El tema de hoy:

Lo que dicen los dibujos de los niños

Dra. en Psic. Laura Álvarez Alvarado

Si queremos saber qué piensa un niño o qué es lo que esta viviendo, solo tenemos que fijarnos en los dibujos que hace. En psicología es un modelo de técnica proyectiva, es decir, técnicas que sirven para recoger información y conocer el inconsciente del niño.

Mediante esta técnica psicológica se ha conseguido en la mayoría de las ocasiones averiguar si un niño está sufriendo malos tratos, abusos sexuales o una falta de cariño familiar.

El dibujo es un modo mediante cual se expresan los niños desde pequeños. Muy a menudo el sol, los árboles, la casa y las personas que dibuja son en realidad símbolos, palabras con las que se expresa esa preocupación que no puede decirnos en una conversación.

Cuando los niños empiezan hacer por primera vez garabatos en un papel, a todos nos parece que eso no significa nada y en un principio es cierto. Es aún una edad muy temprana para que los dibujos signifiquen algo, pero lo que si puede ser es que nos den datos sobre cómo va a ser la personalidad del niño, fuerte, débil, sensible, según los trazos, la intensidad o el color que elijan, pues puede proyectar unas cosas u otras.

Además de entretenerle y decorar nuestros hogares, los dibujos le sirven al niño para expresar sus sentimientos y preocupaciones. A su edad no tienen la madurez necesaria como para que llegue y nos diga “oye, tenemos que hablar del poco tiempo que pasas conmigo o de cómo le haces cariños a mi hermano y a mí no”. A pesar de sentir una preocupación no tiene la madurez de iniciar una conversación. Pero el hecho de que no nos lo diga, no significa que no tenga preocupaciones que lo hagan sufrir. Las tiene y las expresa, pero hay que estar atentos.

Si un día lo vemos pintando algo raro, debemos prestarle atención para saber si ocurre algo grave.

Cuando un niño pinta

Algunas de las características en las que debemos fijarnos son, por ejemplo, cómo sostiene el lápiz, si lo sostiene de manera suelta y relajada, pero si lo sostiene con fuerza transmite tensión. Si borran mucho es que pueden tener la autoestima baja. Si pinta con muchos colores significa que está alegre, aunque si esos colores se enciman y casi ni se entiende, puede que sea una persona irritable.

Debemos observar los más mínimos detalles, desde como sujeta el lápiz hasta la presión que ejerce sobre el papel.

Espacio: El yo esta en el centro y las funciones relacionadas con él se incluyen, a la izquierda el pasado y a la derecha el futuro, las esperanzas y las metas.

Trazos: Cuando el niño dibuja con un trazo fuerte demuestra la impulsividad, entusiasmo y necesidad de movimiento. Un trazo débil indica una personalidad sensible y un bajo nivel de tolerancia ante las frustraciones, por lo que bastará poco para que se sienta herido.

Formas: Las formas redondas demuestran una personalidad afectuosa, serena y accesible. Las formas puntiagudas o quebradas reflejan cautela, resistencia y tensión, como secuencia de una actitud a la defensiva que amenaza al niño. Las líneas demasiado rectas representan un deseo de autonomía de un niño sobreprotegido por sus padres.

Un dibujo es importante pero no definitivo. Con el niño puede expresar lo que siente, o cómo le gustaría que fueran las cosas. Hay que estar atentos a los elementos que se repiten.

Nunca interpretes tu el dibujo del niño. Habla con el niño y que te cuente el dibujo. Por ejemplo, los dibujos que hace sobre la familia nos aclaran cómo se siente con respecto a los demás. Pregúntale por qué ha dibujado a unos familiares y no a otros y analiza sus respuestas. A veces cuando llega un nuevo hermanito a la familia y el niño se siente desplazado y por eso no lo dibuja, aunque diga que “no había sitio para más” puede estar indicándonos que realmente lo que le gustaría es que el hermanito no estuviera.

Atentos al destinatario. Gran parte de los dibujos que hacen los niños los hacen para una persona; para mamá o papá, para los abuelos, para el maestro (a) etc. Lo que expresa el dibujo es un mensaje para esa persona. 

A los niños no conviene darles instrucciones muy concretas cuando van a hacer un dibujo. El hecho de que ellos elijan un tema y no tú resulta muy expresivo y esclarecedor para nosotros.

Hay que recordar siempre que la forma que tiene un niño de ver el mundo es distinta la nuestra, y a veces, algunos detalles que nos pasan sin darle mucha importancia él los vive como un drama durante varias semanas. Puede haber sido un beso que vio en una película, un accidente que miró por televisión, una niña que vio una sola vez pero que le impresionó; el mundo en el que vive es extraordinario y lleno de sorpresas. Debemos acostumbrarle a cortarnos las cosas que le preocupan, pero sabiendo que no todo es fácil de explicar para un niño, y que a veces le resultara más fácil mostrarnos un dibujo que contarnos sus problemas.

Si quieres conocer mejor a tu hijo, fíjate en lo que dibuja y no lo veas como un dibujo más. Eso te ayudará a comprenderle y saber si está bien, contento y feliz. De la misma manera te darás cuenta si está pasando una situación alarmante; si es el caso, es necesario que busques ayuda psicológica a la brevedad posible.

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