Roberto Guzmán

Ser homofóbico es tan ridículo

como odiar a los zurdos porque escriben

con la izquierda. E igual de idiota

pretender enderezarlos…

La discriminación se basa en un conjunto de estigmas inmerecidos, prejuicios desventajosos, estereotipos enraizados, y de tabúes aceptados acríticamente que comparten la sinrazón del machismo, la intolerancia religiosa, el racismo, el antisemitismo, la homofobia, el clasismo y la xenofobia.

Según el diccionario de la Real Academia, la homofobia se define como la aversión obsesiva hacia las personas homosexuales como una expresión hacia el temor a estar cerca de ellos y hoy con variantes como transfobia y lesfobia, ese temor crece aún más, ante el odio inexplicable de aquellos a quienes no les cuadra dentro de su hetero-normatividad prejuiciosa lo que es ser una persona LGBTTTIQ+.

Tal fue el caso hace unos días de dos representantes someros, moralistas, ovejeros, homófobos y oportunistas perniciosos del partido PT como del PRI, que buscaron impugnar el mandato de la Cuarta Sala Regional de Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) donde debían instrumentar medidas afirmativas para incluir candidaturas de grupos LGBT tanto en el listado de mayoría como en las plurinominales para el nuevo Congreso por votarse. Pero nuevamente su maldita homofobia que por años han vertido desde sus posiciones de poder, buscaban impugnarlo, al sentirse vulnerados en sus derechos políticos de aquellos a quienes ya habían registrado sus candidaturas, y debían de ser removidos por personas gay que, seguro estoy, les dan asquito, por lo que resultaba mas fácil desatender este asunto de orientaciones sexuales e identidades porque no solo les resumía el sustituir por sustituir a un “buga” por otro con una orientación distinta.

Basta recordar cómo estos dos personajes grises de la política de Quintana Roo que durante años solo han contraatacado a los grupos LGBT con falsos discursos y para quienes hemos resultado por años un peligro para las familias como para el estado, por el simple hecho de haber luchado y conquistado libertades y que se reconocieran derechos a favor de minorías, con leyes que hoy permiten matrimoniar a personas del mismo sexo, que hoy permiten construir familias con reconocimiento y adoptar hijos, revirtiendo así leyes que para ellos debieran continuar castigando y penalizando no solo al sector LGBT, sino también a las mujeres e indígenas de Quintana Roo bajo una ideología conservadora, al negarles ejercer el derecho que tienen de decidir sobre sus cuerpos.

Más allá de los avances producidos en el reconocimiento de los Derechos Humanos de nosotras las personas LGBT, “la comprensión correcta de los principios fundamentales de los Derechos Humanos, así como de las normas existentes en esta materia, deben continuar conduciendo al inevitable reconocimiento de los derechos políticos de todos nosotros “los Diferentes”, pero sobre todo al derecho que tenemos, toda persona, de expresar nuestra orientación sexual tomándonos en cuenta nuestro bienestar como los derechos de los otros, a no ser perseguidos, o privados de libertades o de la injerencia social.

De ser así, mis estimados lectores, de haber permitido esta intentona del señor Flota y el diputado Villatoro, hubiera prosperado la negativa de no acatar lo dispuesto por el Ieqroo para que a lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero de Quintana Roo no se les hubiera permitido participar en este proceso de elección que ya comenzó, resumiendo así su intención a reforzar el  rechazo hacia los gays de la entidad y sus estigmas y discriminación irracional hacia nuestro colectivo LGBT, intentona que pudo haber coadyuvado a permitir continuar tratándonos como objetos de persecución, hostigamiento y violencia, y reforzar dos máximas expresiones de homofobia halladas en la encuesta nacional ENADIS del 2010, la cual revelaba que cuatro de cada diez mexicanos no solo no estarían dispuestos a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales, sino también que consideraban que a los ciudadanos LGBT no se les debía permitír gobernar.

Me pregunto, estimado lector, si usted hubiese sido la madre o un padre de una chica trans asesinada, o de un hijo gay con intentos de suicidio por un bullying homofóbico, qué pensaría usted de esta intentona homofóbica…