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LONDRES.- Paul Baxter, un cartero británico de 50 años, vivió una insólita experiencia que dejó a los médicos sorprendidos. Después de sufrir una tos crónica y malestares respiratorios, acudió al médico temiendo un diagnóstico de cáncer de pulmón. Las radiografías mostraron una masa en su pulmón derecho, lo que aumentó las sospechas de un posible tumor. Sin embargo, tras realizar una broncoscopia, los médicos encontraron algo inesperado: un diminuto cono de tráfico, un juguete que Paul había inhalado cuando tenía siete años.

El cono, de apenas un centímetro de longitud, había estado alojado en su pulmón durante 40 años sin causar problemas graves de salud. Según los médicos, el cuerpo de Paul encapsuló el objeto, lo que permitió que permaneciera oculto hasta que la tos crónica lo sacó a la luz. La extracción del juguete fue sencilla y, tras el procedimiento, los problemas respiratorios de Paul comenzaron a mejorar casi de inmediato.

Los especialistas del Royal Preston Hospital aprovecharon la oportunidad para advertir sobre los peligros de inhalar objetos pequeños, ya que pueden provocar complicaciones serias. Afortunadamente, para Paul, su cuerpo había adaptado su anatomía alrededor del cono, lo que permitió que esta historia tuviera un final feliz y curioso.