Somos un equipo de profesionales que desde 2017 emprendimos esta aventura editorial para hacer un periodismo congruente, moderno, objetivo, incluyente y con información de utilidad.

Damos cuenta de la agenda política de Quintana Roo y el país, así como de una visión global internacional y nos declaramos defensores incansables del medio ambiente, la equidad de género, la diversidad sexual y los derechos humanos.

Léanos en nuestras versiones digitales de lunes a viernes y busque cada lunes nuestra edición semanal impresa con reportajes de fondo, entrevistas a personalidades de los ámbitos político, empresarial, deportivo, cultural y social y lo mejor de nuestros columnistas.

Porque lo más importante de la información es quién y cómo te la cuenta.

Misión

El despertador de Quintana Roo nace libre de compromisos de carácter económico, político o confesional. En este espacio no tendrá cabida la crítica por el solo hecho de criticar o para destruir, pero tampoco somos partidarios del elogio fácil.

Nuestra política editorial se apoya en valores universales de igualdad, respeto y libertada y asumimos los compromisos que implica defenderlos.

Rechazamos todo tipo de discriminación por razones de sexo, color de piel, origen o religión.

Somos partidarios de la pluralidad. La democracia y el empoderamiento de la sociedad de modo que apoyaremos su participación en la toma de decisiones en los ámbitos políticos, económico o social.

Somos respetuosos de la ley y del estado de derecho, pero también nos sumaremos nuestra voz a la de la sociedad en la exigencia de justicia y, sobre todo, seguridad para las familias. Porque los niños requieren un ambiente de paz para su desarrollo sano e integral.

Defenderemos y apoyaremos la equidad de género. Hombre y mujeres tiene, por ley, los mismos derechos y prerrogativas, de modo que ambos deben participar en igualdad de condiciones en la vida política, económica o social.

Somos incluyentes. Las deficiencias físicas, mentales y sensoriales no deben impedir a quien las padece su participación plena en la sociedad, en igualdad de condiciones.

Respetamos la diversidad sexual y apoyaremos la defensa de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales y transgénero, como los de cualquier otra persona, porque entendemos que los derechos humanos son universales.

El estado debe garantizar el derecho a la salud. Quien padece cáncer o el Síndrome de Inmunodeficiencia Humana (VIH) debe recibir atención médica, tratamientos y medicamentos hasta reincorporarse a la vida social o laboral.

Promoveremos las manifestaciones culturales y difundiremos la agenda cultural.

Apoyamos la legalización del uso medicinal de la mariguana y apoyaremos a quienes promueven su legalización para uso recreativo.

Somos promotores del respeto a la naturaleza, al ambiente y a la vida silvestre, nos comprometemos a promover un desarrollo sostenible, que cuida el ambiente, pero que también conserve la diversidad, y garantice a las generaciones futuras la satisfacción de sus necesidades.

De igual forma defenderemos los derechos de los animales domésticos y de la fauna urbana. Quien decida adoptar una mascota debe asumir los compromisos que eso implica con el animal y la sociedad.

Visión

El periodismo, como actividad practicada por mujeres y hombres comprometidos con su tiempo y su circunstancia, no mira con displicencia el devenir de la sociedad, ni se pone al margen de los acontecimientos, sino que atrapa a la realidad y se contamina o enriquece a su contacto.

Los periodistas pueden ser alquimistas de la Crónica; pueden hacer del reportaje un ejercicio de ilusionismo: pueden ser, ojalá lo sean, malabaristas de la palabra y de la imagen, pero lo que no deben hacer es traicionar la verdad de los hechos ni eludir o ignorar las versiones de los otros. Los otros también existen, también tienen su verdad.

En un sistema democrático el periodismo es un instrumento de la sociedad que debe servir de contrapeso a los abusos del poder. En los sistemas autoritarios la prensa es cómplice Y comparsa; utilizada nada más para difundir versiones oficiales, es decir, para enmascarar la realidad.

La relación entre prensa y poder es, en nuestro tiempo y espacio, más compleja, tortuosa. A veces da la impresión de un matrimonio mal avenido donde se miden fuerzas o se regatea el gasto. Pero aquí el error. Entre los periodistas y los príncipes nunca debió existir matrimonio y mucho menos concubinato, si no una relación profesional, con reglas y convenios transparentes.

Uno de los atributos del poder es la seducción, y la prensa a veces cae de rodillas, ya sea porque las finanzas son débiles o los principios endebles, o bien porque los orígenes son de dudosa estirpe.

Los detentadores del poder tienen justificaciones para todos sus actos; tienen explicaciones para todas sus conductas; pero la prensa debe tener por guía la duda para encontrar la verdad.

La prensa no debe descalificar a ultranza ni avalar conductas, sólo debe señalar, puntualizar, proporcionar elementos y contextos para entender la realidad. No imponer dogmas: debe ofrecer puntos de vista, motivar a la reflexión; buscar resonancias inéditas en la vida cotidiana; Inducir al gozo de la vida.

Cuando hayamos construido una auténtica democracia, la sociedad será el verdadero poder.

Y en esta tarea el periodismo tiene una obligación ineludible. Las afinidades de intereses con el poder en cualquiera de sus vertientes pueden ser legitimadas, pero siempre serán transitorias, perecederas, amoríos de ocasión.

Los valores, en cambio, no son efímeros, eso no se negocian bajo la mesa, no se devalúan no están sujetos a las leyes del mercado. Mientras la presa se identifique y defienda loa valores de la democracia, de la libertad, de la justicia, la dignidad, del pluralismo y de la tolerancia, no todo estará perdido. Mientras el periodismo privilegie los intereses de la sociedad por encima de las ambiciones y las presiones de grupos sectas, habrá certidumbre en el porvenir.

El poder, ya sea político o económico, sujeta, condiciona, maniata. Y el periodismo para que pueda cumplir con su misión, necesita libertad.

Y el único combustible que le garantiza al periodismo autonomía de vuelo y capacidad para resistir las turbulencias del mal tiempo es su credibilidad. Muchas felicidades y larga vida a El Despertador de Quintana Roo.