* El ascenso meteórico de Marco Verde trae consigo no solo elogios, sino también tentaciones que podrían desviar al joven atleta de su camino

El escenario era perfecto: los Juegos Olímpicos de París 2024, la atmósfera cargada de tensión y esperanza, y un joven mexicano de 22 años, Marco Verde Álvarez, dispuesto a escribir su nombre en la historia del boxeo. Y vaya que lo hizo. Aunque no logró colgarse el oro, su medalla de plata devolvió a México al podio olímpico del boxeo tras ocho largos años de ausencia, haciendo soñar a toda una afición ávida de ídolos.

El rostro de Marco Verde, conocido en el circuito como “El Green”, se convirtió rápidamente en sinónimo de perseverancia y talento. Sus golpes precisos, su agilidad sobre el cuadrilátero y su corazón de guerrero conquistaron a millones de aficionados que, a través de las pantallas o en las gradas, aplaudían cada uno de sus movimientos.

Pero como suele ocurrir en el mundo del deporte, el éxito trae consigo una carga de expectativas. Con su medalla recién ganada, el siguiente paso lógico parecería ser el salto al profesionalismo, donde podría contender no solo por medallas, sino por títulos mundiales. Sin embargo, no todos están convencidos de que sea el momento adecuado para que Marco dé ese gran paso.

Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ha sido uno de los primeros en levantar la voz, sugiriendo que quizá el joven pugilista debería tomarse un respiro antes de lanzarse al ruedo profesional. “Le veo muchas facultades a Marco para el boxeo profesional”, comentó Sulaimán en declaraciones para ESPN. “Si él decide subir al profesional, que entienda que inicia un nuevo capítulo de su vida, al ser medallista llega con los ojos del mundo arriba de él, y eso puede generar mucha presión”.

Las palabras de Sulaimán no son solo un consejo, sino un recordatorio de los riesgos que implica la fama repentina. “A los medallistas, normalmente los apresuran demasiado”, lamentó el presidente del CMB. “Les empiezan a pagar muy bien desde el principio y les exigen, y no hacen el ciclo natural de un boxeador, que es ir peleando con rivales del mismo nivel, ir creciendo y agarrar experiencia poco a poco”.

La preocupación de Sulaimán no es infundada. La popularidad de Marco Verde explotó en París 2024, pasando de ser un joven promesa del deporte mexicano a una figura del boxeo olímpico y una estrella en redes sociales. Este ascenso meteórico trae consigo no solo elogios, sino también tentaciones que podrían desviar al joven atleta de su camino. “Marco debe mantener los pies en la tierra”, advirtió Sulaimán. “El glamour es muy peligroso para los seres humanos. Siento que tiene una familia unida, sólida, y eso le va a ayudar mucho”.

En un mundo donde la fama puede ser tanto un trampolín como una trampa, el futuro de Marco Verde se vislumbra con tantas oportunidades como desafíos.