Como si habitasen en un mundo paralelo, ávidos de trascender incluso en contra del sentido común, varios de los gobernantes del pasado han impuesto proyectos faraónicos, ilógicos, algunos absurdos y otros previsiblemente encaminados al fracaso, aunque las prioridades eran otras

SALVADOR CANTO

Cuando el padre del surrealismo, André Breton, viajó a México en 1938, terminó calificándolo como el país más surrealista de todos, un sino que ha acompañado desde entonces a la nación, donde aquello que para visitantes como Bretón es increíble, para los mexicanos es “común”; a ello ha contribuido —y no en poca medida— la clase política, pues en el ejercicio del poder lo surreal adquiere dimensiones insospechadas y la más amplia y generosa imaginación se queda corta.

Así ha sido también en Quintana Roo, donde a lo largo de su corta historia, varios de los gobernantes en turno han sorprendido durante sus administraciones con excéntricos anuncios de proyectos que por su mala planeación, o simplemente por ser inviables, jamás se han podido aterrizar y las veces que se han logrado terminan en una pésima inversión, porque lo hacen por capricho o por ambición, sin importarles caer en irregularidades e incluso atentar contra el más elemental sentido común, que, como decía Voltaire, es “el menos común de los sentidos”.

La megaescultura de Chetumal de Joaquín Hendricks Díaz, el Auditorio del Bienestar de Roberto Borge Angulo, la planta pasteurizadora de leche de Félix González Canto y el corredor cítrico de Miguel Borge Martín son proyectos que se anunciaron con bombo y platillo, se pusieron en marcha pero con el paso del tiempo la realidad se impuso y están en el abandono y el olvido.  

Y es que, “Suéñame Quintana Roo”, uno de los fragmentos del estribillo de la canción emblema del estado escrita por el compositor argentino Ricardo Ceratto pareciera ser el eslogan favorito de los mandatarios, en la creencia de que trascenderían con sus proyectos de fantasía, que los harian ser recordados por los quintanarroenses toda la vida.

Y efectivamente, se les recuerda precisamente por sus proyectos, pero más bien debido a que no fueron más que ocurrencias irrealizables.

De 25 años a la fecha, muchos proyectos fueron se anunciaron de manera espectacular en el estado, en los cuales se presumía que había participación de los tres niveles de gobierno así como  grandes capitales de inversión involucrados, pero o bien fueron un rotundo fracaso o hasta la fecha no se han concretado.

El Despertador de Quintana Roo enlista a continuación un breve recuento de unos cuantos de esos polémicos proyectos, donde se encuentran incluidos también el ambicioso autódromo de carreras de Fórmula Uno denominado Mantarraya, así como la pista Nascar que no avanzaron por falta de capitales inversores, por freno en materia ambiental o simplemente porque sólo existieron en la mente del entonces gobernante.

También está el caso del Dragón Mart que pretendía levantar toda una ciudad y un centro de proveeduría y distribución en el destino, y a pesar de que era completamente inviable, se intentó hacer contra viento y marea, en completa irregularidad.

Un planteamiento aún más fantasioso se hizo hace unos años, con el anuncio en 2009 de una base aeroespacial en la zona sur del estado, con el supuesto beneplácito de la NASA.

Proyecto Mantarraya, el engaño del sexenio

En la recta final del sexenio de Joaquín Hendricks Díaz (1999-2005), el entonces jefe del Ejecutivo anunció triunfante que había viajado a Europa para negociar con la Federación Internacional de Automovilismo traer a Cancún el Gran Premio de la Fórmula Uno e incluso le puso fecha a su inauguración para el año siguiente, es decir, en el 2006.

Joaquín Hendricks Díaz (1999-2005)

Ese anuncio lo hizo justo en medio de un problema familiar con su hoy exesposa, María Rubio, que trascendió a nivel nacional, aparentemente como una forma de tender una cortina de humo sobre tan polémico asunto, por lo que Hendricks Díaz se dedicó a pregonar por doquier su fantasiosa pista de carreras denominada “Mantarraya”, que supuestamente se iba a comenzar a construir durante su último año de gobierno en un terreno de 380 hectáreas, ubicado al sur del aeropuerto de Cancún.

