MARISOL BALADO ESQUILIANO

Janet, Carmen, Gilberto, Roxane, Emily, Wilma, Isidoro, Dean, Delta son nombres que seguramente recuerdan quienes viven en este hermoso rincón de México porque son los huracanes que han azotado las costas quintanarroenses a lo largo de los últimos 65 años y que han ido grabando en nuestra memoria la cultura de prevención; el martes pasado fue un largo día en el que a todos nos tomó por sorpresa la evolución tan rápida del fenómeno meteorológico así que nos movilizamos para prepararnos ante la llegada de un huracán que en pocas horas pasó de categoría 1 a categoría 3.

Mientras acudíamos a conseguir nuestro kit básico para huracanes que consiste en una despensa con alimentos para 3 días que no requiera refrigeración, agua, velas, linterna y un radio de baterías; atentos sintonizamos la radio para escuchar los reportes cada 3 horas, los chats de WhatsApp se activaron para mandar recomendaciones, ofrecer refugio, prestar una escalera o cinta para las ventanas de quienes no pudieron tapiarlas; en esa larga noche en vela nos sentimos acompañados, un sentimiento de hermandad se despertó. Una vez que Delta abandonó Quintana Roo para enfilarse al Golfo de México por Río Lagartos pasadas las 11 de la mañana, los quintanarroenses salieron de sus casas a retirar la basura que entorpecía las vialidades, miles de manos apilando ramas en los camellones apoyando a las autoridades a restablecer la normalidad.

Delta, huracán que tocó Quintana Roo con categoría 2, dejó saldo blanco y daños en infraestructura urbana; a casi una semana de su paso por tierras peninsulares el 98% de la energía eléctrica y el agua potable están restablecidos en los municipios afectados, el abasto garantizado y un aire de renovación y solidaridad en el ambiente.

Ojalá que así como afloró la cultura de la prevención el miércoles pasado, el espíritu solidario que se asomó a nuestras calles se quede entre nosotros.

PARADOJA

Al mismo tiempo que el huracán Delta azotaba las costas quintanarroenses, en la Cámara de Diputados se discutía largamente la extinción de 109 fideicomisos a los que el Presidente se refirió como nidos de corrupción; MORENA y sus aliados hicieron valer su mayoría aunque los partidos de oposición intentaban defender el FONDO NACIONAL PARA DESASTRES NATURALES entre otros como el de protección a periodistas y defensores de los derechos humanos, los de apoyo a la ciencia y tecnología, el cine y el de deportistas. La razón admitida para la extinción fue la opacidad en la administración y entrega de los apoyos a los beneficiados, en realidad es que la emergencia por el COVID 19 y la decisión presidencial de financiar sus ambiciosos megaproyectos (refinería Dos Bocas, aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya) han dejado sin dinero las arcas públicas federales para terminar este año, por lo que el gobierno federal necesita con urgencia echar mano de recursos de donde pueda. En el caso de los desastres naturales, ahora serán los gobiernos estatales los que deberán afrontar los gastos que ocasione un desastre natural.

Aquí le dejo mi correo por si tiene un comentario marisolbaladoes@gmail.com

Sonría que hoy también hay buenas noticias.