Detrás de la guerra entablada por el sindicato “Andrés Quintana Roo” contra Uber se encuentra el control de una importante red vinculada con la distribución de drogas y la prostitución en Cancún

GALO BURGOS

La guerra que mantiene el Sindicato de Taxistas de Cancún para impedir que la plataforma digital Uber pueda regularizar sus servicios en el Caribe Mexicano como ya lo hace en otras partes del país va más allá de la competencia que les representa el tema del transporte de pasajeros, pues está en juego uno de los eslabones fuertes que utiliza el crimen organizado para la venta de drogas y la prostitución, así como los sitios y puntos estratégicos que operan tanto en la zona hotelera como en la ciudad.

Durante muchos años ha sido un secreto a voces que entre los colaboradores de los grupos del narcotráfico, responsables de la ola de violencia que aqueja a Benito Juárez, se encuentra una red de operadores de taxis, solapados por dirigentes del monopólico sindicato que enlista a poco más de nueve mil conductores.

Y es que los hechos hablan por sí solos: tan sólo el año 2021 que acaba de concluir cerró con 17 taxistas de Cancún asesinados, 12 intentos de ejecución y cuatro desaparecidos, de acuerdo a información de la Fiscalía General del Estado (FGE).

Aunado a ello, existen decenas de investigaciones por robos, secuestros, narcomenudeo y ajustes de cuentas en donde algunos de los involucrados son taxistas, o al menos operadores de unidades rotuladas con el logotipo del Sindicato “Andrés Quintana Roo”, de las que se desconoce si sin legales o piratas.

Sin embargo, la plataforma digital Uber que funciona en la clandestinidad en Cancún, en virtud de que para las autoridades locales su operación es ilegal con base en las leyes de transporte en Quintana Roo a pesar de que existe un amparo al respecto, no garantiza que la situación mejore; por el contrario, la forma ilegal como se mueven actualmente genera suspicacia y hasta empeora la situación, porque abona a que el sistema de transporte del Caribe Mexicano continúe en la lista de los más inseguros y riesgosos del país, como lo afirma la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El propio titular del Instituto de Movilidad de Quintana Roo (Imoveqroo), Jorge Pérez Pérez, reconoce que los principales retos en el transporte público de Cancún son la influencia del crimen organizado y el pirataje, donde se coloca a Uber. 

Sindicato de Taxistas, eslabón del crimen organizado

Durante más de una década la influencia del crimen organizado al interior del Sindicato de Taxistas “Andrés Quintana Roo” de Cancún ha sido más que evidente, con un acaparamiento mayor de sitios y espacios públicos en plena zona hotelera, que es uno de los lugares más codiciados por el crimen organizado por el tema de la venta de drogas y la prostitución.

El Despertador de Quintana Roo buscó al actual dirigente del gremio taxista, Heriberto Núñez Cauich, para que emitiera un pronunciamiento respecto a qué están haciendo para atender el tema de la infiltración de grupos delictivos al interior del sindicato, pero no respondió las llamadas.

No obstante, existen serios señalamientos de empresarios turísticos y líderes hoteleros, quienes han reconocido que los diversos grupos delictivos que operan en la zona hotelera de Cancún cuentan con un ejército de taxistas que son los encargados no sólo de transportar, sino también de entregar a “dealers” la droga que se les vende a los turistas de diferentes nacionalidades.

“La autoridad y la misma dirigencia de los taxistas saben qué unidades y qué operadores andan metidos en actividades ilícitas pero no hacen nada”, refirió un hotelero de Cancún.

Actualmente existe una completa anarquía con el servicio de taxis en la zona hotelera, donde los operadores han acaparado muchos lugares para sitios y a pesar de que esto debería de ser controlado, los delegados responsables toleran esta situación, incluido que muchas unidades circulan con vidrios polarizados, con números económicos que apenas se aprecian.

También circulan muchos vehículos rotulados con franjas que por el hecho de estar en sitios afuera de plazas o de hoteles refieren que son taxis, pero no cuentan con los “copetes” característicos del servicio de transporte, lo que hace cada vez más evidente la influencia del crimen organizado.

