SIMO de Aziz Zoromba, Festival del Nuevo Cine de Montreal- La Covacha del Aj Men
13 Oct. 2022SIMO de Aziz Zoromba, Festival del Nuevo Cine de Montreal
Claudio Obregón Clairin
Aziz Zoromba es un cineasta canadiense de origen egipcio, el martes pasado presentó en el Festival del Nuevo Cine de Montreal su reciente film SIMO, acreedor al premio al mejor cortometraje canadiense en el Festival Internacional de Cine de Toronto 2022. Aziz explora un lenguaje cinematográfico donde las emociones y las consecuencias posteriores al evento, son tan o más importantes que el evento mismo.
En la onda de expansión que provoca la pausa posterior a la tragedia y en todo aquello que no se escucha pero se dice con imágenes, radica la trascendencia de esta exploración.
En cuanto a la forma en la que Aziz plantea este novedoso recorrido, es remarcable que conduce con elegancia a la sagrada pantalla del cine por un desfiladero en el que bordea las sensaciones inherentes a la intimidad y a la individualidad del formato visual en el que actualmente los jóvenes se comunican en las Redes Sociales.
La última escena de SIMO se transfigura en un videoclip en el que el protagonista canta un rap en árabe. Aziz Zoromba, está abriendo un sendero en el que el cine se deconstruye junto a la inmediatez para trascender en la intensa pero breve duración de un hálito en la neblina. Su reciente film habla de aquello que sabemos pero nos resulta difícil verbalizar y nos rebasa.
El autor reconoce que el casting es el inicio sustancial de un buen film, le resultaba primordial que sus actores hablaran con fluidez el árabe y el francés, que fueran adolescentes quebequenses para que encarnaran la catarsis cinematográfica de su adolescencia que deseaba plasmar en SIMO. Encontró a dos idóneos hermanos, Basel El Rayes y Seif El Rayes quienes interpretan respectivamente a Simo y Emad, su padre, interpretado por Aladeen Tawfeek, encarna con peso escénico los conflictos existenciales de los hombres de la generación jamón, aquellos quienes estando en medio, hicieron lo que sus padres determinaron y ya de adultos, hacen lo que sus hijos determinan.
Si en el Teatro el mutis de un actor es quizá uno de sus momentos protagónicos de la pieza, en el cine, quien está ausente, figura como protagónico y es por ello que la ausencia de la madre en la historia surgida de la mente creadora de Aziz Zoromba, adquiere una importancia sublime ya que al igual que en las familias latinas, en las árabes, la madre es un catalizador del conocimiento ancestral, es más, se mantiene vigente gracias a ellas; quizá por ello, aunque no se carece de amor, comprensión y remembranza a los orígenes morales egipcios, los nuevos quebequenses de la historia de SIMO, transgreden y lo hacen sin culpa, provocan la demolición de la autoridad generacional para dar paso a las actitudes expresadas en uno de los temas y de las preocupaciones de las nuevas generaciones de jóvenes quebequenses: el trauma intergeneracional.
La historia inicia con la pasión, en este caso expresada por el fútbol, se trata de un partido en la nieve que deriva en una disputa propia de la animalia juvenil y desemboca en la defensa a golpes de Simo por parte de Emad, su hermano mayor. Ya en el carro, su padre observa los estragos de la batalla e increpa a Emad por querer solucionar todo a golpes… En la respuesta a su padre, se establece el espíritu de un espectro presente en todo el film: “la incongruencia entre los principios y la realidad confrontada con dichos principios”: ¿acaso no me has dicho que siempre debo defender a mi hermano?