El proyecto contemplaba un centro de negocios e inmobiliario, un parque de diversiones, museos interactivos, campos de golf y un casino, además de que, aseguraba, contaba con el respaldo del gobierno federal, en ese entonces encabezado por Vicente Fox Quesada.

En el anuncio de ese megaproyecto, en una rueda de prensa donde participó el entonces secretario de turismo, Rodolfo Elizondo Torres, se informó que el diseño de la pista estaría a cargo del alemán Hermman Tilke, quien construyó los autódromos de Shangai, Bahrein y Malasia.

Todo se vino abajo al iniciar la administración de Félix González Canto, quien se quitó de encima el mastodónico proyecto, advirtiendo que, de llegar a hacerse, sería con inversión privada y ya no del gobierno del estado, por lo que terminó descarrilado incluso antes de iniciar la carrera.

No obstante, la semilla quedó plantada y recientemente el papá del piloto Sergio “Checo” Pérez, Antonio Pérez Garibay, declaró que de llegar Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República se podría concretar una importante inversión de al menos 350 millones de dólares para que Cancún tenga eventos de Fórmula Uno, además de Moto GP, Indy Car Series y hasta Nascar Cup Series.

Sueño cósmico: una base espacial en Chetumal

En el 2009, durante el sexenio de Félix González Canto (2005-2011), el entonces secretario de Planeación y Desarrollo de Quintana Roo, José Alberto Alonso Ovando, anunció que ese mismo año comenzaría a construirse la plataforma de lanzamiento de la Agencia Espacial Mexicana (Aexa) en la bahía de Chetumal.

Félix González Canto (2005-2011)

Según el funcionario, los estudios realizados demostraban que la bahía de Chetumal presenta las mejores condiciones en el país y una de las más óptimas en el mundo para ello, por su cercanía al Ecuador.

En el 2010 se informó que el proyecto seguía en pie y que se requería de una inversión de 120 millones de dólares (mdd) para que el “Space Center” de la Aexa se hiciera en la capital el estado.

El propio gobernador en turno declaró que esa base espacial estaría compuesta por una plataforma de lanzamiento, un aeropuerto privado para lanzamiento de naves espaciales, una unidad de entrenamiento subacuática y el Museo del Espacio.

Para el 2011, que transcurría sin avances al respecto, se volvió a tocar el tema y el gobierno del estado informó que se buscaba un acercamiento con Javier Mendieta, entonces titular de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), para presentarle el proyecto de la construcción de la base espacial en Punta Huax, Chetumal.

Pero además, se añadió que la idea era darle también una vertiente turística que podría explotarse mediante vuelos suborbitales a cargo de la empresa Virgin Galactic, del magnate Richard Branson.

Se trataba de vuelos con hasta 12 pasajeros que se elevarían hasta la ionosfera, desde donde se alcanza a apreciar la curvatura de la tierra y se puede experimentar hasta 85% de ingravidez, según comentó en aquella ocasión quien fuese el subsecretario de Innovación de la Secretaría de Turismo estatal, Francisco Armand Pimentel, quien además aseguró que había gran interés de empresarios chinos. Lamentablemente, el sueño se quedó en eso y nunca alcanzó a despegar.

Dragon Mart, la invasión china que no se permitió

El proyecto del Dragon Mart fue otro de los excéntricos proyectos del gobierno del estado, que involucró principalmente a Félix González Canto y de paso también a su sucesor Roberto Borge Angulo, pues a la administración de este último le correspondió enfrentar las manifestaciones de grupos ambientalistas y la posterior clausura, por parte del gobierno federal, del predio destinado para su construcción.

Las bases del Dragon Mart datan del año 2007 cuando varios terrenos, propiedad del gobierno de Quintana Roo, fueron vendidos al proyecto; sin embargo, fue hasta el 22 de marzo de 2011 cuando quedó firmado el acuerdo legalmente con el presidente de Chinamex y Dragon Mart Cancún, Hao Feng.

Una de las razones, según quienes estaban involucrados en el proyecto, es que el principal representante de la megaempresa era el empresario chino-mexicano, Zhen Li Ye Gon, procesado en Estados Unidos por la fabricación de drogas sintéticas, por lo que el enredo judicial provocó que se retrasaran acuerdos y permisos.

