Desde sus inicios, la humanidad se vio en la necesidad de contar con un sistema de medida para los intercambios de animales y suministros, por lo que se diseñó un sistema métrico universal. Es fácil contar gallinas, marranos o cabras, pero no era fácil contar granos de maíz, trigo o medir aceite y vino. Los egipcios tomaron como medida las dimensiones del cuerpo humano, es decir, brazo, pie, dedo y codo, que es la unidad de longitud más conocida desde la antigüedad. Más recientemente, basados en un sistema de longitud y masa universal se renombró lo que en griego significa MEDIDA, es decir METRO (mil milímetros), a la unidad de volumen de líquidos la llamaron LITRO (mil mililitros, 1 dm3) y a la unidad de peso base KILO (mil gramos). En la vida real, desde hace muchos años el sistema métrico universal en México se ha reinventado: resulta que los mexicanos somos más cabrones que bonitos; cargamos gasolina en medidas en las que un litro es de 800 mililitros y por si fuera poco el gobierno nos da de pilón los ya conocidos “gasolinazos”. También, cuando compramos tortillas compramos un kilo de 800 gramos; así, en nuestra mansedumbre y acostumbrados a la corrupción y a los abusos, nos meten la manguera de gasolina, nos manosean la tortilla y de paso hemos redefinido un sistema métrico a la mexicana, que aplica en muy diversos productos de la canasta básica, como el huevo, el pollo, el frijol, y hasta calibramos las básculas para que sea oficial: un KILO en MÉXICO equivale a 800 gramos, la báscula no miente; los que mienten son los comerciantes RATEROS, que nos roban sin pensar que todos somos hermanos y que la honradez y la solidaridad hacen buenos ciudadanos, hacen Patria, y no se escamotea, porque se convierte en CORRUPCIÓN e IMPUNIDAD y en TRAICIÓN.

Todos sabemos que la Profeco no funciona, no protege a ningún consumidor, es de todos comprobado que los “moches” en gasolineras están tabulados. Las autoridades tampoco protegen al ciudadano con la energía y con toda la fuerza con las que se deben castigar a corruptos empresarios, comerciantes y prestadores de servicios, que abusan de todos y nos ponen en total estado de indefensión.
¿Quieren ganarse la simpatía, la aprobación y el voto? Pues hagan su trabajo de manera diligente, con entusiasmo, con compromiso y sensibilidad social. Rompan con las costumbres de dejar ir y dejar pasar; porque sí pasa, está pasando todos los días, pero también México está cambiando, aunque poco a poco y aunque sigamos viviendo con nuestro acostumbrado sistema métrico universal a la mexicana: de litros incompletos, de kilos de 800 gramos, y de frases populares como la de “el que no transa no avanza”. Como diría doña Esa: “No es lo mismo pedir un KILO de huevos de gallina prieta…” o “40 LITROS de Magna” y tampoco es lo mismo pedir “un METRO de encaje negro….”. ¡Uay! Le dije: “Hoy estás muy violenta, mejor baña a tu gallina con shampoo”. Me caigo al mar.