Canto del Gallo

El secreto para el éxito de la comunicación social y de la imagen política es la observancia e interpretación inteligente del momento, el contexto y la coyuntura.

La elaboración de una agenda de temas es indispensable, pero la «congruencia», lo es todo.

El mensaje debe ser breve, la imagen visual impecable, el color de la ropa debe ser observado en estricto, el clima previsto con mucha anticipación, la voz en off debe ser adecuada al sapo, pero al final, de nuevo lo importante es la congruencia.

Definir los protocolos, es decir, las políticas de comunicación social es complicado, deben ser traducidas y articuladas políticas claras y entendibles para el equipo responsable de la operación, debe establecerse la información organizacional y emocional (casi espiritual) con temas y mensajes de contundentes «tiros de precisión» breves y rápidos, para que en consecuencia estas acciones sean asertivas, empáticas y hagan click.

Un ejemplo cotidiano  de esta operación consiste en mesurar las entrevistas de banqueta, porque dispersan el tema o los temas programados para el día, que imponen la agenda que se pretende marcar, no hay que defenderse ni hacer nada personal, se debe sonreír mucho pero no siempre, deben estar preaprobados los mensajes considerados por la agenda de temas y la agenda de actividades que, además, no siempre son iguales porque algunas veces los temas del momento surgen en el día a día, así se va definiendo y articulando una imagen exitosa.  Hemos podido observar que los equipos comunicadores de los ayuntamientos comenten el mismo error, juegan con las mismas reglas viejas de todos los tiempos, no se adaptan, chacotean y no aterrizan, no saben dar respuestas contundentes ni posturas oficiales claras sobre los temas de la agenda pública, más bien actúan como si comunicaran para extraterrestres, les encanta el «fashion show», su manejo de redes sociales no da resultados.

Es evidente  que no les reditúan los millones de pesos que invierten en publicidad, es decir, los mismos personajes no se ven como ellos quisieran, mejor dicho, no se ven o se ven remal, no empatizan con la gente, no consiguen que sus jefes hagan click con el electorado o los potenciales votantes, simplemente pasan de madrugada, siguen dándoles importancia a medios de comunicación que ya sólo transmiten su propia fama pública y los interesados en ser electos o reelectos tampoco cambian a los responsables de estos menesteres, que siempre van a cuenta de su imagen, lamentablemente les encanta la comodidad del “club de Tobi”.

Aquí les va un ejemplo sencillo de cómo leer «este» momento haciendo un breve corte de caja: van ocho meses de pandemia y ocho meses de aguantar las vergonzosas «mañaneras», casi 100 mil muertos en México por el COVID, en Quintana Roo nos golpea una tremenda tormenta y dos huracanes en menos de dos meses, no hay dinero en el seno familiar, no hay empleos bien remunerados, hay deudas y el gasto diario asfixia, la inseguridad se mantiene en alta, gran parte de la ciudad sin alumbrado público, llena de baches, estalla una crisis con la empresa encargada de la recoja de la basura y se les sale de las manos a las autoridades.

En este contexto creo que el mensaje visual, auditivo y sensitivo de las autoridades debería de ser más claro, con expresiones serias, solidarias, de trabajo OPERATIVO, en orden de importancia, atendiendo primero lo URGENTE y luego lo importante, mostrar interés auténtico por las necesidades reales, no por las necesidades normativas, sino por las operativas, es decir, nadie le va a creer a un presidente municipal que «sale a recoger y tirar basura», es ridículo salir a revisar el drenaje y caer en un hoyo de drenaje que estaba destapado, es penoso.

No se puede en estas condiciones ir a cortar listones, salvar un perrito o distraerse en anticipadas y descaradas acciones de campaña, ni mucho menos posar sonriendo en las portadas de los medios más bizarros y chafas de siempre pues sólo generan una imagen de antihéroe y mandan el mensaje de «yo soy como este medio de comunicación».  En fin, cada quien su IMAGEN y fama pública, hay medios en los que da vergüenza «aparecer».

Como diría doña Esa: «Yo, las políticas de comunicación social me las paso por los huevos —calla tu boca—, salen muy caros los medios de comunicación».

 

El Xix

“Huay, me informaron que a los candidatos de Cecilia Loría no hay que quitarles el ojo de encima. Me preguntaron que si es cierto que hay ratas, drogadictos y ¿corruptos?, pues yo como no los conozco les contesté: ‘¡no sé, pero cuéntalo!’. Dicen sus adversarios que ‘ahí están las fotos y ya viene la campaña’”. Se acabó el papel.

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