Mientras tanto, agrupaciones como “Voces Unidas de Puerto Morelos”, apoyadas por decenas de ambientalistas, enviaron una carta al entonces presidente Felipe Calderón para exigir la revocación de una Manifestación de Impacto Ambiental otorgada irregularmente por el Instituto de Impacto y Riesgo Ambiental de Quintana Roo.

Finalmente, la obra fue frenada por la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) y actualmente el predio denominado “El Tucán”, localizado entre Cancún y Puerto Morelos, está en proceso de recuperación, por la devastación que ya había sufrido.

Megaescultura de Chetumal, 20 años después

Desde su anuncio en el 2003, el polémico proyecto de la hoy conocida como Megaescultura de Chetumal, propuesta por el entonces gobernador Joaquín Hendricks Díaz, se anticipaba como un rotundo fracaso, que avanzó contra viento y marea a pesar de que había otras prioridades para hacer crecer la capital del estado.

A la fecha se habla de un millonario fraude, con recursos manoseados incluso por los tres gobiernos siguientes.

Cuando Joaquín Hendricks fue gobernador se destinaron 130 millones de pesos para construirla en la capital del Estado; en el sexenio de Félix González Canto se le asignaron otros 34 millones, pero el proyecto avanzó muy poco.

En la administración de Roberto Borge Angulo le inyectaron otros 100 millones de pesos de recursos federales y estatales, pero tampoco se concluyó y en la de Carlos Joaquín 70 millones de pesos más y a duras penas casi 20 años después abrió sus puertas, a regañadientes por la promesa presidencial —que hoy se sabe será incumplida— de que allí se instalaría la Secretaría de Turismo federal, pero sin llegar a cumplir realmente ninguno de sus objetivos, modificados al paso del tiempo, al grado de que hoy en día no se sabe exactamente lo que es: una escultura, un centro cultural, una sede gubernamental o simplemente un enorme elefante blanco que levanta su silueta en la bahía de Chetumal.

Teleférico, monorriel y tren ligero, las fantasías de CJ

Durante su segundo informe de gobierno, el entonces gobernador Carlos Joaquín González (2016-2022) anunció que la construcción de un teleférico para Cancún formaba parte de los planes en materia de movilidad.

Carlos Joaquín González (2016-2022)

Además, dijo que la iniciativa privada se haría cargo del mismo, pero que aún no se tenía la ruta de traslado establecida.

Posteriormente, transcurrido el tiempo sin que se hablara más al respecto, en entrevista con los medios locales durante la Cuarta Feria de Empleo y Servicios Laborales que se desarrolló en Cancún, remarcó que el teleférico se encontraba en fase de proyecto y su intención era la de ofrecer una mejor forma de transporte.

“Aún es un proyecto, proyectos de movilidad que hemos venido revisando, como bien saben el Instituto de Movilidad estará operando en el estado, y dentro de los proyectos que hemos venido analizando está la posibilidad de ese teleférico”, dijo.

No fue el único proyecto de fantasía            que anunció durante su administración: otro de ellos fue la propuesta de que Cancún tendría un moderno monorriel automatizado para atender al turismo y zona urbana, además de un tren ligero.

Incluso, el hoy embajador de México en Canadá aseguró que había de por medio una propuesta de una compañía japonesa que contemplaba el empleo de trenes automatizados, utilizados en ciudades altamente tecnologizadas como Tokio.

Se trataba de la empresa Japan External Trade Organization (Jetro) que le “vendió” la idea al gobierno del estado para el proyecto “Desarrollo del Sistema de Transporte Público en la Ciudad de Cancún”, con el cual se buscaba ofrecer a la ciudadanía “acceso a un transporte público eficiente y garantizado para la región”.

En la presentación, realizada en la representación de Fonatur, se detalló que el Sistema Público de Transporte de Alta Calidad (High Quality Public Transport System) de Jetro  comprendía un tren de pasajeros eléctrico en monorriel para el área urbana de Cancún que superaría al Metro de la Ciudad de México en movilización de pasajeros, ahorro energético, tiempos de recorrido y costos, mediante el sistema Automatizado de Tránsito Guiado (AGT, por sus siglas en inglés).