Otro de los negocios que operan los grupos delictivos en la zona hotelera además de la venta de drogas es la prostitución, en donde un importante grupo de taxistas son los encargados de llevar a los turistas a diferentes sitios, algunos conocidos como el Manhattan, Queens Night Club, entre otros, en donde les ofrecen comisiones a los ruleteros por sus servicios.

Taxistas no quieren perder sus canonjías

Para Águeda Esperilla Soto, una socia de la plataforma Uber en Cancún, es evidente que los taxistas no quieren perder sus canonjías, tanto por parte del gobierno como de los grupos delictivos.

Mencionó que es claro que a los taxistas no les importa el tema del transporte, sino por el contrario, lo que buscan es cuidar el gran negocio y los intereses de quienes están detrás de sus taxis, como lo es la misma delincuencia organizada y el mismo gobierno, lo cual “es una tristeza que esto ocurra en Cancún”.

Respecto al tema de la regulación de Uber, Esperilla Soto manifestó su deseo de “que se resuelva pronto”.

El Despertador de Quintana Roo comprobó que la plataforma digital Uber se mantiene activa en Cancún y que hay varios operadores en funciones, aunque no aceptan un servicio fácilmente por temor a ser víctimas de los llamados “cuatreros”, que son personas al servicio de los taxistas que se hacen pasar por usuarios para llevarlos a los puntos en donde hay operativos de movilidad para que les quiten sus vehículos.

El método que utilizan para aceptar un viaje es establecer contacto directo con la persona que lo solicita y una vez que se aseguran de que es un pasajero libre, pactan el servicio pero le piden antes de abordar que en todo momento digan que son familiares, para evitar cualquier complicación con las autoridades locales en caso de ser descubiertos.

Cabe decir que aunque existe un amparo desde el año pasado, con el cual Uber podría operar en Quintana Roo, técnicamente están imposibilitados porque la ley de movilidad local lo prohíbe y por esa razón, si son identificados son detenidos por la autoridad.

En septiembre del 2021 un grupo de socios de Uber en Cancún llevó a cabo una manifestación que comenzó afuera de las instalaciones de la Dirección de Tránsito municipal y culminó frente al Ayuntamiento, en exigencia a que las autoridades dejen de emprender la “cacería” que hay en su contra.

En Cancún se estima que existe el registro de poco más de mil socios dentro de la plataforma de Uber, pero actualmente en su operación “clandestina” sólo hay unos 150.

Larga lista de delitos y casos bajo investigación

Apenas en diciembre pasado un taxista fue ejecutado en el  estacionamiento de Walmart de la supermanzana 21, en pleno centro de la ciudad de Cancún, a escasos 200 metros de la base de Seguridad Pública.

Información difundida por distintos medios de comunicación local con base en datos de la propia FGE evidencian que el año 2021 fue violento para los taxistas, pues cerró con 17 operadores ejecutados, 12 agresiones a balazos (lesionados) y cuatro desaparecidos.

En archivos de notas periodísticas locales se pudo conocer que uno de los casos más graves que demuestran la infiltración del crimen organizado en el gremio taxista fue la detención de 12 operadores del Sindicato de Taxistas “Andrés Quintana Roo” ocurrido en junio del 2019, a quienes se les vinculó con una red de narcomenudeo en la zona hotelera de Cancún.

La aprehensión corrió a cargo de elementos de la Secretaría de Marina (Semar) y la Policía Estatal, quienes emprendieron un operativo en el kilómetro 10 de la zona hotelera en Cancún, producto de una investigación que se llevaba a cabo.

En el operativo fueron detenidos 11 hombres taxistas y una mujer, además se aseguraron cartuchos de diferentes calibres tanto para armas largas y cortas, cargadores para armas largas, chalecos antibalas, placas de automóvil y 150 bolsitas con marihuana.

