*Mazatlán es ejemplo del impacto que los migrantes estadunidenses generan en los lugares donde se establecen, ya que adquieren bienes raíces y se apropian socialmente de los espacios públicos

MÉXICO.- El flujo migratorio de jubilados de Estados Unidos a México es un fenómeno creciente, que ha sido poco estudiado a pesar de tener efectos económicos y culturales, señaló el científico social Omar Lizárraga Morales.

El investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa adelantó que la migración de jubilados estadunidenses hacia la región noroeste de México continuará en los próximos 10 o 15 años, promovida principalmente por motivos de esparcimiento, distracción, clima y cercanía geográfica.

“A pesar de la cercanía geográfica con Estados Unidos y la creciente tendencia de la migración de ciudadanos norteamericanos a nuestro país –que tiene efectos económicos, sociales y culturales en las sociedades receptoras– en México son escasas las investigaciones sobre el fenómeno”, recalcó.

El especialista en turismo de retiro y migraciones internacionales dijo a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) que al realizar estudios comparativos de la migración estadunidense en Mazatlán y en Cabo San Lucas notó que estos migrantes conforman una población minoritaria, pero con poder económico.

Mientras en Mazatlán el perfil socioeconómico promedio de los migrantes estadunidenses es de nivel medio, en Cabo San Lucas abundan los grandes empresarios, inversionistas y directivos jubilados con un ingreso superior.

“Mazatlán es un ejemplo de los impactos que los migrantes estadunidenses generan en los lugares en los que se establecen, ya que adquieren bienes raíces y se apropian socialmente de los espacios públicos, como el centro histórico o la playa”, planteó.

Omar Lizárraga advirtió que, “además, se puede hablar del impacto negativo al ambiente –por ejemplo, la erosión de playas, a causa de las construcciones que realizan y de sus prácticas de consumo”.

El investigador refirió que el flujo migratorio de jubilados norteamericanos a México se debe a factores como el envejecimiento de la generación del ‘baby boom’, es decir, personas que nacieron en la posguerra, cuando se registró un repunte en las tasas de natalidad en países como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, entre los años de 1946 y 1964, y que han estado en condiciones de jubilarse desde el año 2011.

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