Para el proyecto del tren ligero se informó que el costo de la obra propuesto por la Agencia de Proyectos Estratégicos (Agepro) ascendía a 32 mil 900 millones de pesos mediante un esquema de Asociación Público-Privada, cuya licitación se planeaba para el segundo semestre del 2020. Y seguimos en espera.

Hidroponía Maya, ¿un éxito? Sí, pero no…

La historia de Hidroponía Maya se remonta al 2001, cuando bajo la gestión de Joaquín Hendricks se anunció que la administración de Quintana Roo financiaría este complejo agroindustrial mediante un fideicomiso integrado con la empresa Daltmex.

El proyecto se extendió en 40 hectáreas divididas en ocho invernaderos de cinco hectáreas cada uno, con dos naves de empaque, dos módulos de servicio, un semillero y una oficina general, toda la operación con tecnología de punta. La inversión fue de 55 millones de dólares.

Al principio todo pintaba bien: comenzó en forma la siembra de pepino inglés y chile habanero. Se lograron 200 toneladas de producción en dos invernaderos. El presidente Vicente Fox y Joaquín Hendricks inauguraron las instalaciones con toda la pompa que ameritaba la ocasión.

Paralelamente, en el 2002 el gobierno estatal inició la construcción de los denominados invernaderos sociales en una extensión de 3,650 metros cuadrados. Se constituyeron en sociedades de producción rural y fueron operados por indígenas mayas, miembros de las diferentes comunidades de los municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos.

En su momento, los invernaderos sociales lograron exportar sus productos a Estados Unidos (Texas, Florida, Detroit, Europa, Nueva York, Arizona, California); Canadá (Ontario Quebec, Vancouver), y Europa (Holanda, Italia, Francia) a través de Hidroponía Maya.

Incluso en el 2008, Hidroponía Maya fue galardonada con el premio México Calidad Premium, que otorga la Sagarpa a las empresas que destacan a nivel nacional. Este reconocimiento lo refrendó la empresa hasta el 2010, cuando comenzaron los problemas que la llevaron a la quiebra durante el periodo de Félix González Canto, quien dejó de apoyar el proyecto bajo el argumento de una “crisis financiera” y su caída la concretó el entonces titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Rural e Indígena (Sedari), Gabriel Mendicuti Loría, quien de plano dijo que Hidroponía Maya había dejado de ser rentable y se convirtió en una carga para el gobierno del estado.

Planta pasteurizadora, ¿y las vacas?

Otro proyecto efímero fue la planta pasteurizadora de leche que se creó durante la administración de Félix González Canto, con recursos del programa Fomento Ganadero.

La administración estatal dispuso de nueve millones de pesos de recursos públicos para la creación de un consorcio ganadero para la producción de leche y queso en el estado, sin un estudio previo que hiciera ver a los responsables la evidente incapacidad de la entidad para abastecer la empresa, por la carencia de un hato ganadero suficiente.

El punto destinado para ese proyecto fue Bacalar, en donde se levantó una planta pasteurizadora de leche que, en las cuentas alegres del gobierno, tendría la capacidad de producir cinco millones de litros de leche mensuales.

“El proyecto es la pasteurizadora y la comercializadora, estamos involucrando a los contratistas, a la gente que nos provee la maquinaria para que ahí se haga un plan de negocios; no pretendemos en el primer año dejársela a los ganaderos, queremos hacer un plan de negocios donde ellos empiecen a dejar 30 o 40 centavos por cada litro de leche y que a la vuelta de tres años, ellos ya sean dueños de la pasteurizadora, no el gobierno”, señaló en su momento González Canto.

Al poco tiempo de ponerse en marcha, el gobierno del estado optó por concesionar dicha planta y el beneficiario fue Miguel Ramón Martín Azueta, quien además recibió recursos públicos para operarla pero terminó por quebrar y cerrarla. Se ha mencionado que, incluso, vendió los equipos que se habían adquirido para el proyecto.

Hoy la actividad lechera se encuentra a punto de la extinción en Quintana Roo, ya que los productores afirman que los centros de acopio se encuentran abandonados desde hace 10 años, ante la falta de apoyos oficiales.