En los tiempos del padre, una respuesta que cuestionara recibía una bofetada, ahora el padre se conflictúa interiormente… Entonces Emad pregunta si puede manejar el carro… el padre revela con su rostro que se encuentra en el escenario en el que sabe que tiene razón pero ha sido rebasado por la desfachatez, lo invade esa sensación de desamparo que tienen los padres cuando sus hijos les colocan un espejo de obsidiana, entonces sus argumentos tienen menos resonancia y autoridad, porque sin medir las consecuencias y por no repetir los esquemas que los traumaron, decidieron ser amigos de sus hijos… para colmo, un instante después, Simo le solicita que conecte en sonido del carro la música que está escuchando en su celular y que él detesta…
Emad hace ejercicio mientras escucha música a todo volumen, de pronto explota el buffer de una de sus arcaicas bocinas, Simo discute sobre cómo repararlo con Emad y se corretean en su habitación disputando también el derecho a utilizar un videojuego en línea, el padre llama a Emad para que le auxilie en lavar los trastos, entonces Simo aprovecha, toma el lugar de su hermano en el videojuego y coloca de lado su visor de pantalla. En tanto, Emad enjabona con rapidez los platos, Simo demuestra su maestría en el arte de disparar en los videojuegos, adquiere notoriedad y lo empiezan a seguir en línea, alguien le pregunta que tiene desarmado detrás de él, voltea y ve el buffer desarmado y escribe… “una bomba”, entonces empieza a recibir mensajes acusándolo de terrorista, asustado, Simo se desconecta y llega su hermano, discuten y Simo se queda con la impresión de haber realizado una broma que pueda tener consecuencias.
Más tarde, Simo imagina la llegada de un grupo elite que invade su casa con un helicóptero que la sobrevuela, despierta de su ensueño, se percata que no es así, pero de pronto ve sombras delante a su casa, cae al suelo… es todo… corte a… la casa destruida, la cámara recorre el desastre, lo que no se vio, también actúa en la cinematografía de Aziz… más tarde, el padre y Simo van en búsqueda de Emad, quien aparece abatido, después de rendir cuentas a la autoridad, la escena es observada desde el vehículo por Simo, los ve, no los escucha, eso es lo que cuenta… ingresan al vehículo y el padre reflexiona, adquiere por un instante esa comprensión de pérdida con ganancia, de redención… esa sensación que en ocasiones vulnera a los integrantes de la Generación Jamón, quienes estoicamente avanzan contradiciendo sus valores, descubriendo que fueron educados para un mundo que ya no existe, que sus hijos consideran que lo saben ya todo y que su proyección prescinde de la reverencia al pasado… es así que el padre de pronto y contraviniendo a su esencia, toma una decisión que trasciende a su Ego porque de un golpe ha comprendido su lugar en la evolución y, con seguridad, le dice a Emad que puede manejar el carro, cambian de posición, Emad conduce el vehículo con la certeza de que así conducirá de ahora en adelante su vida, el padre voltea a ver a Simo y en un segundo acto de redención total, le da el cable para que conecte su celular… Simo echa a andar su música, el padre se desconcierta y pregunta ¿de dónde sacaste esto? El beat de la canción es hipnotizante, primero los hermanos y luego el padre, realizan el mismo movimiento de balanceo con la cabeza, están en unidad, en armonía, con nuevas normas, pérdidas, abandonos, permisos y tolerancias… el encuadre cinematográfico de pronto se vuelve videográfico y termina Simo cantando un rap que su contenido decidió Aziz que fuera comprensible únicamente para los araboparlantes.
Durante su participación en la sesión de preguntas y respuestas del Festival del Nuevo Cine de Montreal, Aziz respondió a las inquietudes del público asistente y comentó que “le interesaba explorar las sensaciones y las consecuencias que ocurren cuando la broma es realizada por quienes regularmente son el sujeto de la broma”… Entonces, claro, ya no es tan chistoso porque no es la broma lo que trasciende… sino quién la hace propia.
SIMO proyecta los matices, las contradicciones y los avistamientos de los futuros escenarios sociales en los que las delicadas fibras de la importancia individual, podrán interactuar y deconstruirse en el marco de un torrente que mira con ansias al futuro y ocasionalmente recuerda al pasado… sublime entonces que una de las acepciones de Simo sea «Dios ha escuchado…»
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