También fueron asegurados los taxis rotulados con los números económicos 8059, 5706, 1679, 1774, 4192, 3251, 3533, 4783, 7556, 2122 y 4407. Cabe recordar que los detenidos también tenían en su poder ropa similar a uniformes militares y una “narcomanta” que iban a colgar, con amenazas a dos sujetos a quienes señalaban por cometer extorsiones y asesinatos.

Ni a sus propios colegas respetan

La impunidad con la que opera el grupo delictivo al interior del Sindicato de Taxistas aliados al crimen organizado les permite no sólo amedrentar, sino también ahuyentar y en algunos casos hasta golpear a choferes “martillos” que se acercan a levantar pasaje cerca de sitios, tanto los autorizados por las autoridades como los “piratas” que hoy pululan no sólo en la zona hotelera, sino también en toda la ciudad.

“Existe una seria complicidad entre los taxistas aliados de los grupos delictivos y  autoridades del sindicato, porque cuando nosotros reportamos alguna anomalía, lo primero que nos dicen los delegados o responsables de vigilancia, es que por nuestro propio bien no nos volvamos a acercar a esos lugares a levantar pasaje”, explicó uno de los taxistas consultados por El Despertador de Quintana Roo, quien pidió mantener el anonimato.

“De hecho —agregó—, nosotros podemos llevar pasaje a cualquier punto de la zona hotelera, pero tenemos prohibido darles servicio desde ahí al centro, ya sea a trabajadores de hoteles y ni mucho menos a turistas”.

Otro taxista de la ciudad narró que en noviembre pasado tuvo la osadía de llevar a una pareja de turistas desde la avenida Tulum hacia el hotel Krystal, localizado en el área de Punta Cancún y en el trayecto los pasajeros le solicitaron al ruletero que los esperase unos momentos afuera del centro de hospedaje porque iban a requerir de otro servicio, lo cual fue aceptado por el conductor sin medir las consecuencias que implica el entrar a territorio de alto riesgo, como lo es la zona hotelera.

Al llegar, el operador cumplió el proceso de dejar a los pasajeros en la entrada del lobby del hotel y le comentó a uno de los guardias de seguridad que esperaría a los pasajeros para llevarlos a otro lado, por lo que el trabajador hotelero le pidió una identificación para hacer el reporte correspondiente con el delegado del sitio de ahí.

En cuestión de un par de minutos el operador fue rodado por taxistas de la zona hotelera, quienes lo obligaron a bajar de su unidad y le advirtieron que si se llevaba a los turistas no saldría vivo del lugar, por lo que lo “invitaron” a retirarse, “antes de que la situación se complicara más”.

En la zona centro de la ciudad también existen complicaciones y hay sitios de alto riesgo como los del ADO, Plaza Las Américas, Walmart del centro, Puerto Cancún y Puerto Juárez, tanto el de Ultramar como el de la terminal portuaria.

Esta situación refleja la forma en la que operan algunos taxistas, quienes se sienten amparados y protegidos por estar al servicio del crimen organizado.

Taxistas acusan, causan caos y no pasa nada

En julio y septiembre del año pasado, taxistas de Cancún cerraron la avenida Bonampak y la entrada a la zona hotelera, pero a diferencia de otras manifestaciones, en estas optaron por cubrir placas y números económicos con la intención de no ser identificados, pero eso sí, causaron tremendos caos viales que afectaron la imagen del destino turístico.

De hecho, en la última manifestación dejaron sin servicio de taxi la zona hotelera y causaron un serio problema a turistas que requerían movilizarse hacia el aeropuerto u otros puntos del destino.

En estas manifestaciones, además de recalcar su rechazo hacia la plataforma Uber, los taxistas acusaron a elementos de la Policía Turística de hechos de extorsión, amenazas y cobro de “derecho de piso”.

Durante la movilización más reciente, la autoridad que les dio la cara fue la secretaria del Ayuntamiento, Flor Ruiz Cosío, quien les dijo que se ha reunido en diferentes ocasiones con los líderes del gremio pero que estos no han accedido a llevar a cabo el proceso formal contra los señalados, es decir, interponer demanda penal alguna.