Un tren bala que nunca se disparó

Aunque se trató de un proyecto original del gobierno de Yucatán, por entonces a cargo de Ivonne Ortega Pacheco, se le sumó durante el 2007 el gobernador Félix González Canto, bajo el argumento de que sería una obra que detonaría la región, particularmente por que ofrecería una conexión directa y rápida entre Mérida y Cancún.

Primero se habló de un tren bala y luego, poco tiempo después se le bajó la velocidad a tren rápido, pero ni uno ni otro cuajaron, pues terminó por ser de uno más de los tantos anuncios rimbombantes de los exgobernadores.

El tema quedó en el olvido, como muchos otros, hasta que Andrés Manuel López Obrador lo retomó y transformó la idea en el Tren Maya que abarca desde Chiapas hasta Quintana Roo, hoy está en desarrollo pero con muchas dificultades, deficiencias e irregularidades en sus cinco tramos que complican la promesa del presidente de inaugurarlo en diciembre de este año “aunque llueva, truene o relampaguee”, como reiteró hace apenas unos días.

Corredor frutícola, “puras naranjas…”

En la administración del doctor Miguel Borge Martín (1987-1993), dentro del programa general del presupuesto de 1990, se destinaron recursos financieros para impulsar los corredores frutícolas y las centrales ganaderas.

Miguel Borge Martín (1987-1993)

La idea del entonces mandatario no era mala, pero para ese entonces no había demasiado mercado para la distribución de los productos cosechados en la zona sur y centro del estado, como naranja dulce, piña, limón, entre otros.

En el municipio de José María Morelos se adoptó incluso una especie de centro de acopio, pero al no haber el mercado ni los apoyos para su comercialización hacia otros estados, el producto se echaba a perder y las ganancias a los productores mermaron hasta diluirse.

Hoy, el proyecto de los corredores frutícolas sólo queda en el recuerdo de algunas personas, pues además muchos productores optaron por otras actividades, ya que no hubo la visión de avanzar en el proyecto paso a paso, dependiendo de las circunstancias del momento, y el plan, que prácticamente contemplaba la idea de contar con árboles frutales casi al pie de la carretera, se perdió en el olvido.

Auditorio del Bienestar, una gran decepción

Una obra que se concluyó pero que estuvo plagada de irregularidades desde su concepción, fue el polémico Auditorio del Bienestar hecho en el gobierno de Roberto Borge Angulo (2011-2016), inaugurado a las carreras el 14 de septiembre de 2016, a unas semanas de concluir su administración.

Roberto Borge Angulo (2011-2016)

El contrato de obra pública para construir el inmueble se firmó en julio de 2014, entre la entonces Secretaría de Infraestructura y Transporte (Sintra) y la empresa FDL Compañía Constructora, representada por David Castellanos Rentería.

Los recursos provinieron del convenio entre la Sefiplan y la Federación para el otorgamiento de subsidios para proyectos de desarrollo regional 2014.

El contrato fue de 244 millones 759 mil 960 pesos y el plazo de ejecución fue de 210 días naturales, lo cual obligaba a la empresa a terminar el 8 de marzo de 2015.

La empresa terminó las obras 18 meses más tarde de lo previsto y fueron inauguradas a contrarreloj, ante la inminencia del fin de gobierno, pero con una serie de fallas que impidieron su operación: aunque su aforo estimado era para 12 mil personas —superior a las 10 mil del Auditorio Nacional en la Ciudad de México— no se consideró un área de estacionamiento de automóviles equivalente, carecía de suficientes aires acondicionados para hacer soportable la temperatura del interior, pese a su condición de tener una “ventana” directa hacia la laguna; las escaleras y gradas poseían un grado de inclinación que las hacía riesgosas, no se consideró instalar hidrantes por lo que en caso de un incendio no habría dónde conectar las mangueras de los bomberos, no se contemplaron salidas, sólo era posible la entrada y salida de un coche a la vez, entre otras irregularidades.

Han pasado más de seis años y la obra, a pesar de que se hizo, está en pleno abandono, en un estado de deterioro lamentable.

