MÉXICO.- A 15 años desde que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), entonces liderado por Marcos, estructuró el territorio chiapaneco que se encontraba bajo su control en cinco regiones conocidas como “caracoles” y dirigidas por las denominadas Juntas de Buen Gobierno, la dirigencia del movimiento zapatista desestimó los proyectos de infraestructura que el próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, quiere impulsar en el país.

Para conmemorar la efeméride, el movimiento y sus simpatizantes se encontraron durante varios días de agosto en la sede del caracol de Morelia, cerca de la montañosa población de Altamirano, donde subrayaron su desencanto con el próximo gobierno de la República, así como su visión del riesgo de “despojo” que enfrentan sus0020tierras.

“Me equivoqué. Nosotros habíamos previsto que iba a haber un fraude electoral (y lo hubo, pero en otro sentido). Habíamos previsto que López Obrador iba a ganar, pero que el sistema le iba a escatimar el triunfo con trampas. Y estábamos pensando en cuáles eran las opciones del sistema después de ese fraude. […]”, dice una misiva firmada por los subcomandantes Moisés y Galeano.

“Entonces nosotros pensamos ahora, por lo que estamos viendo, que no nos equivocamos, que en efecto el sistema escogió, de entre los cuatro candidatos al que se propone como más eficiente, el señor López Obrador. Y las pruebas de amor que dio el señor López Obrador, o que está dando este señor, para el gran capital, o sea para el finquero, son, entre otros, la entrega de los territorios de los pueblos originarios. Sus proyectos para el sureste, por mencionar algunos, para el Istmo, para Chiapas, Tabasco, Yucatán y Campeche, son, en realidad, proyectos de despojo”, añade.

Para los zapatistas, la mayor prueba de que López Obrador no emprenderá la gran transformación que promete es que por primera vez “no hubo fraude electoral y lo dejaron ganar”, dio a la agencia Efe Gilberto López y Rivas, antrópologo y exasesor del EZLN.

Subrayó que en octubre el movimiento tejerá su estrategia para los próximos años en un encuentro del Congreso Nacional Indígena, que agrupa comunidades originarias de todo el país y que este año apostó por presentar una candidatura propia a la Presidencia de México por primera vez, Marichuy, quien no logró concurrir por falta de avales.