En medio de todo esto, se pudo conocer que hay socios y dueños de varios taxis que cada vez que hay algún tipo de protesta, principalmente en contra de Uber, les piden a sus operadores que participen y a cambio de ello no les paguen la liquidación en dos o tres días.

Sin embargo, detrás de esta petición de “apoyo” existe una completa simulación, porque mientras el “martillo” participa en las movilizaciones, el dueño de la concesión busca negociar tener más privilegios con las autoridades gubernamentales para no proseguir con sus manifestaciones y afectar con ello la imagen del destino.

Autoridades cómplices, proponen y mueven leyes a su antojo

El tener a la diputada local Erika Castillo Acosta como presidenta de la Comisión de Transporte ha servido para engrosar la impunidad de los taxistas de Cancún, pues tanto ella como miembros de su familia son socios del sindicato, como su papá Eric Castillo Alonzo, quien ya fue dirigente de la organización gremial.

De hecho, pese a que la actual Ley de Movilidad a nivel local es clara, porque en uno de sus artículos se prohíbe el servicio de transporte de pasajeros en vehículos que no cuenten con una concesión otorgada por propio Gobierno del Estado aun cuando estén adheridos a una plataforma digital, en septiembre pasado dicha diputada presentó una iniciativa para que las direcciones de Tránsito detengan a los choferes de Uber que operen sin concesión.

En su oportunidad, la promotora de esta reforma a la Ley de Movilidad detalló que su objetivo es brindar apoyo a los inspectores del Instituto de Movilidad del Estado de Quintana Roo (Imoveqroo) para combatir a los conductores ilegales.

Argumentó haber recibido un informe en donde el Imoveqroo argumentó no contar con personal suficiente para regular este tipo de transporte y por eso era necesario que se dotara de facultades a los elementos de tránsito para que puedan detectar y detener a estas unidades de Uber.

Para las autoridades de Quintana Roo el servicio de Uber en Cancún es considerado como el enemigo público número uno, principalmente para Imoveqroo.

De hecho, el titular de la dependencia, Jorge Pérez Pérez, reconoce que los principales retos en el transporte público de Cancún son la influencia del crimen organizado y el pirataje, en cuyo peldaño se coloca a Uber. 

Detalló que el servicio de taxis no pudo evitar ser blanco de cárteles de la droga y otros delincuentes, tal como lo ha hecho con otros negocios.

Incluso, dijo que por esta razón es que se han dado los recientes asesinatos de conductores de taxi, pues ello tiene que ver con su relación con estas células criminales, pero insistió en que todo esto  escapa a las facultades de regulación del Imoveqroo, ya que sus inspectores no tienen la capacidad de enfrentar a la delincuencia.

No obstante, mencionó que en donde sí tienen injerencia como Imoveqroo es sobre el mal estado de las unidades de taxis, la capacidad de los conductores y vigilar el cumplimiento de las medidas sanitarias contra el COVID.

Usuarios de taxis, molestos por mal servicio

Un sondeo realizado por El Despertador de Quintana Roo entre usuarios del servicio de taxi en Cancún coincidieron en señalar que el Gobierno del Estado debe de dejar de apoyar a los sindicatos de taxistas en lo que respecta al tema de la regulación del transporte mediante plataformas digitales y permitir que estas puedan operar, como ya lo hacen en otras entidades del país.

Roberto Cauich comentó que las autoridades deberían de enfocarse a poner orden dentro del transporte público existente, que es el que más problema representa para los usuarios y para el destino mismo por el tema de la inseguridad.

Comentó que los taxistas de la zona hotelera son “muy egoístas” al ahuyentar los servicios de Uber y que él ha visto cómo se hablan por radio para anotar placas y reportarlos para que más adelante detengan al automóvil.

“Los taxistas deben reconocer que el servicio de Uber no compite con ellos y deben dejar que el sol salga para todos, como pasó al final luego de que salió la placa federal de turismo que opera en el aeropuerto”, opinó Fany Hurtado, camarista de la zona hotelera.

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