* A sus 23 años, ha recorrido un camino lleno de desafíos y triunfos en el mundo del Jiu Jitsu, un arte marcial que, según él, transformó su vida, ya que desde niño enfrentó el acoso escolar debido a su sobrepeso y timidez, pero cuando descubrió el Jiu Jitsu, encontró una vía para defenderse, ganar confianza y, sobre todo, creer en sí mismo.

Por Sergio Masté

Cuando Yehel de Jesús Gómez Morales pisó por primera vez un tatami, no imaginaba que ese sería el inicio de un viaje que lo llevaría a convertirse en uno de los principales exponentes del Jiu Jitsu en México. Con apenas 23 años, su historia es un testimonio de superación personal y dedicación a un deporte que ha transformado su vida.

Desde niño, Yehel enfrentó el acoso escolar. El sobrepeso y la timidez lo convirtieron en blanco fácil de burlas, pero en su interior latía una fuerza que solo necesitaba ser canalizada. Fue en el Jiu Jitsu donde encontró esa vía de escape, un camino hacia la confianza y la seguridad personal. A pesar de provenir de una familia de boxeadores, decidió tomar un rumbo diferente, uno que le permitiera sentirse fuerte y capaz en su propia piel. “El Jiu Jitsu me brindó confort, me hizo sentir fuerte y capaz”, cuenta con convicción.

El inicio de su carrera en las artes marciales no fue en el Jiu Jitsu, sino en el Judo, una disciplina que le proporcionó las bases necesarias para incursionar en el mundo del combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, la curiosidad lo llevó a observar a sus amigos practicar Jiu Jitsu, y lo que comenzó como simple curiosidad, se convirtió rápidamente en una pasión. “Un día me invitaron a pasar y me dieron una tunda. Terminé mareado y cansado, pero supe que tenía que hacerlo”, recuerda con una sonrisa.

CADA SACRIFICIO LO ACERCA A SUS METAS

A partir de ese momento, Yehel dedicó su vida a perfeccionar su técnica en el Jiu Jitsu. El esfuerzo dio frutos, y en poco tiempo, comenzó a destacar en eventos nacionales e internacionales. Uno de sus logros más significativos fue obtener el subcampeonato panamericano el año pasado en Buenos Aires, Argentina. Pero lejos de conformarse, Yehel sigue en la búsqueda de más, preparándose para el mundial en Rusia y otro campeonato panamericano este año.

Para Yehel, cada día es una oportunidad para mejorar. Su rutina incluye entrenamientos intensos y sesiones de gimnasio, con el objetivo de afinar cada detalle de su técnica. El profesor Marco Mercuri ha sido una pieza clave en este proceso, ayudándole a desarrollar un plan de entrenamiento más enfocado. “Es un poquito más pesado, pero el resultado es mejor”, asegura Yehel, consciente de que cada sacrificio lo acerca a sus metas.

Pero no todo ha sido fácil en su carrera. Las lesiones han sido un obstáculo que ha tenido que superar, siendo la más grave una ruptura de ligamento cruzado en la rodilla. “Pasó por mi mente dejarlo, pero ahora veo que es por lo que otros me decían, porque por mi mente jamás ha pasado dejar el Jiu Jitsu”, confiesa. La adversidad, en lugar de debilitarlo, ha reforzado su determinación de seguir adelante.

TORNEO YAKUSA BJJ EN PLAYA DEL CARMEN

Además de ser un competidor destacado, Yehel también es un organizador apasionado del deporte. Actualmente, está involucrado en la organización del Torneo Yakusa BJJ en Playa del Carmen, un evento que busca difundir la práctica del Jiu Jitsu y motivar a otros a descubrir los beneficios de este arte marcial.

Compaginar su carrera deportiva con sus estudios en Administración de Empresas en el Tec Playacar no ha sido fácil, pero Yehel aborda ambos retos con la misma determinación. Su proyección a futuro es clara: continuar ligado al Jiu Jitsu, ya sea como competidor, instructor o árbitro. “Mi proyección de vida va a ser dentro de un tatami, hasta que ya no dé más”, afirma con convicción.

Para Yehel, el Jiu Jitsu es más que un deporte, es un estilo de vida. Y su mensaje para aquellos que temen enfrentarse a nuevos desafíos es claro: “No tengas miedo, sal de tu zona de confort y descubre lo que puedes lograr. Este deporte es para todos”.

Su historia es la de un guerrero del tatami, uno que ha aprendido a levantarse tras cada caída y a seguir adelante con la vista puesta en el horizonte, sabiendo que cada combate, cada entrenamiento, es un paso más en el camino hacia la grandeza.