ahí lo sabe, pues todos los días llegan personas homosexuales que buscan a los ‘chacalitos’, como ellos mismos les dicen y hasta por 200 pesos se los llevan a los hotelitos que hay en las inmediaciones”, platicó el bolero que ha sido testigo incluso de cómo las autoridades en lugar de sancionar lo que podría ser una falta administrativa, piden “para los refrescos”.

De hecho, comentó que muchas de las negociaciones entre las personas que buscan sexo en la zona comienzan con la compraventa de drogas, y ya después terminan hasta en los baños públicos o callejones de la zona.

 

Redes sociales, un arma de doble filo

De acuerdo con Roberto Guzmán Rodríguez, presidente de la Asociación Red Positiva de Quintana Roo, el trabajo sexual en las calles como se conocía ha disminuido, y ha migrado al internet, redes sociales y aplicaciones especializadas.

“El trabajo sexual varonil que se ha venido realizando en este polo turístico ha evolucionado y se ha transformado por la misma tecnología, y creo que la característica de turismo sexual que ha sido una práctica de muchos años ya está todo en internet y las redes sociales, y aunque todavía hay en las calles, realmente ya es muy poco”, explicó a El Despertador de Quintana Roo.

Reconoció que hace algunos años había una manera de regular la actividad y a quienes la ejercen a través de la Jurisdicción Sanitaria, que extendía tarjetas de salud porque era un requisito para trabajar tanto para mujeres como para hombres en los bares y cantinas, pero “ahora no existe nada de eso y no hay forma de poder tener un padrón”.

Afirmó que el trabajo sexual masculino es mucho más oculto, pues es una actividad en donde los hombres muchas veces no sólo ofrecen sus servicios a mujeres jóvenes o mayores, sino también a otros hombres, “es algo que está presente y no se puede tapar el sol con un dedo”.

Añadió que “hoy todo se encuentra en internet y sólo ahí es donde se puede percibir cuánto ha proliferado el trabajo sexual varonil en Cancún, y si bien en las mismas redes sociales es fácil encontrarlos, hay páginas de ligas con servicios especializados, pero insisto, no hay control sobre esa actividad”.

Guzmán Rodríguez apuntó que algo que ha observado en esta actividad del trabajo sexual masculino es que cada vez son más jóvenes quienes entran a este mundo a ofrecer sus servicios: “estamos hablando de muchachos de 17 años en adelante, y comento esto porque desde esta edad acuden con nosotros a la Asociación a buscar apoyo y recibir atención por enfermedades de transmisión sexual como el VIH”.

A pregunta concreta sobre si el fenómeno pudo haberse incrementado a causa de la pandemia por COVID-19, el activista consideró que “sin duda, hoy vemos ante la necesidad de despidos laborales que hay quienes recurren al trabajo más antiguo del mundo que es la prostitución, y encuentran en el trabajo sexual la forma de poder salir y afrontar sus necesidades como los pagos de la renta y de los servicios básicos, que antes decían que era un extra, pero ahora se ha convertido en su principal ingreso”.

Dijo que estas personas deben estar muy conscientes de lo que hacen, pues lamentablemente se han dado casos en los que grupos delictivos podrían estar detrás de las operaciones de algunas personas.

“Muchos de estos grupos y de estas páginas en donde se promueve el trabajo sexual masculino, detrás hay grupos delictivos que también les interesa el control y los ponen en estas condiciones de vulnerabilidad y de riesgo”, expresó.

En lo que respecta al tema de la salud, comentó que si bien el uso de preservativos puede ser un método de barrera que sirve como prevención, lamentó que al haber tantos grupos en redes sociales y páginas web sin control, no hay manera de hacerles llegar la información real sobre los riesgos reales que corren y cómo evitarlos.

Finalmente, comentó que hay muchos extranjeros que llegan como turistas en busca de esta actividad y otros que ya radican en Quintana Roo, y “lo que he podido leer entre líneas es que sí se espantan porque muchos se han acercado a la Asociación en busca de Profilaxis Previa a la Exposición (PrEP), que es un tratamiento de corto plazo para aquellas personas que han sido expuestas al VIH, pues señalan que hay chicos que están teniendo sexo con ellos y durante el acto llegan a quitarse el condón, y les preocupa por la cultura que tienen en sus países, por eso recurren a nosotros, para que les podamos dar la PrEP o canalizarlos a donde la puedan conseguir”.

Finalmente, deploró que siguen faltando los programas preventivos, no hay ni del Estado ni de la Federación y en los últimos tres años lo único que se ha tenido es “una ausencia y silencio total, en donde todos estamos en riesgo”.

 

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Prostitución masculina: motivos y circunstancias

  • Entre sus principales causas está la disfunción familiar, que va desde la incomprensión, el maltrato físico y psicológico, hasta antecedentes de violación y pobreza.
  • Es importante subrayar que el tema de la prostitución varonil es del dominio público y así lo confirman diversas organizaciones civiles de Cancún, las cuales señalan que las autoridades son tolerantes al respecto.
  • Quintana Roo, y Cancún en particular, carece de políticas o estrategias que regulen el fenómeno y promuevan programas de salud, pues además hay una completa falta de control sanitario en las y los trabajadores sexuales, por lo cual es innegable el incremento del contagio de infecciones de transmisión sexual como el VIH.
  • Si bien el turismo sexual ha sido una de las tendencias que ha marcado al Caribe Mexicano desde hace muchos años, autoridades federales buscan cambiar un apartado del Código Penal para que se borre la palabra turismo y sea sustituida como “delito sexual” de manera directa.
  • No existe un tabulador de precios por el ejercicio de la prostitución masculina, pues las ganancias dependen del tipo de servicio, el lugar, la hora y sobre todo lo que pida el cliente que puede ser hombre o mujer.
  • Hay quienes lo hacen hasta por 200 y 300 pesos, pero otros tienen tarifas específicas, dependiendo del servicio que le pidan y por lo que cobran a partir de 500 pesos, y hasta los 3 mil 500 pesos, dependiendo del tiempo y las actividades a realizar.
  • Algunos de los puntos de encuentro entre clientes y prostitutos más concurridos son los casinos y las discotecas de la zona hotelera, así como los diversos restaurantes de la zona centro.