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Más sueños y fantasías

* Voleibol playero ¡sin playas! en Chetumal

En el 2019, en el gobierno de Carlos Joaquín, con arena traída de Veracruz, se realizó el Tour Mundial de Voleibol de Playa, a desarrollarse en Chetumal del 13 al 17 de noviembre. Fueron alrededor de 300 toneladas de arena sílica que tuvieron un costo de 16 millones de pesos. Las críticas fueron porque el evento se pudo haber hecho en cualquier municipio de la zona norte donde hay playas y arena suficiente, sin la necesidad de gastar en traerla de otro estado, además que se desconoce cuál fue su destino, una vez que terminó el evento.

* Construcción de un Cefereso

Desde el 2004, durante la administración de Joaquín Hendricks se anunció la construcción de un Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) para Quintana Roo, e incluso se presentó un documento-estudio con aval de la Semarnat para desarrollarlo en un predio en las cercanías con Leona Vicario. Con Félix González y Roberto Borge no se le dio el seguimiento y en el periodo de Carlos Joaquín el proyecto quedó oficialmente sepultado. Eduardo Ortiz Jasso, entonces director de Agepro precisó que el proyecto no se haría por falta de recursos.

* Escalera náutica, ¿o escalera al cielo?

Durante muchos años, empresarios de la industria turística, particularmente relacionados con el tema náutico, han insistido en el proyecto de la tan sonada escalera náutica, cuyo proyecto ha pasado de gobernador en gobernador desde Joaquín Hendricks hasta Carlos Joaquín González; sólo decían que sí, pero no avanzaron en el proyecto que consiste en enlazar las marinas de la entidad para que los turistas puedan hacer un recorrido desde Isla Mujeres, Cancún, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Cozumel, Tulum, hasta llegar a Mahahual y viceversa.

*Carretera de ocho carriles, promesa incumplida

Dentro de su Plan Estratégico de Gran Visión, Joaquín Hendricks Díaz se comprometió a ampliar la carretera de Chetumal a Cancún a ocho carriles e incluso dijo que la haría de concreto hidráulico y estaría lista antes de concluir su administración. Sin embargo, el tiempo pasó y todo quedó en una promesa más de gobierno. porque sólo la hizo de cuatro carriles de Cancún a Tulum con asfalto, además la dejó inconclusa hacia Felipe Carrillo Puerto y de ahí a Chetumal. Esta otra parte la terminó de hacer Félix González Canto durante su gobierno, pero también con el mismo material, pues en ningún momento se empleó el concreto que se había prometido ni quedó tan amplia como se ofreció.

* Proyecto Hemisferia, un fraude

Al exgobernador Joaquín Hendricks también le tocó anunciar el megaproyecto de Hemisferia, que consistía en un recinto ferial en predios cercanos al Aeropuerto Internacional de Cancún; sin embargo, todo el trámite ambiental fue ilegal y al no obtener los permisos, no se avanzó en nada. En el proyecto se involucraba al por entonces líder nacional del PVEM, Jorge Emilio González Martínez y al empresario Francisco de Paula León.

* Dragado del Canal de Zaragoza, inviable

En el 2019, también con Carlos Joaquín González en el gobierno, se anunció el arranque del dragado del canal de Zaragoza, que consistía en el aumento de profundidad a tres metros y la ampliación de 4.8 kilómetros hacia el interior de la bahía de Chetumal, para obtener un paso marítimo con una longitud total de 6.3 kilómetros. Sin embargo, los trabajos fueron suspendidos debido a la falta de recursos y en el 2021, el mismo gobierno dijo que inyectaría 160 millones de pesos para dinamitar una roca de laja que impide continuar con los trabajos de desazolve, pero a decir de expertos en temas ambientales, eso sería inviable por el daño ecológico que provocaría.

****** Como testigos de la historia, estas obras y proyectos pantagruélicos, unos a medias, otros abandonados en ruinas, deben ser una buena leccion; el milagro turístico no justifica el triunfo del ego sobre la responsabilidad, la trascendencia no está reñida con obras emblemáticas, pero hay prioridades como la salud, la seguridad, el alumbrado público, la educación y muchas más por encima del relumbrón, que de manera surreal se les escapa de las manos a quienes nos han gobernado. Es una constante tentación.